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En lo alto de un faro, al borde de un acantilado, se produce un encuentro que tal vez llegue demasiado tarde.


Drama Todo público.

#drama #romance
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Hacia el cielo estrellado

La chica se detuvo al pie del faro. Aquel edificio cilíndrico de blancas paredes se extendía sin fin, apuntando hacia el cielo estrellado. En lo alto, la luz giratoria alumbraba cíclicamente la oscuridad alrededor del cabo. No parecía que hubiera nadie alrededor, así que abrió la puerta metálica y accedió al interior.

Una escalera de caracol de desgastados peldaños ascendía entre la columna central y la pared. Comenzó a subir, paso a paso, descubriendo innumerables declaraciones de amor pintadas en las paredes. Nombres de auténticos desconocidos y fechas que tenían algún significado para ellos, y que a ella solamente le hacían sentirse peor.

No tardó en llegar a la cúpula en la cima. En el centro, la potente bombilla resplandecía, rodeada por una plancha cilíndrica de metal que giraba a su alrededor, provocando que girase con ella el haz de luz que se proyectaba hacia el exterior a través de la vidriera.

La chica atravesó la puerta practicada en la pared de cristal y accedió al balcón exterior. Se subió al zócalo del que partía la barandilla de metal, al borde del abismo. A sus pies, contempló el vacío hasta la superficie en la base del faro y, más allá, la ladera rocosa del cabo que descendía hasta encontrarse con el mar embravecido.

—No lo hagas, por favor.

Se dio la vuelta y descubrió una figura recortada contra la luz de la lámpara. Cuando esta se desplazó, pudo reconocer la etérea figura de su amado, observándola a ella con expresión de temor en el rostro.

—Estoy harta de esta vida. No tiene sentido si tú no estás conmigo.

—Por favor, con esto no vas a arreglar nada.

—Pero pondré fin a esta agonía. No sabes lo que estoy sufriendo tu falta.

—Lo sé. Sé que te despiertas por las noches, con los ojos llenos de lágrimas, acariciando mi lado vacío de la cama. Sé que apenas sales de casa, que ni siquiera tu madre ha logrado que le dediques una sonrisa sincera. Pero créeme: así no vas a arreglar nada.

—No. He tomado esta decisión y no me voy a echar atrás ahora. Espérame dondequiera que estés.

Cerrando los ojos, la chica se dejó caer de espaldas. En la caída hacia el vacío, sintió cómo sus brazos la rodeaban con fuerza y gritó desesperada.

—¡No! ¡Suéltame!

Unos días más tarde, despertó en una cama de hospital, conectada a multitud de máquinas. La habitación estaba repleta de ramos de flores y tarjetas, pero la chica lloraba desconsolada. Aquello que más ansiaba en el mundo le había sido vetado, y ahora volvía a estar encadenada a una vida de sufrimiento sin su amado.

30 de Septiembre de 2020 a las 16:04 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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