gonzalo-baleato1558951351 Gonzalo R Baleato

No siempre podremos huir de las tradiciones, las costumbres o las creencias que nos obligaron a aceptar como realidad. Y lo peor siempre será tener un deseo el cual no se podrá alcanzar, por mucho que se luche. Siempre será imposible evitar sentir algo por alguien que anhelas.


Romance Todo público.

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Separados por una ideología (1ª parte)

Desde el primer instante en que la vi, empecé a desearla como nunca antes deseé a ninguna otra mujer. Era, y todavía sigue siendo una chica adorable y encantadora. Sus preciosos ojos me cautivaron y su sonrisa terminó de conquistarme, y vale, si, tiene un cuerpo que me vuelve loco.

Su nombre es Mandy, y lleva casi tres años casada con un chico, pero ella no es feliz con él, y todo por haber nacido en una determinada familia en donde le es complicado cambiar las cosas, las costumbres.

No comencé a saber lo que ocurría hasta que ella y yo empezamos a hablar cada vez que nos veíamos. La confianza poco a poco emergía y mis sentimientos por ella aumentaban cada vez más, al estar cerca suya.

Hoy he hablado seriamente con Mandy y le hice entender que la deseaba, me dijo que lo nuestro no puede ser aunque sienta lo mismo por mí. Pero su situación es difícil, y a parte de no querer complicar las cosas, no quiere que yo sufra las consecuencias que pudiera haber.

—Hola morena —dije cuando entré en el bar en donde ella estaba.

—Hola Jhon —respondió con el tono de voz más dulce que he escuchado en mi vida.

— ¿Qué tal?

—Bien.

Pero algo pasaba, su respuesta no concordaba con su rostro. Entre una cosa y otra, no pudimos hablar mucho. Sin embargo, pudimos aprovechar el tiempo cuando apareció el momento oportuno.

— ¿Entonces todo bien? —volví a preguntarle.

No supo responder exactamente con palabras, su expresión lo decía todo.

—No sé, problemas de un lado, de otro… —habló segundos después.

—Cuéntame —dije—. Se me da bien escuchar, hablar, no mucho, pero escuchar, sí.

Ambos reímos.

—Mejor no, nos pueden ver —me dijo mientras volteaba la cabeza hacia otro lugar.

Estaba un poco confuso y en ese instante no supe cómo reaccionar. Entonces escribí en el bloc de notas de mi móvil:

<<No temo que nos vean. Me gustaría que habláramos, quiero ayudarte a sentirte bien. >>

Luego le enseñé lo que había escrito, de igual modo, le quise dar mi número de teléfono escrito en un papel con un nombre falso de mujer para despistar al marido si llegara a verlo.

—Te lo agradezco, pero no podemos, él es muy listo, y sabe como averiguar estas cosas. Y no quiero que tengas problemas.

—No tengo miedo, Mandy. Bueno, a no ser que vengan sesenta a por mí —bromeé, y ambos reímos—. Pues no sé, guárdalo en la caja fuerte, —le sugerí— ¿tienes una?

Ella negó con la cabeza. Yo lo lamenté.

—Es injusto que él te controle el teléfono.

—Ya, pero para el mes tendré una tarjeta nueva para el teléfono móvil, y él no podrá meterse en ella.

—Pues cuando la tengas, quisiera tener tu número, quiero hablar contigo y poder ayudarte.

—De acuerdo.

Retomamos algo la conversación del principio, en la que supe que todo tenía que ver con el marido.

—Mandy, si no eres feliz con él no debes estar en una relación que no deseas. Debes estar como quieras y con quien quieras, no es bueno estar con una persona si no eres feliz con ella.

—Lo sé, pero es que son muchas cosas. Es todo muy complicado.

—Debes solucionarlo, no quiero que pasen cinco años y todavía estés así.

—Pues ya han pasado casi tres.

—Por eso te lo digo, eres muy joven, debes mirar por tu bien.

Más tarde, tuve que irme. Estaba anocheciendo y había ido con la bicicleta, pero antes, le dije una última cosa:

—Recuerda, lo más importante de tu vida eres tú misma, tienes que mirar por tu bien y tu felicidad.

Ambos nos miramos, pero como si tuviéramos que aceptar lo que estaba ocurriendo aunque no fuera justo.

—Adiós, Mandy, cuídate.

—Adiós, Jhon.

En su rostro pude contemplar desilusión al igual que yo sentí ira, pero a la vez tristeza.

De camino a casa, no cesaba mi decepción por no saber cómo dominar la situación, y aunque ella es la que debe dar el paso para poder ser libre, mi mente está invadida por la incertidumbre al no comprender que si ambos nos deseamos, si los dos queremos algo juntos, ¿Por qué no disfrutar de ese momento?


“El primer paso para llamar su atención no es hablarle, sino acercarte a ella”

1 de Junio de 2020 a las 20:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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