En el amor todo se vale; no ahí un lado bueno, no ahí un lado malo. Ella... ella ya no quería amarme, no quería sentir mis caricias ni mi amor. Ahora está quieta, recibe mis besos, mis manos, mi pasión. Su pelo está derramado en el suelo, adoro su pelo, su olor, su color. ¿Acaso amor mío soy malvado? ¿Mi amor, mi pasión, mi devoción me hacen serlo...? Acaso soy un ser tan despreciable que preferiste morir en vez de amarme.

Entiendo un poco a las madres que sienten debilidad por su primogénito, intentando ser escritora reconozco el sentimiento profundo que me une a la primera novela que escribí, a sus personajes, a la trama. Por supuesto que también veo sus debilidades pero la amo intensamente.