new_eye Violette Kepler

En una florería, donde las flores se dividieron, ocurrió una terrible desdicha, que jamás debe pasarle a una flor


Cuento No para niños menores de 13.

#·microrelato #·flores
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El bucle del jardín


"Si las flores tienen uso de razón, es probable que también tengan corazón"

Las flores de la florería cargan esto generación tras generación, es imposible escapar de ello. De un sentimiento, y sus consecuencias por no obedecer las reglas.


Las mañanas eran iguales en la florería y el jardín, el florista arreglaba sus bellas flores antes de abrir el negocio, las flores más hermosas y listas las cortaba para después ponerlas en el mostrador.


La historia comienza siempre cuando cierra algo, en esta ocasión, se cerró el negocio.


Además del florista, está como su mano derecha en el jardín, las rosas, numerosas y las favoritas de los enamorados y las que sin duda generaban más ganancias, en especial el 14 de febrero.


Hermosas y superiores entre las demás flores. Tenían de sucesora a las violetas, las del mejor aroma, después las corrientes margaritas.


Y entre ellas, está una de las flores más jóvenes, la pequeña margarita, y la favorita de la gran rosa. Era pura e inocente, igual que el color de sus pétalos, ni siquiera el florista sabía de su minúscula existencia.


Vecinas de las margaritas, eran los geranios, flores que sin duda pocos adquirían y que solo eran flores de campo, como los girasoles, aunque estos eran respetados por su envidiable altura. Mientras que los geranios cuando crecían, se volvían unas hermosas enredaderas, era preferida para las paredes del jardín.


No obstante, los geranios no eran los más queridos entre las flores del jardín, eran excluidos, y eso los puso de mal humor, según ellos, las culpables eran las presumidas rosas.


Cansados de ser mandados por las rosas, crearon otro partido, para las flores menos queridas pero numerosas y que seguían creciendo, para su suerte, habían flores que pensaban como ellas, siendo las menos queridas del jardín.


Entre los mejores geranios, destacó una flor por ser la más fuerte, incluso las rosas lo reconocen, pero era aún joven, y era la segunda al mando de ese grupo de "incomprendidas" del jardín.


Todo era normal, cada quién en lo que le correspondía, ni siquiera al florista le intereso, solo era regar y cortar flores, para finalmente venderlas en ramos o bouquets.


Hasta que llegó el día que cambió todo, cuando el florista corto un gran grupo de margaritas, y los geranios por error se movieron, pues la gran rosa estaba a punto de dictar un nuevo mandato y este incluía un nuevo acuerdo entre las flores, basto solo un espacio en blanco para que el geranio joven viera por primera vez a la pequeña margarita.


Y la semilla que derramo la flor, fue que ella volteo a verlo, de manera curiosa.


Sin que se dieran cuenta, al cruzar las miradas, algo toco en lo más profundo de sus tallos, el centro sintió algo que nunca se había sentido.


Según los pensamientos, las flores no pueden sentir algo tan afectuoso como el amor o un cosquilleo como la ilusión o una fantasía, ellas tienen la labor de provocar eso a lo que llaman sentimientos.


Sin embargo, así fue. Una reacción que ninguno quería.


Pasaron solo unos días, el geranio intento negar aquella sensación, pues el amor a primera vista nunca sale bien. Pero todo su interior quería estar con ella. Durante esos días, el geranio solo tenía conflictos consigo mismo.


Solo quería que eso terminara y volviera a ser todo como antes, un buen puesto, el siguiente jefe de los geranios y el otro partido de flores, solo quiere las voces de sus superiores diciéndole que estaba destinado a la grandeza, y no las voces que le decían que debía estar con ella, para una paz infinita, decidió hacerle caso a esa voz del interior de su pistilo.


A diferencia del joven geranio, la ingenua margarita sentía curiosidad por saber quién era aquella flor con la que sin duda quedo impresionado con su corola. No podemos declararle culpable del todo, ella era aún inocente, y joven, la gran rosa en varias ocasiones fue sobre-protectora con la margarita, y las demás margaritas no tenían interés en conocerla.


Tras ello, el joven geranio, tan solo para estar en el silencio, tuvo que sacar las raíces de la tierra, algo que jamás debe hacer una flor, y ninguna flor debe hacerlo.


Fue despacio y con cuidado, no quería llamar la atención ni despertar a ningún geranio o a alguna flor cualquiera, podía estar seguro de que todas las flores estaban dormidas porque tenían cerradas las corolas, formando capullos.


El geranio tenía miedo, pues estar fuera de la fértil tierra le hacía sentir completamente inseguro, desprotegido, y pequeño, como aquella margarita.


Logro escabullirse detrás de las margaritas, calculando el lugar donde la vio, detrás de tallos cortados, allí estaba, la pequeña seguía despierta, tarareando una canción que se le vino a la mente estos últimos días, en el preciso momento que vio a aquella flor.


Apenas voltea, encuentra al geranio, tan solo su inesperada presencia, la asusto. Ella iba a gritar, pero en lo profundo de su ser, algo la hizo cortar su grito, lo reconoció.


Ambos hablaron, se presentaron; la margarita deslumbraba con la luz lunar y con su dulce voz, el geranio era muy cortes, y le llegaba a sacar, involuntariamente, una sonrisa, o varias a la margarita.


El geranio se sentía impotente, cada vez que estaba con ella, sentía una paz absoluta, y una rara sensación única y placentera que jamás había experimentado. Pero intento ocultarlo.


La margarita se sentía completa al escucharlo, su curiosidad parecía disminuir, pero también subir, como si fuera un elevador.


Los dos se pusieron de acuerdo, y prometieron volver a encontrarse cada noche en secreto, al pensar seriamente en las consecuencias. Las margaritas si vieran a la ajena flor de su sector, se sentirían desdichadas y maldecidas, incluso se sentirían despreciadas por las otras flores; mientras que los geranios acabarían con el geranio por ocasionar un desorden en la jerarquía, y si los geranios ven a la margarita, la molerían en pedazos.


Con esa promesa, ambos se despiden, solo por esa noche.


Al volver a enterrarse, el geranio medito cada cosa, lo que hizo, y lo que ella hizo, ¿por qué algo en su interior quería ir con ella?


Ella era hermosa, la luna ilumino cada parte de la bella flor que era, eso pensó, su rostro estaba sereno.


Inocente, pura, adorable, eso pensó, sentía cosquillas.


Tranquilidad, paz, silencio, sonrisa, eso pensó, se formulo una sonrisa.


Una maceta vacía cayó de la góndola.


El sonido despertó al geranio, la sonrisa se borró del rostro, igual que aquellas ideas.


Cerró los pétalos, pero la voz dentro del pistilo, cerca del ovario de la flor, se formo un eco de esa voz que le decía que vaya con la margarita, que solo la necesitaba a ella, tenía que abrir los pétalos, para eliminar el eco, aunque siguiera la voz.


Intento dormir esa noche. Y las siguientes.


A la mañana siguiente las flores se cuestionan sobre la maceta, cómo llegó a caerse, ya que el viento no era tan fuerte, y esa maceta estaba bien escondida. No se les paso por la mente que fueran alguna de ellas, pues tienen terminantemente prohibido salir de raíz, a menos que sea el propio florista.


El florista no estaba nada contento con la perdida de una maceta bien cara, pensó que tal vez fue una rata, o tal vez solo el viento, salió de inmediato del jardín al escuchar la campanilla de la puerta principal, se trataba de un cliente.


El misterio de la maceta alarmo a las flores en general al escuchar lo que dijo el florista, que podía ser una rata, o cualquier plaga dentro del jardín, o cualquier otra cosa. Algunas solo toleraban a las abejas, pero algo como esto era inquietante.


A pesar de que debían permanecer juntas hasta nuevo aviso del florista, eran vulnerables en la noche, pues todas llegan a dormirse, y no pueden cuidar a sus hermanas menores.


Las noches eran mágicas, y se volvieron las favoritas de la margarita, siempre el geranio iría a verla, para enamorarla, darle mimos, besar sus hojas que tenía como manos, acariciar su corola, decirle lo bella que luce. Pero lo más importante, dejaba de estar asfixiada por la sobreprotección de las flores, y la preocupación por aquella plaga era pasajera.


El geranio, al hacer todo lo mencionado, al dejarse llevar por el interior de su pistilo, se sentía más enamorado de la margarita que incluso se desconocía a sí mismo, ¿es el amor que siente por la margarita lo que lo ha cambiado, lo que la ha hecho más sensible? ¿La margarita y su inocencia lo estaban cambiando?


Sí.


Sí.


Pasar desapercibidos dejo de ser una actividad nocturna, gracias a las ordenes de ambos bandos de permanecer alerta, siendo descubiertos por un pensamiento, siendo su especie considerada "las flores más sabias del jardín". Los pensamientos eran vecinos de las margaritas, uno de ellos descubrió al geranio, y habló con él, para decirle que salir de su jardín no es seguro, en especial en una situación como esta; si fuera el geranio que empezó a jugar a las escondidas, le habría echo caso, pero, siendo un geranio diferente, no escuchó la advertencia. Aquel pensamiento negó con la cabeza, aunque ese no era el problema, su problema era el amor que sentía por la margarita.


Después de esa noche, el florista ya identifico el problema dentro del jardín, la expresión en su rostro al verlo no era nada agradable, ni tanto como la noticia. Tuvo que salir de inmediato, cerró la florería y se fue.


Luego de la partida del florista, el pensamiento fue a hablar con ella. Está quedo sorprendida, decidió tomar cartas en el asunto de manera inmediata.


La rosa hablo con el geranio mayor. Este no tenía ni idea de ello, le contó a detalle, la situación de la pareja, que corren un riesgo.


El geranio mayor ordeno al resto de sus seguidores vigilar al geranio responsable más seguido.


Se sintió decepcionado, le pregunto por qué lo hizo.


El joven geranio le comento que solo quiso atreverse a pensar diferente, lo comento entre risas.


El geranio mayor se quedo en silencio y sorprendido, se fue diciéndole que se siente muy decepcionado, y que ya no podrá ser su sucesor.


El joven geranio negó con la cabeza mientras solo sonreía, y pensaba en la margarita.


No entendía por qué querían alejarlo de su amada, quería verla, algo en él le exigía verla, ese algo que le exigió desde el principio, todo en lo único que pensaba era en ella, quería estar con ella, quería seguir con ella, quería hablar con ella, y ese día, él quería besar por primera vez a la margarita en un punto que no era sus hojas.


El geranio ya no podía pensar con claridad, en cambio la margarita, solo quería saber qué pasaba.


El florista volvió, subió todas sus cosas, empacó y alisto a todas las flores en su remolque.


Allí, justo al llegar al sector de los geranios, notó algo que nunca llegó a pasar por su cabeza, lo dejo más que sorprendido. Lo que fue su falta de responsabilidad.


Entre ellas estaba floreciendo maleza, y esta contenía una plaga. En especial, el geranio del final, el geranio de un tallo más fortalecido, fue el que recibió el impacto.


Logro salvar a un gran grupo de geranios, dejando solo a este y a otros que lo rodeaban. Arrancándolas de raíz y dejándolas en otro lado, cerca al bote de basura.


Cuando iba a deshacerse de esas flores, notó que faltaba una, la más infectada.


Las margaritas aún no llegaron al remolque.


Los geranios tenían miedo, igual que las flores que guardo en el remolque.


Desde que se separaron las flores, una maleza empezó a crecer cerca de los geranios, pero esta, junto a una plaga sobre sus hojas, llegaron a infectar a uno de ellos, parte de la plaga de color blanco que portaba la hoja cayó dentro del estambre de una de las flores del joven geranio, empezó a infectarlo, desde que lo llenaban de grandes ideas, hasta el amor por la margarita.


Durante esos días, el geranio intento resistir y pelear contra la plaga que invadió el estambre y posteriormente el pistilo, pero dejó que lo consumiera la maleza, apenas la escuchó, y empezó a fusionarse con ella.


Las margaritas al saber con lo que estaban tratando, rodearon más a la margarita menor, la que aún tenía semillas para sembrar más flores como su especie.


El geranio ya no era el mismo, sus hojas estaban llegas de polvo blanco y negro, la maleza se enredo en su tallo, y cerró el sépalo como si la estuviera ahorcando, los pétalos estaban caídos y en las mismas condiciones que las hojas; no solo ello, sino que tenía una actitud fuera de su especie. Una actitud como la de una plaga, que quiere reproducir esa peste en otra planta, ese virus al que él confunde con amor sin saber que estaba enfermo.


La margarita al acercar su vista, vio a su amor. Estaba muy asustada. Ese no era el amor de su vida, no era su geranio, era un monstruo.


Tan solo verlo se sentía más asustada, tan solo verlo, se le quebranto una parte de ella.


Antes de que el geranio llegara al sector de las margaritas, llegó el florista al rescate y logro deshacerse del geranio maligno.


Luego se llevó las margaritas con los demás geranios al remolque. Lanzó la bolsa con el resto de desperdicios. Colocó el letrero en venta, y se fue de allí sin mirar atrás.


La margarita, se aferró a una de sus hermanas mayores, empezó a llorar. Está la consoló. La margarita al menos seguía sana, igual que las demás flores, y los geranios estaban igualmente sanos.


La margarita empezó a reflexionar, ¿cómo fue que el geranio se contagió?


La rosa mayor, le explico dos cosas, primero, el caso de la maleza, generalmente la maleza es germinada porque las semillas no son procesadas por el estómago de un pájaro, y suelen sembrarse en cualquier planta, en especial enredaderas, siendo estás los geranios. En segundo lugar, el motivo por el que no se permitía que una flor saliera de su sector, se secan, y para seguir vivas, necesitan un ser vivo que les proporcione algo, sino estabas condenado a marchitarte, por eso la maleza llegó a infectar de inmediato y más rápido al geranio, si no hubiera escapado, el geranio seguiría vivo.


Esto último lo sabe, porque esta paso por lo mismo hace años, y su infectado, era una orquídea, de la que también estaba sumamente enamorada. Y una iris le dijo al gran pensamiento el peligro que corrían las flores más importantes del jardín. Y se deshicieron de la orquídea, de la misma forma que ocurrió con la maceta, por eso las flores se escandalizaron, pensaron que estaba pasando otra vez.


La margarita, quedo sorprendida, ¿hasta eso llegó el amor que tenía por su geranio? Si el pensamiento no hubiese hablado, se hubiera infectado.


Años después de aquella tragedia. La margarita se volvió mayor y se convirtió en la líder de su especie y mano derecha de la nueva rosa mayor. Y apenas se enteró que un clavel estaba persiguiendo a un lirio. Fue sin duda algo que jamás quiso volver a oír, porque le traía recuerdos de algo que no quería volver a sentir, no quería recordar ese sentimiento del amor, porque por el amor, murió su amadísimo geranio. Que aunque no quisiera, se quedó con ella, en su raíz.

1 de Noviembre de 2020 a las 21:36 0 Reporte Insertar Seguir historia
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