https://www.youtube.com/watch?v=zg_ZXGX4gns&feature=emb_logo
La melodía del banjo comenzó a sonar por el pequeño bar; seguido de una melodiosa voz varonil, los castaños ojos de Otabek se posaron en el interprete de la canción; un muchachito rubio que no aparentaba más de 18 años, algo delgado y que usaba un sombrero tipo gambler aun dentro del lugar, miraba con admiración la forma en que las manos del chico acariciaban con maestría el instrumento y como sus labios emitían aquella preciosa voz.
El rubio sonrió al saberse observado por aquel hombre extranjero que parecía demasiado bien vestido para el ambiente del lugar, un pequeño bar en medio del Oeste.
Castaño y verde se encontraron.
Y al perderse en aquellos ojos jade Otabek supo que ese era el hibrido que estaba buscando, Yuri Plisetsky.
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