aiden Denis Angueira

Edwin, el alquimista, cree solamente en aquello que puede explicar. Hasta que un encuentro con una chica misteriosa, lo sumerge de lleno en la oscuridad, donde los árboles susurran, y la muerte acecha en la oscuridad del bosque. Una historia que empecé hace un tiempo, y que ahora me he animado a terminar. Espero les guste.


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#terror #brujas #alquimista #accion #fantasia #aventura
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El encuentro

Edwin terminó de empacar sus pertenencias y salió de la cabaña cerrando la puerta tras de sí. Afuera, Mortimer y sus hombres lo aguardaban. Lo ayudaron a colocar su bolsa de viaje en uno de los caballos y esperaron a que el joven montara en el animal.

—¿Estas seguro de esto alquimista?— le preguntó Mortimer rascándose la cabeza.

—Si, estoy seguro- respondió Edwin y lanzó una mirada a la colina, silenciosa y triste, donde días atrás había enterrado a su maestro. Mortimer hizo una señal con la mano y el grupo partió.

Era una calurosa mañana de verano. En el cielo el sol brillaba inalterable aunque varias nubes negras y algunos truenos lejanos presagiaban la llegada de la tormenta. Edwin cabalgaba en silencio. A su lado, Mortimer tarareaba una canción de esas que cantan los viejos soldados en las tabernas, y de vez en cuando lanzaba alguna que otra mirada al alquimista como si quisiera preguntarle algo. Pero el chico no lo miraba. Con la cabeza baja pensaba en su maestro, muerto por una enfermedad que ninguna medicina pudo curar. Su maestro, el hombre que lo crió y le enseñó todo lo que sabía. Edwin se aferró con fuerza al manto de color gris que le cubría los hombros y sacudió la cabeza para alejar los pensamientos. La pregunta de Mortimer lo hizo sobresaltarse.

—¿Qué piensas hacer en ciudad acero alquimista?

—Voy a trabajar en la Gran Casa— respondió un poco turbado— El hogar de los alquimistas.

—¿Crees que dejarán que te quedes allí?— preguntó el hombre— No deberías irte. El anciano Tadeo, que los dioses guarden su alma, y tú son respetados aquí.

—Ya tuvimos esta conversación Mortimer. Un alquimista puede hacer más que cocer heridas y curar a los campesinos enfermos.

—Si— replicó el otro, al tiempo que levantaba la tosca escopeta que llevaba atada a un lado de la silla de montar— También son buenos construyendo esto.

—Los alquimistas crean cosas maravillosas, no solo muerte—dijo Edwin mirando el arma con desagrado— Me entenderías si vinieras conmigo.

—No me gusta ciudad acero- replicó Mortimer— Y tu deberías quedarte aquí.

Diciendo esto el hombre azuzó al caballo y se alejó para dar órdenes, dando así por terminada la discusión.

Edwin conocía a Mortimer desde hacía varios años. Era el jefe de un grupo de mercenarios famosos en la zona. En más de una ocasión, el alquimista y su maestro curaron las heridas de Mortimer y sus hombres, ganándose así el respeto de estos. Edwin desaprobaba la violencia. Su maestro, el anciano Tadeo, le había enseñado a amar y proteger la vida. Sin embargo el mercenario y su banda eran diferentes. Se ganaban la vida cazando bandidos para cobrar la recompensa que se ofrecía por ellos. Edwin suspiró pensando en el largo camino que lo separaba de Valmary, la Ciudad de Acero

—Un camino lleno de peligros— pensó— Por suerte Mortimer me acompaña. Con él estoy seguro.

Cuando cayó la noche la tormenta se dejó sentir. El grupo, decidió refugiarse de la lluvia en un antiguo templo abandonado. Sentado junto al fuego Edwin contempló el lugar. Los soldados de la Ciudad de Acero habían destrozado el templo años atrás cegados por su guerra contra los dioses. En una esquina, varios hombres de Mortimer se arrodillaban y hacían ofrendas a los ídolos cubiertos de moho y suciedad. Oraban para que la fortuna los acompañara durante el viaje. Edwin hizo una mueca.

—¿Pasa algo alquimista?— preguntó Mortimer y luego añadió con una sonrisa- Vaya, olvidaba que tu no crees en los dioses.

—Creo en el ingenio de los hombres- respondió el joven.

—Orar los hace sentir más seguros, además, este lugar siempre ha sido un sitio sagrado, alquimista. Es una lástima que terminara así. Esta noche diré una plegaria en tu nombre.

Mortimer soltó una carcajada y le entregó una manta a Edwin, que la tomó, dando las gracias con aspereza.

Era de madrugada, cuando el joven despertó sobresaltado. Creía haber escuchado un ruido. Se puso de pie y permaneció inmóvil durante un rato. A su alrededor todos dormían, junto al fuego, que comenzaba a apagarse. El alquimista caminó despacio hasta llegar a la salida del templo. Atravesó el umbral y se arrepintió de no haber traído consigo nada con que iluminar su camino. Afuera estaba oscuro y aunque en el horizonte brillaba tímidamente un resplandor, que anunciaba el amanecer. A su alrededor todo estaba cubierto por una espesa niebla. Edwin escuchó nuevamente el sonido que lo despertara y se dio la vuelta sobresaltado. Pudo ver entonces una sombra que avanzaba entre los árboles. El joven retrocedió unos pasos. La extraña figura estaba lejos todavía, pero se acercaba.

—¡Hola!— gritó, pero no recibió ninguna respuesta.

—¿Serán bandidos?— Pensó—¿O tal vez un fantasma?

Sonrió tratando de calmar los agitados latidos de su corazón. La sombra estaba ahora más cerca. El joven oyó entonces un jadeo entrecortado y el sonido de unos pasos en la maleza. Agarró una gruesa rama del suelo y la apretó con ambas manos en actitud defensiva.

—No llegaré a tiempo al campamento— se dijo.

Tenía las piernas clavadas firmemente en el suelo. Escuchó las pisadas, ahora mucho más cerca y un escalofrío recorrió su espalda. De la oscuridad surgió una chica. Llevaba puesto un vestido roto y cubierto de fango. Parecía agotada. La recién llegada se desplomó justo en los brazos de Edwin.

—Oye, estás bien— dijo el alquimista y notó entonces los gritos y las luces de las antorchas en el campamento. Espada en mano, Mortimer apareció seguido por varios hombres. Su rostro se llenó de sorpresa al ver a Edwin sostener a la muchacha.

March 21, 2020, 9:50 p.m. 5 Report Embed Follow story
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Katya Enríquez Katya Enríquez
Buen comienzo. Para verificar tu historia es necesario que los diálogos tengan el guion largo o raya (—) para que tenga más formalidad. Se usa al inicio y al final cuando se describe alguna acción que ocurre al momento del diálogo (alguien se cae) y cómo se dice (riendo, llorando, etc.) y, solo al principio sino se describirá nada o los detalles se dan antes del diálogo.
December 07, 2021, 23:21

  • Denis Angueira Denis Angueira
    Gracias por la aclaración. Yo arreglo lo de los diálogos. Gracias por revisar mi historia. Cualquier otra cosa que veas me dices. Saludos!!! December 09, 2021, 00:56
Cuenta Borrrada Cuenta Borrrada
Una historia muy interesante, un inicio que atrae mucho con su contenido, aunque me gustaría señalar algunas cosas que deberías cambiar para que sea una lectura más amena y mejor realizada. Veo que usas el guion corto normal para los diálogos y acotaciones (-) cuando debe ser el guion largo o raya (—) y no es necesario cerrar con guion cuando termina un diálogo o acotación, si quieres una explicación más detallada puedes buscar en internet algunos consejos; corregir eso hará ver mucho mejor este capítulo.
March 28, 2020, 16:26

  • Denis Angueira Denis Angueira
    Gracias por los consejos. Me alegra que te guste la historia. Saludos!!! March 30, 2020, 14:19
Tadeo Ibarra Tadeo Ibarra
Buen comienzo. Se me hizo muy interesante que uno de tus personajes tenga mi nombre.
March 23, 2020, 17:18
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