El dolor y la tristeza nunca ha sido la mejor amistad que desearía, y quizás para nadie, pero no por el sentimiento, sino porque nos ciega y no, nos hace ver con claridad. Trate de hacerte creer que yo veía todo con claridad, pero la realidad es que estaba cegada con una gran nube tan oscura que parecía que nunca terminaba de llover. Y, creemos que no, pero aparece el arcoíris. Me quisiste, lo sé, y que las circunstancias no nos favoreció, también, no está mal renunciar.

Estuve perdiendo el tiempo, tratando de convencer a los demás de que estoy bien, de que soy como todos, cuando pude aceptar desde un principio que mi mente no está tan cuerda, que mis ojos ven borroso y que mis pasos son pocos pero firmes.

Frente al espejo pido disculpas... Te di esperanzas... Te di sueños Te di ilusiones Te hice creer que podías Te lleve al límite Te hice sangrar Te llene de metas Te dije que lo lograrias si te esforzabas si eras una buena persona... Permití... Que te redujeran, lastimaran, se burlarsen de ti, te hicieran, te destrozaran bajo la premisa de que eras fuerte y era un pequeño sacrificio para lograr las metas... Perdoname por dejarte morir muchas noches por no saber que estabas al límite.

Siempre supe de cierta manera la verdad, esa verdad que no deseaba enfrentar, es que tus ojos miel nunca brillaron cuando se posaban en mi. Pensé ver destellos, pensé que podría hacerlos brillar y di todo de mi, no me arrepiento no lo lamento... Lo que me duele es que tú no supieras irte y me obligaras a mi a hacerlo cuando de verdad que no quería, me hubiera quedado contigo aún si fuera lo poco que me podías dar, pero... Conocí a quien te hace brillar.