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Falkenburg de Guama

Deja que el tiempo pase, y ya veremos lo que trae

Gabriel García Márquez


Del hijo mayor de mi abuela materna, Sebastián, lo único que sabemos es que al parecer, mi abuela le profesaba un gran amor y eso le traía muchos problemas con mi abuelo. Nunca supimos las causas por las cuales se tuvo que ir de la casa. Según mi tía Justa, mi abuelo lo echó porque él le tenía celos. Ella nos contó que acerca de la vida de mi tío se comentaba muy poco, y alguna vez escuchó que se había ido a trabajar a algún lugar de las costas caribeñas y que luego se había convertido en capitán de barco, que no tenía ni hogar ni familia, que hablaba muchos idiomas y que el mar se había convertido en su lugar. Viajaba por el mundo sin descanso como Falkenburg, de puerto en puerto, sin tocar tierra como si estuviera condenado al castigo eterno de buscar el Cabo de la Esperanza, así le costase el juicio final.

Al principio, cuando ella lo comentó, pensábamos en la historia de Remedios la bella en Cien años de soledad, que según su abuela contaba, se había elevado a los cielos porque no podía aceptar que se había ido, a pesar de que todo el mundo sabía que la joven se había fugado del lugar con un amante.

Años más tarde, mi tía Justa se enteró, no sabemos por qué vía, de que mi tío, el capitán Sebastián Torres, se encontraba en el puerto de la Guaira y, así, fue a reencontrarse con él, a solas, no se sabe por qué razón mamá no fue con ella, pero esa decisión de mi vieja jamás fue discutida o comentada.

Mi tía, pasaba ya los 90 años de edad en una de las veces que fui a visitarla a su casa; acompañados de unas tortas de plátanos y café, me contó cómo fue su encuentro con su hermano, me dijo que lo reconoció enseguida, que hablaron durante muchas horas.

Sebastián le contó cómo había sido su vida de errante por el mundo, los países que había visitado, las cosas que había visto, y ella, por su parte, le habló de todas las novedades de la familia, de las vicisitudes que habían afrontado y al final comentó que ninguno de los dos se había sorprendido de que después de todos esos años que habían pasado todavía se acordasen de la cotidianidad compartida: de cuando jugaban en el patio, de las historias de espantos que mamá Petra contaba por las noches, de las canciones que cantaba cuando pilaba el maíz y del olor a café cuando Paulita, su madre, le preparaba el desayuno.

Me contó también que se dieron un largo abrazo de despedida; me contó que había quedado conforme con aquel encuentro y que el fantasma de aquel hermano del que se había separado por muchos años había vuelto para decirle que estaba bien y que no se tenía que preocupar más por él, me dijo también que él había levantado la mano desde la popa del barco, sonriéndole, para decirle adiós; sí, así se fue mi tío Sebastián, sin un énfasis, como en un relato de García Márquez...

29 de Julio de 2020 a las 00:01 4 Reporte Insertar Seguir historia
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Rowena Draugr Rowena Draugr
Excelente!! Un ritmo narrativo envidiable y una escritura pulcra y muy cuidada. Realmente me entretuvo de principio a fin!
February 12, 2021, 15:54
José Mazzaro José Mazzaro
Me gustó mucho, buena influencia de García M.
October 25, 2020, 16:53
Valentina Rodríguez García Valentina Rodríguez García
Bonito. Una historia de familia, un momento dos memorias en tres tiempos
July 30, 2020, 14:31
MS Maigualida Santi
Historia sagrada....ordena el presente para ponerle LUZ al camino por transitar y hacerlo diferente con la fuerza de los ancestros para llegar más lejos. Celebremos los q estuvieron antes y a honrar con el gozo el placer y la alegría de simplemente SER
July 29, 2020, 00:33
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