paparazzip19 Gabriel Gutierrez

Como en los Cuentos de Calleja para pasar un rato ameno en esta cuarentena y recordar anécdotas de nuestros ancestros, que decían tienes más cuentos inventados que Saturnino Calleja que enseño a leer a los niños con sus cuentos donde aprendieron deleitándose en el leer.


Cuento Todo público.
Cuento corto
0
2.6mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

ESPANTO AMIGO

A comienzos del siglo XX, la naciente ciudad de Rubio en el Táchira, Venezuela, era llamada la Ciudad Pontalida en aquellos días por los innumerables puentes que la cruzaba el río Carapo que bajaba de las montañas de la zona sur este del estado Táchira. Por el año de 1.920, Rubio era centro de residencia de apacibles productores de café como de otros rubros agrícolas y agropecuarios que para esa época residían los productores en lo que hoy se llama Pueblo Viejo en la zona colonial de casas con amplios corredores de dos aguas que daban a la calle empedradas estos corredores eran para colocar las cargas de café para almacenarlas cuando llegaban las recuas de bestias trayendo las cosechas.

Una tarde del mes de marzo próximo a la Semana Santa. Jovita una moza rubiense se había quedado en casa de sus amigas, las Fernández, charlando de trivialidades de la vida cotidiana del pueblo, entre chismes vienen y chismes van de tertulia amena no se dio cuenta qué atardecía rápidamente.

-Es cuándo Don Eulalio padre de la Fernández, le pregunta ¿Jovita, te vas a quedar a dormir en la casa? ¿Te mando a preparar un cuarto para que sigan con las cuitas?

-Hay Dios, don Eulalio no me había dado cuenta de la hora, me voy rapidito para la casa ante que se ponga más oscuro.

-¿No quieres que te acompañe uno de los muchachos?

-No, muchas gracias don Eulalio no quiero molestarlos más.

Jovita sale caminado rápido tomando la calle cuesta arriba hacia la salida del pueblo por donde vivía, pasa varios puentes, ya está bastante oscuro pero va caminando rápido, aún no han encendido los candiles en las puertas de las casas que pasaba.

Entonces escucha una voz que la llama por su nombre que dice:

Jovita, espérame!.

Se voltea rápidamente y ve que viene un señor de mediana edad bien vestido con su flux de dril color blanco con corbata caminando rápido, se para y lo espera llegar.

-Ahhh muchacha creí que no te iba a alcanzar, le dice sonriente.

-Yo soy un amigo de tu papá Don Marino, tengo tiempo que no lo veo, espero que esté bien, a ti si te recuerdo pero estabas muy pequeña, fui varias veces a tu casa a los sancochos y mutes divinos que hace tu mamá Doña Juana, me la saludas a ella dile, que estoy muy bien.

-Gracias señor pero no lo recuerdo ahora pero su cara si me parece conocida.

- ¿Qué hora es? preguntó Jovita.

-Bueno espera que saco mi reloj de la cintura, bueno falta un cuarto de hora para la siete de la noche.

-Gracias vamos a caminar más rápido que ya vamos a pasar el Cementerio, no me atrevería a pasar sola por esa calle menos mal que me encontró usted y podemos pasar por esa calle, ¿a usted no le da miedo?

-Bueno a decir verdad Jovita, cuándo estaba vivo sí, pero ahora reposo en paz allí en aquella lápida que se ve con el Cristo, ya no.

Dicho esto Jovita pega un tremendo grito estruendoso y se desmaya, cae el suelo.

Ya son las ocho de la noche y Jovita no llega a su casa, sus padres se preocupan y manda a los muchachos al pueblo a ver que le paso a Jovita.

Salen presurosos los pelados, Chucho, Jacinto y José sus hermanos a buscar a su hermana Jovita, pero no van molestos más bien contentos querían ir a ver las muchachas amigas de Jovita que más excusa para llegar de noche a sus casas a preguntar.

Cuándo van llegando a la puerta del cementerio ven un cuerpo tirado en la calle, corren rápidamente y se dan cuenta de que es Jovita. La encuentra aún desmayada, la despierta y Jovita reacciona con un grito, Mamáaaa… y empieza a llorar.

Rápidamente sus hermanos la recogen y la llevan para la casa, al llegar se arma un gran alboroto, unos dicen prepárale un té de tilo, para que se calme y deje de llorar.

-Jovita ¿qué te paso? le pregunta su mamá doña Juana.

-Mamá yo no hice nada y le contó todo lo del señor con todo pelos y señales.

-Caramba viste fue a Don Ceferino amigo muy educado y amable de tu papá. Él siempre venía a comer cuando teníamos fiestas y me decía que soy la mejor cocinera de sancochos y mute que él había conocido, se tomaba hasta cuatro platos de sopa, jii..jii..jii..

Don Marino dice: -¡Mi amigo Ceferino!, qué tiempos aquellos cuando estaba vivo, era un gran amigo mío por cierto creo que mañana es su día, le voy a mandar a decir una misa por su alma.

-¡Y tu Jacinta! ya ves lo que te pasó por andar cotorreando hasta tarde, así que sirva de lección.

Jaa..jaa..jaa.. Se ríen todos sus hermanos, eso le paso por andar de chismosa con las amigas dijo Chucho y todos continuaban riendo.

12 de Agosto de 2020 a las 16:04 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Fin

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~