mambar Ambar Marin

Addyson es una chica de 20 años. No tiene un cuerpo perfecto, pero es divertida, popular y medio loca. Siempre está metida en problemas y últimamente parece que la mala suerte se ha sentado en su espalda cuando está cerca de cierto chico. Kyle es el buenazo de la historia. Un chico rico, con cuerpo de infarto, ojos azules y sonrisa sexy. Arrogante, divertido, fiestero y mujeriego. Se ve en vuelto en un montón de situaciones ¿peligrosas? debido a cierta chica. Algunos dirían q su vida corre peligro🤔. Ella es la mejor patinadora sobre hielo Él el mejor sobre ruedas. Su relación no comienza con un buen pie y luego de unos molestos sucesos se ven obligados a combinar ambos deportes para participar en una competencia. Portada diseñada por Brenda Yurico Caro Yaranga. Muchas gracias


Romance All public.

#258 #patinaje-artístico-sobre-hielo #patinaje-artístico-sobre-ruedas #jóvenes
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Addyson

Pregunta. ¿Cuántas veces le has hecho caso a tu subconsciente? ¿A esa vocecita molesta en el fondo de tu cabeza que no para de repetir: "Detente, es mejor que no sigas haciendo eso"?

No sé ustedes, pero yo rara vez la escucho. Es por eso que siempre termino en problemas y si a eso le sumo mi extrema torpeza, pues qué puedo decir. No por gusto los que me conocen suelen llamarme "bomba de tiempo".

Desde que tengo uso de razón, ya sea al principio o al final, siempre la riego. Pero lo que nunca imaginé es que un suceso inoportuno, pero no taaaan grande, podría ser el inicio de una historia que pondría mi mundo patas arriba, desenterrando recuerdos que he intentado con todas mis fuerzas olvidar.

Todo comenzó una mañana de viernes, extremadamente aburrida, en la que deberíamos estar estudiando para los exámenes que comienzan la semana que viene. Pero increíblemente la sala de estudio de la residencia para mujeres de la Universidad Milton Black está desierta.

Solo mis dos mejores amigas y yo hacemos bulto en esta enorme habitación rodeada de libros. Pero en vez de estudiar, debatimos la posible infidelidad del creído de mi novio, al mismo tiempo que Ariadna chatea con chico sexy por whatsapp, Abigail dibuja en su bloc y yo, bueno yo estoy haciendo algo que definitivamente no debería. Con una pelota de tenis, que no tengo idea de cómo llegó aquí, golpeo la pared del frente una y otra vez. La lanzo, golpea y vuelve a mis manos. Y por supuesto, mi voz interior me dice que es una mala idea, no, pésima idea. Pero soy una chica de espíritu libre así que la ignoro.

-No creo que te esté engañando Addy -dice Abigail sin dejar de mirar su dibujo-, tal vez sí está ocupado estudiando para los exámenes. Todos estamos ocupados estudiando.

-¡Ja! ¿Igual que nosotras? Porque déjame recordarte, que estamos haciendo cualquier cosa menos estudiar -replica Ariadna llamando su atención-. Aby cariño, tú siempre piensas lo mejor de todo el mundo, pero seamos honestas, Cristóbal está como para comérselo, pero el cerebro lo tiene frito. Dudo mucho que esté estudiando.

Abigail, que está sentada en el extremo del sofá en forma de L, suelta exasperada su bloc de dibujos en la mesita frente a nosotras y se gira en mi dirección. Ariadna, que está a su lado, bloquea el teléfono y sube los pies.

-De acuerdo, suéltalo ya. ¿Por qué crees que Cristóbal te engaña?

Lanzo la pelota, golpea la pared y vuelve a mis manos. Suelto un suspiro cansado y me volteo en su dirección, dejando la bola en mi regazo.

-Últimamente siempre está ocupado estudiando, las respuestas de sus mensajes demoran y son bastante escuetas. El otro día lo vi conversando con una chica de Teatro y bueno, le miraba demasiado las tetas para mi gusto -De repente Abigail levanta una mano y me detiene.

-Suficiente, cielo. ¿De verdad esas son tus razones? –Asiento confundida y ella pone los ojos en blanco-. Es un tío Addyson, eso es lo que hacen, mirarles las tetas a las mujeres. Vienen al mundo con la mente programada para eso "Tetas", "Culos", "Culos", "Tetas" -dice mientras imita a un robot, sacándonos una sonrisa a las dos-. Todos son así, pero eso no significa que te esté engañando. Tienes que confiar un poco. –Luego dedica su atención en Ariadna-. Y tú lo has dicho Ari, tiene el cerebro frito, así que más razón para estar ocupado estudiando y es puede ser la razón de que sus mensajes hayan cambiado -dice, aunque no suena muy convencida con esto último. Suspira profundo.

Ariadna la fulmina con la mirada y antes de que se ponga a llamarla de todas las formas posibles, en las que estoy segura, que "ingenua" sería la más agradable, intervengo.

-Puede ser, pero es que no es fácil no estar celosa cuando era la clase de tía que no puedes dejar de mirar. Como tú Ari, solo que con muuucha menos ropa, puta y, de seguro, un coeficiente intelectual bajo cero. -Ambas me miran con una mueca pero no dicen nada. Ellas saben a lo que me refiero.

Ariadna es una belleza despampanante, la clase de chica que cuando pasas tienes que voltear a mirar. Su pelo negro y largo, ojos verdes, piernas kilométricas, cuerpo de infarto, carisma e inteligencia, sumado a un excepcional sentido de la moda y talento para el patinaje artístico sobre hielo, la hacen la reina de la universidad. Pero lo mejor de todo es que no se lo tiene creído como otras.

-El cuerpo no lo es todo Addyson -me reprende Abigail.

Y ahí está ella, hermosa, aunque de una forma más discreta. ¿Cuerpo? Perfecto. Pelirroja, de labios carnosos y pestañas largas protegiendo esos dos pedazos de cielo que son sus ojos. Una chica de sonrisa fácil, dulce como el infierno y cara de ángel que la convierten en la envidia de muchas y el sueño de todos. ¿He mencionado que es una de las mejores patinadoras que conozco?

Por otro lado estoy yo. No soy despampanante y mi cuerpo no es perfecto, es más bien normalito, sin mucho que admirar. Soy bastante delgada y aunque tengo mis curvitas, no son la gran cosa. Creo que, físicamente, lo más hermoso que tengo es mi pelo rubio y largo hasta la cintura con algunas mechas negras, aunque debo admitir que pierde parte de su atractivo porque odio peinarme y lo llevo siempre como si acabase de salir de la cama, o sea, un desastre total. En fin, soy muy sencilla.

Pero eso nunca ha sido un problema para mí, solo en momentos como estos, en los que estoy un poco deprimida, mi autoestima sufre un bajón, pero ya se me pasará, lo sé. Independientemente del atractivo de mis amigas he sabido labrar mi camino en la escala social yo solita. Sé que soy divertida, inteligente y medio loca. Soy una de las chicas más populares de la universidad y la mejor patinadora sobre hielo que ha pasado por Milton Black. Junto a Aby y Ari, somos las Triple A.

-¿Me estás escuchando Addyson? -pregunta Abigail enojada, al parecer continuó hablando y ni cuenta me di.

-Lo siento. -Mueve la cabeza exasperada y luego de un profundo suspiro se coloca el pelo detrás de las orejas.

-Lo que decía es que...

-No te has acostado con él -dice Ariadna interrumpiéndola. - Ahí está, ya lo dije.

-¿Qué? -pregunto aunque no sé por qué pues sí sé de lo que está hablando.

-Abigail, todo eso que has dicho podría ser cierto si se hubiera acostado con él, pero no lo ha hecho. Porque no lo has hecho, ¿verdad? – me pregunta con el ceño fruncido y yo niego con la cabeza. Sujeta mis manos y me da un leve apretón-. No quiero sonar como una perra, pero llevas saliendo con él cinco meses y nada de sexo, no hay hombre que aguante la abstinencia mucho tiempo. Eres hermosa Addy, pero hay un montón de ofrecidas ahí fuera y Cristóbal no es un santo.

Ariadna tiene razón y por lo visto no soy la única que lo piensa porque Abigail no responde y comienza a jugar con sus dedos. Han pasado cinco meses desde que comencé a salir con Cristóbal, pero es que cuando estamos en la intimidad no estoy cómoda, no puedo dar el gran paso.

-¿Qué me sugieres? ¿Me acuesto con él? -digo un poco más borde de lo que merece, porque sé que no lo dice por hacerme sentir mal. Ella es así, suelta las cosas como son: al pan, pan y al vino, vino.

Por suerte decide no tenerlo en cuenta.

-No cariño, no. Dios te libre. NUNCA pierdas la virginidad con él. En realidad, deberías dejarlo, pero esa es tu decisión.

En ese momento le llega un mensaje y con una sonrisa de oreja a oreja, contesta. Ese chico que conoció la semana pasada debe ser muy bueno en la cama, porque no ha soltado el teléfono en todo el día.

Suelto un suspiro desalentador y me acomodo en el asiento. Cojo la pelota, la lanzo, golpea y vuelve a mis manos. La lanzo otra vez, pero para mi desgracia no da contra la pared, sino que golpea el reloj de metal en forma de sol que hay colgado encima de la puerta.

El reloj cae en el momento en que la puerta se abre golpeando en la frente al tío más bueno que he visto en mi puñetera vida. Y no anda solo.

March 12, 2020, 3:10 a.m. 0 Report Embed Follow story
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