EL ASTRONAUTA Follow story

No tengo entendimiento si estoy encontrándome o si estoy alejándome, quizás algunas cosas nunca se podrán diferenciar de una manera completa, veraz. Asimismo, no comprendo el sentimiento que retumba en mi corazón, hace trabajar mis pulmones y articulaciones sin ningún sentido o meta, pero así me hallo, esforzándome al máximo para encontrar lo que supuestamente he entendido, lo cual nunca fue cierto.

Este bello e inquietante universo, el cual me creó, ahora desea conocerme, ya que hice un trabajo de tales proporciones para que, de alguna forma, conociera y encontrara un propósito al porqué gastar una vida entera pensando e imaginando lo inmenso de este manto negro infinito, que rodea todo alrededor. Ese deseo ahora me lleva, de una manera inmaterial hacia sus más profundos confines, cumpliendo de esta forma el sueño que tuve desde muy temprana edad.

En la infancia, solía abrir mi mente y escapar a un mundo de estrellas, planetas y seres indescriptibles en una zona la cual sería imposible para un ser humano vivir. Subía a los árboles e imaginaba tripulando una nave espacial la cual despegaba y saludaba a los planetas del sistema solar: Marte, Júpiter, Saturno; atravesando el cinturón de Kuiper, uniéndome así, con un infinito matrimonio entre la inmensidad y mi persona, pero aquel árbol solo me llevaría a caídas y raspones.

Enfrenté cuantiosas adversidades en mi vida para asegurar un cupo en el espacio, como astronauta. Allí, por fin expresaría mi contento por el infinito, así que partimos. Aquella nave era una pieza ingenieril sorprendente, además, llevaría personas a lo desconocido. Me encontré con un sentimiento de no regresar nunca más al partir, llenar mis entrañas de polvo cósmico y soltar mi ser somático.

Cuando habíamos arribado, procedieron a descansar, tomar una siesta. En ese momento, tomé el traje principal de la nave e hice una caminata al exterior. Era amenazante y frío, era perfecto a su manera. Así que solté la cuerda que unía mi ser con mi parte humana, y me lancé hacia lo desconocido.

No entiendo por qué grito y muevo mis articulaciones con tal fiereza, por fin somos uno con el universo, quizás estoy encontrándome, o quizás no. De alguna manera pertenecemos a todas partes, aunque podemos no pertenecer a ninguna, de cualquier forma, lo he hecho, la nave se encuentra a kilómetros de mí, y vago por el universo, con una sonrisa de satisfacción y una mirada aterrada.