Energéticas pisadas en la arena se marcan...
El trote de un potro a la distancia pasa...
Noble corcel de jinete despiadado...
Sin látigo castiga... Sin rienda dirige... Y sin cuerpo monta...
En veces corre... En otras paso a paso... Hasta el hartazgo...
Porque hizo una promesa... Alcanzar el lugar... Uno donde los pastos son fértiles y recubren hasta la llanura más íntima de la madre tierra... En los lagos abunda el agua fresca ... No hay pastor que guíe... Sino que acompañe... Pues ya están en el lugar... Al que siempre se ha de llegar...
Marcado en el cielo... Inalcanzable y sádico... La brecha cegadora entre ambos mundos... Entre el placer y el hambre se encuentra...
Divide el horizonte por instantes... Cómo una flecha... Lenta... Y que arde...
Pero en veces se apaga... Cierra sus fauces...Y el potro deambula por consuelo...
Hasta que la lanza vuelve a partir el cosmos rebosante de luz y prosperidad... Para batir en duelo al corcel que ya cansado... Está...
Indomable y férreo... Vistiendo su alma escuálida... Navegando en círculos...
Pues cuando la brecha se apaga...
Renace en dirección contraria...
Pero mientras surca la vereda en el desafío...
Sus pezuñas más gastadas se ven...
El alma escapa en cada trote...
El camino lo hizo sabio y de su melena brota avidez...
Han pasado los años y el jinete es su amigo también...
A su vera ve a caballos en su carril...
Borran sin querer... Las huellas fantasmas que alguna vez se atrevió marcar...
Y miro... Miró la brecha con piernas endebles...
Corceles que nunca vio seguían la brecha...
Ignorantes de pisar los restos de sus compañeros...
Fundidos en olvidó y polvo...
A paso funebre... Se escurría desvistiendo el alma...
El jinete acaricia su cuello...
Diciendo susurros...
Haciendo temblar con gentileza... Su fuerza ya esquelética...
Ahora camina crujiente y cubierto de ceniza
Ahora pasta las migas amargas de llanuras olvidadas...
Potros de brilloso pelaje surcan la tierra... Siguiendo el mito... Que eclipsa...
Pasan a su lado... Un corcel volcado en ceniza...
Mira al cielo... La flecha sigue ahí... Un tirano eden...
Solo queda deambular por el oxidado tiempo...
Hasta que los pilares del Potro se derrumben...
Y se funda en el áspero suelo como un desconocido.
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