"Los Dioses del Edén" es una de las obras cumbres de la ufología y de la literatura de todos los tiempos. Sin temor a equivocarme, viene a ser uno de los libros más reveladores sobre la presencia alienígena en la Tierra desde la Antigüedad y sobre el fenómeno ovni.
Pero antes de proseguir y antes que nada, por cuestiones de copyright y créditos del autor, estoy obligado a publicar el sitio web donde este libro está disponible para su compra en tapa blanda y formato kindle.
-En Estados Unidos de América, lo puedes conseguir en:
https://www.amazon.com/dp/B087SFLPY5
-En España aquí:
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Pues bien, tengo que confesar que ha valido la pena haber gastado quince años de mi vida en realizar la aventura de traducir al castellano un libro como “Los Dioses del Edén”. La aventura comienza por diversos accidentes como la aparición del texto en la biblioteca de un amigo, quien lo adquirió de un amigo en Tampa, Florida. Lo abrí curioseando y observando el índice y resolví pedirlo prestado porque el contenido, según el título, era de proporciones bíblicas. Acompañado de diccionarios, hice la primera lectura del inglés al castellano y luego el primer intento de traducción y ahí comenzaron los problemas. El amigo propietario me pidió su devolución y se lo devolví contando con adquirirlo escribiendo a la dirección mencionada al final del libro, y cuál no sería mi sorpresa al recibir la respuesta de alguien que atendió telefónicamente diciendome que allí, en esa dirección, no había habitado persona ni empresa alguna. Acostumbrado a la táctica de algunos gobernantes de comprar toda la edición de aquellos libros inconvenientes y quemarlos como en Alejandría, acudí a bibliotecas famosas como la británica y tampoco existía, cuando por intermedio de mi hijo Carlos encontré un sólo ejemplar en la Universidad de Tampa y me conformé con ordenar una copia fotostática. Aquí no termina la aventura.
Al comenzar la traducción me di a la tarea simultánea de buscar al autor para solicitar su autorización y hoy 14 años después el amigo William Bramley no aparece. Además, en dos ocasiones durante la traducción se borraron los archivos del disco duro después de haber llegado al capítulo de Mahoma. En vista de estos accidentes, resolví utilizar una máquina de escribir marca Olimpia la cual rompió en tres ocasiones la correa de goma y finalmente no pude encontrar repuesto. Acudí a una portátil Mundial modelo 1952 y así terminé el borrador de la traducción en el año 1996 y me senté a esperar a Will hasta que resolví conceder a un grupo de amigos la “autorización” para que, en forma gratuita, presenten el contenido de uno de los libros más importantes para la comprensión del ser humano. “Yo nunca he creído en brujas, pero de que vuelan, vuelan.”
Espero que disfruten de esta obra maestra y única.
Gracias por leer!
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