u15974473961597447396 Miguel González

Un muchacho despierta en un hospital después de un accidente en medio de la pandemia, pero se encontrará en medio de una realidad sobrenatural que lo desafiara a luchar por su sobrevivencia.


Horror Horror zombie No para niños menores de 13.

#zombie #sobrevivencia #terror
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Inicio al infierno

El joven miraba al cielo de la habitación, era el único en aquel sitio donde había siete camas, pero las demás estaban desordenadas y vacías. Había abierto sus ojos e intentaba averiguar qué había sucedido, no escuchaba ruido alguno y no sabía bien cuánto tiempo había pasado desde que había sufrido el accidente, pero le pareció extraño que ninguna persona hubiera ido a revisar su estado después de la operación, solo escuchaba el viento que susurraba un inquietante hálito de soledad y un olor a suciedad intenso.

Su situación se originó producto de una mala decisión y una conducta imprudente. La pandemia se había desatado en Chile hacia ya dos meses , los rumores decían que arribado a tierras nacionales por algún turista en un viaje de placer ignorante de haberse contagiado de un nuevo virus que ya en China estaba arrasando a sus habitantes, el asunto es que las autoridades al detectar que la enfermedad ya había entrado en acción decidieron tomar políticas de resguardo confiando inocentemente en la responsabilidad de las personas, craso error en una sociedad neoliberalista donde la mayoría de la gente ha sido adoctrinada para controlarla por el consumismo y la comodidad. De esta manera cuando se dieron cuenta de que las medidas no tenían efecto en la ciudadanía decidieron que era el momento de implantar control de manera forzada mediante cuarentenas parceladas para no coartar el comercio y algunos servicios esenciales, aunque se rumoreaba que en cualquier momento llegaría una cuarentena total.

Fue así que Felipe harto de restringirse por guardar algo de dinero en caso de que decretaran cuarentena total para comprar alimentos y cosas necesarias, decidió darse un gusto comprando comida china, había llegado tarde a casa del trabajo, y quería comer algo rico para inaugurar el fin de semana viendo una buena película para olvidar todas las noticias del virus que ocupaban todo el tiempo de los canales nacionales.

Tomó su celular, sus audífonos y puso a Morrissey a todo volumen bajando por las escaleras para evitar un posible contagio al ocupar el ascensor, pues nadie sabía si alguno de los habitantes del edificio podía tener el virus ya que habían informado que también podía ser asintomático y podía haberlo infectado.

Escuchando "Every day is like Sunday" con la voz melancólica del inglés llego a la calle que estaba desierta, observó el restaurante chino al otro lado y confiado cruzo sin ver el semáforo,...fue cuando un golpe repentino lo sumió en un estado surrealista, de improviso contemplo el cielo estrellado y estiró su mano intentando alcanzar una de ellas, pero en ese preciso instante una fuerza de gravedad irresistible lo absorbió y lo empujó hacia el pavimento, lo habían atropellado.

Lo último que recordaba fue la oscuridad y luego vagamente el rostro de una doctora que le hizo algunas preguntas y después nada. Ya había pasado una hora y aún seguía solo en la cama vestido con esas típicas batas que dejan a la vista el trasero y conectado a una especie de suero que quizás hace cuánto ya se había acabado, la ventana seguía cubierta por una persiana, pero a través de ella se filtraban algunos rayos de sol lo que le daba la impresión de que era avanzado el mediodía.

En aquel estado se dedicó a agudizar sus sentidos para detectar alguna presencia humana que pudiera asistirlo, grito pidiendo ayuda, sin embargo toda señal fue nula, por lo que sin poder esperar más tomo valor y de un impulso saco la vía intravenosa de su brazo y con un esfuerzo intento incorporarse. Un dolor atacó todo su cuerpo, pero descubrió que era soportable, así que se levantó para asomarse por la ventana, así descubrió que se encontraba en el hospital Sotero del Río, pero no divisaba a nadie, más bien parecía que hace un tiempo que no había estado nadie en las cercanías, ni tampoco en la avenida que se divisaba a lo lejos. Recordó las últimas imágenes de la televisión de otros países que mostraban a sus principales ciudades como lugares fantasmagóricos, sin personas en ellas para evitar el aumento del contagio, el virus se extendió a una velocidad inimaginable por todo el mundo. Aun recordaba la cara del ministro de salud declarando que teníamos "el mejor sistema de salud del mundo" y después de que llego al país poco a poco la gente fue cayendo enferma, pero las autoridades declararon que todo estaba bajo control, sin embargo hubieron extrañas noticias de pacientes que mostraban extrañas conductas, incluso un pastor religioso hablo en la tele de un "castigo de Dios", pero todo fue negado por el gobierno como fake news.

Absorto en el paisaje desierto su atención fue rota por un ruido repentino, Felipe, volvió de sus pensamientos, miro la manilla de la puerta que se movía y se preparó para recibir al visitante intentando tapar su trasero al aire, más nunca se llegó a abrir. Decepcionado se dirigió con toda la rapidez que le permitía su condición a la puerta y tomando la manilla la abrió de golpe. Lentamente se asomó y lo que vio lo confundió más aún, se encontraba delante de un pasillo largo y oscuro, todo parecía haber sido arrasado, no había nadie y su mente de inmediato detecto de que algo grande había ocurrido,...¿una evacuación obligada?, ¿Había vuelto el estallido social?, ¿una invasión zombie a lo walking dead?, Todo tipo de ideas lo invadieron, pero todo eso se detuvo cuando escuchó un llanto que provenía de aquella oscuridad que reinaba al fondo del pasillo,...era una especie de lamento angustiante que le heló la sangre, hubiera preferido volver a la habitación cerrando la puerta, sin embargo necesitaba respuestas y nadie se las estaba dando,...era el momento de arriesgarse así que tomo una barra metálica que estaba botada en el suelo y sigilosamente avanzó tanteando la pared hacia el origen de aquel ruido y al cabo de unos momentos su vista comenzó a acostumbrarse a la penumbra y se dio cuenta de que el camino se quebraba hacia la izquierda, allí al doblar la encontró. En el suelo había frente a él una muchacha, estaba encogida y sus manos ocultaban su rostro, vestía de enfermera y sus ropas parecían en parte haber sido arrancadas dejándola semidesnuda.

—Señorita, señorita—dijo Felipe acercándose a la mujer que al escucharlo se sobresalto intentando huir, pero el muchacho le tomo la mano evitando que se fuera

—Tranquila, soy un paciente, desperté hace un rato y no hay nadie... ¿Qué es lo que pasa? ¿Podría decirme?

— ¡Ellos andan por aquí!—exclamo alterada la enfermera— ¡debemos huir!

— ¿Huir de quién?

—Ellos estaban aislados, pensamos que habían muerto como los demás, pero no lo estaban...

— ¿A qué se refiere? realmente no entiendo lo que me dice.

—Intentaron atraparme y casi lo logran, hay que irse de acá...

La mujer se soltó de su mano y despavorida corrió por el pasillo perdiéndose en la oscuridad. Felipe quedó perplejo de pie no sabiendo que pensar, fue cuando en algún lugar del hospital escuchó algo que lo puso atento, eran como muchas personas que corrían y unos gritos guturales.

Felipe aferró con fuerza la barra de metal , entre temor y nerviosismo pensó que no era el mejor escenario para él, con el cuerpo adolorido, descalzo y con el trasero al aire mientras los gritos se acercaban, miro al cielo y exclamó.

— ¡Esto debe ser una broma!

16 de Agosto de 2020 a las 00:04 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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