Cuentos con música, magia y misterio. Seguir historia

Desde los primeros momentos en los que nuestra raza empezó a dar muestras de entendimiento hay varias actividades que nos han distinguido del resto de los seres vivos.

Una de ellas, quizá la más importante, es la comunicación. Ser capaces de explicar detalladamente a nuestros semejantes nuestras ideas, emociones, intenciones, etc., constituye una poderosísima arma para competir en la lucha cotidiana por la supervivencia.

A lo largo de los tiempos, para lograr esa comunicación, las personas nos hemos valido de variadas e ingeniosas herramientas. Pero dos de ellas son, a mi entender, las más completas de todas: la música y la escritura.

Durante mucho tiempo, el uso y manejo de esas actividades estaba restringido a unas clases dirigentes que las utilizaban en ceremonias de tipo religioso o político para obtener sumisión de sus súbditos. Afortunadamente, hoy en día prácticamente cualquiera puede acceder a ellas sin ningún tipo de impedimento.

Bueno. Ya me imagino que a estas alturas os estaréis preguntando a que viene todo este rollo patatero. Calma. No pasa nada. Simplemente es para deciros (comunicaros) que esta obra, que tenéis delante de vosotros, trata de música y de escritura. De canciones y de cuentos.

Lo que he intentado hacer es, que a partir de una canción, desarrollar un breve cuento que, más o menos, este relacionado con ella. Son canciones que he elegido no porque sean las que más me gustan. Ni mucho menos las que más me disgustan. Son las que, al oírlas, me han sugerido una historieta.

La música, por ella misma, ya es un poderoso medio de comunicación, sobre todo de emociones. Si a ello le añadimos la escritura, con un poco de magia y algo de misterio, el tema puede transformarse en algo divertido.

No sé si a vosotros os gustará el experimento, pero a mí me ha encantado y creo que intentaré hacer otros libros con la misma temática.

¡Quedáis advertidos!