aldec01 Aldeco René

No porque me haya dado la vida estoy obligada a sentir algo por ella, yo no tuve tanta suerte al nacer.


Historias de vida Todo público.

#LeeElmodeloejemplar
Cuento corto
0
3.5mil VISITAS
En progreso
tiempo de lectura
AA Compartir

EL MODELO EJEMPLAR.

Hoy te recordé muy claramente en este vagón pestilente y de mal estado, donde las siluetas de nuestro pasado danzan con cada aroma desagradable y se pierden entre las exhalaciones de múltiples desconocidos. Desgraciadamente soy la heredera de un retrato que aborrezco, la continuidad de la genética destacando cada imperfección y la nueva enemiga de la verdad más obvia. Todas aquellas ideas se desprenden de mi subconsciente, dibujándose con mi dedo anular en la ventanilla y jactándose cada una de ser mejor que otra, donde tus decisiones se anteponen a mi cordura, tus palabras ante mi juicio y un espasmo deja cicatrices e indiferencia. ¿Recuerdas cada uno de mis sueños rotos madre? Dislocados como mi brazo y tu conciencia, como mi infancia y tu presente, tan fríos y endurecidos como mi boca en esos días que no pudo cerrarse. Ahora tú y yo somos enemigas de la misma calaña, del mismo tiempo pero no de la misma época, ya que yo he podido llegar más lejos gracias a la miseria que me ofreciste en aquellas ruinas que llamabas hogar. Recuerdo tu sonrisa al contar anécdotas falsas, como si el pasado solo fuese un vestigio o un vago recuerdo de quien narrase una mala historia. Aparentabas frente a quien era nadie lo que nunca habías sido, tras la conveniencia de una moneda a la par de otra prenda mía cayendo al suelo.


¿Cuánto podre valer hoy madre? ¿Cantos regateadores habrá en esta nueva subasta de mi inocencia? O podríamos perder el tiempo contando los centavos que caen de tu mano y salpican la sangre que brotan de mi entrepierna Nuevamente regreso aquel lugar donde las mujeres debíamos guardar silencio y morder nuestros labios al compás de todas esas manos de hombre, ahí donde la carne se malluga y no se acaricia, donde mi edad es prioridad y mi dignidad es solo un juego. Me mantengo recostada intentando descansar después de cada jornada, mis extremidades aun no respondes pero eso no lo decido yo, la mezcla de alientos repugnantes ahora me perfuma y no importa que tan lejos este de todos ellos, sus palabras continúan haciendo eco. Después de todo has logrado construir un maravilloso paraíso, diseñando estructuras irreales que aislaban cualquier sonido o llanto por desesperado que fuese este, afortunadamente después de trece años de aquella atroz rutina aprendí a guardar silencio y a limpiarme por mí misma.


Los detesto a todos, aun sin conocerlos puedo ver en sus rostros muecas desagradables y estúpidas, todo gracias a ti. Desearía anhelar como todas las chicas al mirar un rostro de mentón prominente, pero solo deseo llegar a la bañera y limpiar todas las ideas hasta arrancarme la piel. Ahora se que estas muriendo y no puedo evitar regocijarme, desearía orinar encima de tu tumba o solo decirte en aquel estado moribundo que por desgracia ambas nos volveremos a encontrar, por ahora el camino se muestra inmutable y me pregunto si aquellas pequeñas muñecas sin cabeza aun adornan tu vitrina. No pensé en regresar jamás, pero no tenia nada mejor que hacer y la idea de encontrarte en tu fase terminal me brindaba alivio, una satisfacción sin límite se había apoderado de mí y la esperanza por fin parecía ponerse de mi lado. Si pudiese contarte la cantidad de veces que intente quitarme la vida no bastaría lo que resta de la tuya para terminar, aun así, me doy por satisfecha al saber que este legado de mierda murió cuando me entregaste por ultima vez a mis tíos y gracias a un descuido en un cambio de turno pude escapar añorando este momento.

22 de Junio de 2020 a las 00:24 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Continuará…

Conoce al autor

Aldeco René Permíteme contarte todas aquellas historias sin final feliz.

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~