jaquelinagdiaz Jaquelina Diaz

Una historia corta para el día de hoy. La portada es gentileza de dark_storybook (instagram)


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#depresion
Cuento corto
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Única parte

Otro día agotador. No veo la hora de llegar a casa, tomar un baño, relajarme y olvidar hasta el lunes las tareas de la oficina.

Compraría un café para llevar, pero viendo la cantidad de gente, creo que perdería el tren a casa, mejor sigo mi rumbo.

Conozco muy bien estas calles, creo que cumplí parte de mi sueño al venir a vivir aquí. Pero esta gente, son todos desconocidos, son todos ajenos, al igual que yo. Camino entre ellos como si no existiera; tal vez ellos sientan lo mismo. Las ganas de acercarme a alguien y saludar, simplemente para charlar un rato, cada vez se me hace mas raro, incluso si lo hago por alguna red social. Todos son muy abiertos en las redes, pero en los encuentros... se alejan mucho a lo que son en realidad. Tal vez, estoy un poco atrasada con las conexiones, es decir, las humanas. un simple "hola" no asegura una respuesta. ¿Cómo debería presentarme? tal vez: "Hola, tengo 200 seguidores en mis redes. ¿Es eso suficiente para entablar una amistad con usted?". Eso es ridículo, aunque más ridícula soy yo, que me rio de mis pensamientos sin disimulo.

En la oficina la comunicación es simple, "dame unas copias de esto", "hay que firmar esto otro", "el café esta frio", aunque últimamente, nadie me dirige la palabra, debe ser esa época del año en la que todos están ocupados sin tiempo de nada. Pero eso lo empeora todo, cada día me siento más sola. Tengo lo que siempre quise, para esto me esforcé todos estos años, pero aun me siento vacía. ¿Qué que supone que tengo que hacer?. Sólo quería alejarme de la gente que me hacia mal, y ahora creo que los extraño. Pero.. ¿Qué es lo que extraño?, ¿las peleas?, ¿los gritos?, ¿amistades falsas?, ¿un novio controlador?, ¿familiares pesimistas?. No creo extrañar nada de eso. Entonces, ¿por qué me siento así?

Llegando a casa, estos pensamientos casi no importan, solo necesito una ducha que limpie todo este mal.

Antes de entrar, noto que las luces están encendidas. Por mas raro que parezca, siento que esto ya me pasó. Intento entrar con cuidado, pero mi llave no encaja, no entiendo el problema. Intento con la puerta trasera, ya, estoy dentro. Con sigilo me dirijo a la cocina, hay café preparado, también olor a algo dulce. Nadie conoce mi dirección, ¿Cómo es posible?. Ya no estoy tranquila para nada, pero intento no hacer ruido, y mientras busco mi celular en el bolso, me dirijo a la sala, donde me encuentro a una familia viendo plácidamente una película. En MI casa, Mi sala. Exijo una explicación, y se giran horrorizados. ¿En serio están sorprendidos?, están invadiendo mi vivienda. Pero nadie me contesta, murmuran entre ellos. Mi rabia se va multiplicando, eso, sumado al miedo que tenia, por la incertidumbre de el por qué, el cómo, y qué eran capaces de hacer. Eran tres, en contra mío, sola. Y de un momento a otro escucho:

- ¡Tu ya no vives aquí!, ¡Déjanos en paz!

Tenía que ser una broma, no entendía nada. Yo vivo en esta casa, yo pago mis impuestos, trabajo, hago todo lo necesario para vivir tranquila y cómodamente en esta ciudad.

Al cabo de unos segundos los vuelvo a escuchar.

- ¿Ya se habrá ido?

Sigo aquí, en frente de ellos, ¿no me notan?, esto no me divierte, solo quiero que se vayan, y dejen mis cosas. ¿Mis cosas?, ese sofá no es mío, ni las cortinas, ¿Qué es lo que esta pasando?. Me dirijo al buzón, es lo único que puede tener pruebas de que esta casa es mía, pero no. ¿De quién es este nombre?, esta fecha también esta mal. No es septiembre, estamos en el mes de marzo, ¿no?.

Subo corriendo las escaleras, mi habitación no está, no hay nada mas que un viejo espejo, pero, en ese espejo tampoco estoy. Y no estoy porque ya no existo, ¿por qué?.

Lo recuerdo, ya no podía seguir, o tal vez, ya no quería seguir; seguir fingiendo, intentando ser normal, intentando ser feliz, justificar cada cosa que hacia. No me arrepiento, creo. Supongo que esto es todo, nunca pensé que llegaría al punto de cortarme para dejar de sentir. Recuerdo que gracias al vacío que tenía no sentí el filo que atravesaba mis muñecas. Veía esta situación muy ajena a mi, ahora entiendo que no hay que dar nada por sentado, pude haber buscado ayuda pero estamos acostumbrados a cegarnos por el orgullo, eso de "no necesito ayuda" o "estoy bien, no necesito de nadie". También nos mortifica el "¿qué pensaran?" o "¿qué dirán?", "hablaran en el trabajo sobre esto". Debí haber pensado más en mi y no en el resto, debí dejar de sentir culpa por haber dejado todo atrás. Ella nunca me dejo, por mas que lo intentara siempre estaba ahí, incluso ahora.

Creo que aún no me iré, me quedare un rato más.


16 de Octubre de 2020 a las 20:23 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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Jaquelina Diaz Canalizar todo tu ser escribiendo... lafrikidelaesquina.blogspot.com

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