Escuchaba pasos detrás de mí a menos de un metro, un escalofrío recorría mis brazos y besaba mis mejillas. "Solo tú te puedes proteger" palabras sabias de mi madre.
Llegué al final del pasillo hasta un gran espejo de cuerpo completo.
—¿Ésta es mi apariencia? —me pregunté a mi misma.
Mis ojos recorrieron mis brazos y mejillas que estaban cubiertos de la sangre de mi ex marido. En una mano descansaba el cuchillo y alado del espejo sobre la mesa, el único testigo de esta masacre: su pez.
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