demedman Ignacio Medina

Hay pocas historias más tristes que interrumpir la infancia de un niño de manera violenta, la inocencia, la energía, la fuerza convertidas en polvo, pero es más triste aún tomar una decisión que afecte un alma solitaria por el resto de su existencia


Short Story Not for children under 13.
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La Luna

Desde mi ventana puedo ver perfectamente cómo va cayendo la noche. Mi gran rosetón de madera no tiene obstáculo alguno que pueda detener, siquiera desviar los potentes halos que emite el luminoso astro nocturno. Las sombras se van mezclando con los olores a madera humedecida, de astillas amorcilladas del gran ventanal y después… la luna… La luz de luna entra a mi habitación sin ninguna restricción, iluminando cada esquina, dejándome vulnerable, expuesto a lo que viene. No hay rincón en la habitación donde pueda esconderme, nunca tuvo siquiera sentido intentarlo, desde la primera vez que me visitó cuando aún era un niño de siete años.

Primero pensé que estaba medio dormido, que la mancha borrosa que veía salir de la luna era producto de mi mente ansiosa por conocer al fin una noche sin insomnio, que era mi cuerpo cansado el que no podía levantarse, voltea; respirar. Después creí que era un ángel cuando empezó a tomar forma, tal blancura no podía ser otro ente y una sutil calma se apoderó de todo lo que yo era.

Al filo del gran ventanal, el “ángel” miraba hacia adentro, todo lo que ahí había, la pequeña puerta al fondo, el juguetero que hacía juego perfecto con el podrido ventanal.


Sopesaba el grueso del cristal que lo separaba de mí, un poco ansioso, pero con la tranquilidad de saber que pronto tendría lo que quería… Es entonces que me di cuenta, en el rostro del visitante no había nariz o una boca definida, el hueco donde debiera haber ojos era de un negro intenso que contrastaba con el tono paliducho de su piel, todo su cuerpo parecía de un color gris desgastado, amarillento, cubierto de arrugas o llagas o costras, no puedo confirmarlo incluso ahora; sus brazos y piernas eran desproporcionadamente largos a su tórax estrecho y encorvado, sus uñas igualmente largas retumbaban como picotazos de cuervo cuando se sostenía del quicio de mi ventana balanceándose de un lado a otro, buscando, esperando para poder entrar.


Y yo… sin poder moverme, como atrapado por una gran serpiente, cada que quería gritar, iba perdiendo más el aliento, llegando al punto de estar totalmente sofocado. El peso del aire era tal que me hundía en mi cama cada segundo, acercándome también de a poco a la ventana, como una ofrenda, como un pedazo de carne a un animal enfermo y perverso.


El olor era ya insoportable, como si el mismo infierno hubiera vomitado a la muerte, haciendo mí ya precaria respiración casi un espasmo, el reflejo de un cuerpo aferrado a mantener su alma consigo, con la esperanza de plancharla, zurcirla y poderla utilizar nuevamente. Mi brazo derecho colgaba sin vida hacia el suelo, mientras el izquierdo rígido, sujetaba fuertemente las cobijas como queriendo obligarme a voltear y ver la triste escena de mi propio infortunio.


Las lágrimas de miedo que apenas podía llorar me ayudaron a ver un poco más claramente, sobre el viejo suelo, mi diario, mi figura de acción compañero de aventuras, que sin una pierna parecía arrastrarse también lejos de la ventana, con la misma mirada aterrorizada bosquejada en el único ojo que le quedaba pintado y mi caballo de palo casi al alcance de mi mano.


Mi instinto de supervivencia me impulsó a intentarlo una vez, dos, tres veces, juntar fuerza, arrancar mi espalda enganchada al colchón como con un millón de grapas, a arrebatar mi alma de esta crucifixión que me hundía en un abismo con paredes hediondas a azufre y vómito, aferrándome a mi caballito de madera, mi último eslabón con la vida o como se llamara la realidad de mi existencia…¡arre, arre!, ¡aja, arre!...mis gritos no salían, mi voz parecía que ya me había abandonado dejando en su lugar solo ese sabor a sangre y óxido que impregnaba de mi boca hasta muy profundo en mi garganta.


De alguna manera pude sentarme a la orilla de mi cama, dando la espalda al gran ventanal y tomando fuertemente mi madero con cabeza de caballo, con la convicción de lo que tenía que hacer…era eso o yo…y yo había luchado mucho para seguir ahí…Con inverosímil agilidad me di la vuelta y brinqué para quedar parado arriba de mi cama, sujetando mi poderoso compañero de batalla, dispuestos ambos a liberarnos del ente maligno que había venido a llevarnos, a acabar con todos nosotros.


Nada… nada había en el ventanal, un estridente silencio resonaba en el ambiente y la claridad que daba la luz intensa de la luna permitía ver hasta las partículas de polvo más pequeñas que puede distinguir el ojo humano, bailando en discordancia, formando una suerte de neblina que acompañaba al silencio en cada espacio de la habitación, abrazando mi ser con una falsa sensación de tranquilidad, que me invitó a sentarme casi sin fuerzas nuevamente al borde del lecho, dejando caer mi preciosa carga sobre un piso que no dijo nada en respuesta.


Adormecido, cansado y muerto de miedo aún, mi respiración empezaba a regularse, los párpados pesados como lápidas querían que cediera a un dulce sueño que por el momento parecía justo premio a la batalla que acababa de tener lugar ahí mismo… los hombros pesados, la cabeza como bola de acero me jalaba nuevamente a la cruz, a mi lecho… mi voz… ¡otra vez no!... un escalofrío tomó por asalto mi nuca, como queriendo avisarme de un inminente peligro, con el último aliento de mi efímera fuerza logré voltear casi en un ángulo de 180 grados, solo para cruzar mi mirada con eso, que hincado a mi espalda expandió su cara para dejar salir un agudísimo lamento que rompió el silencio otrora perfecto…


Nueve mil 490 noches seguidas, del mismo sufrimiento, de la misma angustia… hasta hoy, por fin, escribo la última entrada en mi viejo diario…”Como cada noche, llegaba a mi lecho y me golpeaba, abusaba de mi mente, mi cuerpo y mi alma…hasta que no pude más y lo maté… y me quedé solo… antes por lo menos lo tenía a él…”

March 23, 2020, 3:36 p.m. 6 Report Embed Follow story
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Javi Iruegas Javi Iruegas
Muy interesante. Me gustó mucho que, a mi parecer, había renglones en los que había palabras que rimaban.
March 30, 2020, 18:09

  • Ignacio Medina Ignacio Medina
    Jajaja, no lo había notado, voy a revisar la lectura con más detalle, gracias! March 30, 2020, 23:18
Ana Jiménez Ana Jiménez
Ohh, es desgarrador e intenso. Excelente capítulo. 🙂
March 30, 2020, 16:15

Cuenta Borrrada Cuenta Borrrada
Muy interesante, estaré esperando el próximo capítulo.
March 29, 2020, 15:57

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