Rita Jhonsson, ella era una chica aparentemente perfecta, radiante en todos los aspectos. No obstante, detrás de su apariencia brillante, ocultaba una obscura sombra y un pozo de sangre bajo sus pies. A pesar de su belleza e inteligencia, cuando se encontró con un amor que no le correspondía, su cordura se desvaneció por completo.

Rita Jhonsson, ella era una chica aparentemente perfecta, radiante en todos los aspectos. No obstante, detrás de su apariencia brillante, ocultaba una obscura sombra y un pozo de sangre bajo sus pies. A pesar de su belleza e inteligencia, cuando se encontró con un amor que no le correspondía, su cordura se desvaneció por completo.

Rita Jhonsson, ella era una chica aparentemente perfecta, radiante en todos los aspectos. No obstante, detrás de su apariencia brillante, ocultaba una obscura sombra y un pozo de sangre bajo sus pies. A pesar de su belleza e inteligencia, cuando se encontró con un amor que no le correspondía, su cordura se desvaneció por completo.

EL COMIENZO pt.1 Estaba tranquilo siendo acompañado por mi perturbada mente, el ajetreo de la sociedad ajena a mí me daba asco de solo escucharlo, por lo que, desconecté mi audición. Ignorar el mundo aveces es la mejor opción. Pero un hormigueo en mi cuerpo me hizo temblar de manera poderosa. De repente me sentí inquieto y nervios, jamás tuve esas emociones en mí, fue tan asqueroso que levanté la vista para encontrarme con tus poderosos ojos que me miraban con tanta atención.

EL COMIENZO pt.3 Desvíe mi mirada con enojo por perder tan rápido el control sobre mí mismo y mi sed de sangre. Y aunque ese día no podía, siendo consciente de los tantos pares de ojos que no quisiera que me vieran, estaba tan satisfactoriamente seguro que pasaría. Créeme que sería pronto, tan pronto que puedo sentir el placer sucumbiendo con fuerza y devoción mis entrañas despertando en mí mis más retorcidos y enfermos deseos.

EL COMIENZO pt.4 Desde ese momento supe que serías mío. Que yo poseería tu cuerpo, tu alma y tu corazón. Que tus ojos jamás verían a nadie que no sea a mí como tú único dueño. Me desharía de todo lo que posees, tu libertad, tu pensar, tu personalidad, tu ser, tu sentir, y de tu amar. Esa cálida tarde nuestros hilos rojos se enrrelazaron, se enredaron. Nuestras miradas colisionaron y nuestros cuerpos forjaron al rojo vivo sobre nuestras pieles el nombre del otro.