Un día el mundo dejó de ser el que era. En pocos meses, las calles se vaciaron, las risas desaparecieron de las ciudades, los viajeros abandonaron sus vuelos, las puertas de las casas se cerraron, las distancias fueron mucho más grandes y las noches se llenaron de deseos de encuentros.
Un día el mundo se apagó. Y cuando volvió a encenderse, nada fue igual.
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