La ciudad estaba teñida de estrellas, y los autos pasaban veloces, como si supieran lo que estaba a punto de pasar. Esa noche iba a estar de luto, pero por desgracia, los protagonistas no podrían notarlo.
Cuando me bloqueo, suelo buscar maneras de reflexionar acerca de los demonios que me atan las manos. En un arranque de lucidez, empiezo a escribir acerca de ese bloqueo. Y salió esto.
Es un escrito que me volvió a hacer sentir placer por el hecho de plasmar mis ideas en el folio, en una época en la que pensaba dejarlo todo.
Muchas veces los contextos definen los actos mas valerosos y heroícos de una generación. Eudoro y su amigo no deberán incurrir en ninguna batalla bélica cuerpo a cuerpo, para acometer su objetivo casi impuesto por el escenario actual en sus vidas. Pensar, es lo único que deben hacer.
Después de decirnos adiós me enteré de lo que pasó en los últimos meses; siempre creí que mi intuición no era buena, que me ganaba las ansías de un drama, quién diría que tenía razón y que solita me engañaba.
¿Qué hubiera pasado de enterarme antes? No sé. Pero me quise imaginar y creo que esto hubiera pasado.
En algún momento, me vi sin ganas de escribir. El tiempo se consumía como fuego en un papel, y símplemente no tenía ganas de seguir aportando. Me enfrasqué en mis emociones y perdí toda inspiración. Esta es una reflexión que hice cuando empecé a salir de aquel abismo, que espero que ayude a alguien cuando pase por esos momentos tan indeseables.
Manuel encuentra un diario en el que solamente se registró lo que pasó un solo día durante su niñez: El día que dejó de ser una persona.
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Los libros pueden hacernos soñar y llevarnos a miles de mundo diferentes, haciendo que sintamos que todo lo podemos lograr.
Relato corto escrito originalmente en Francés.