marioscrittore Mario Camacho

Esta es una historia la cual un joven conoce a una mujer mayor que el. Los dos viven aventuras y llegan a tenerse un cariño más allá de una amistad, después por cosas de la vida tienen que tomar distancia y la vida se encargará de volverlos a juntar.


Romance For over 18 only.

#romance #febrero #Mario-Camacho #erotic
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La mujer que siempre soñé

Todo comenzó un miércoles por la mañana, salí a correr, a hacer un poco de ejercicio al parque. Después de varios minutos me decidí a sentarme a descansar.

De pronto veo pasar a una hermosa mujer, una mujer la cual se le notaba en su postura corporal una gran seguridad y tranquilidad en ella. Tenía un estilo único al caminar, lucia unas hermosas gafas que podía ver mi reflejo de mi cara en ellas.

Después de allí me fui a mi casa, todo marchaba bien y normal, llegué a mi cuarto y me acosté en mi cama, no sé por qué pero de pronto estuve pensando en aquella mujer tan hermosa que mis ojos habían contemplado. Lo primero que me vino a mi mente fue… ¿Volveré a verla de nuevo? Pero dejé que las cosas siguieran fluyendo.

Pasó una semana y de nuevo volví al parque a correr y mientras corría volteaba hacia mis lados para tratar de ver una vez más a esa hermosa mujer, pero no había rastro de ella. Me resigné a que ya no la volvería a ver más, al menos en ese momento. Pasaron minutos y volví a sentarme a descansar, voltee a mi izquierda y me sorprendió ver de nuevo a esa bella dama, quería hablarle pero no sabía cómo hacerlo.

Entonces ella se acerca hacía donde yo estaba sentado y me dice: ¡Joven! ¿Está ocupado éste lugar? Inmediatamente le respondí que no, y me puse algo nervioso. Se quedó allí sentada por algunos minutos checando su celular.

En mi mente yo pensaba que era la oportunidad de hablarle pero no sabía cómo iba a reaccionar ella. Totalmente ella no me conocía, pero quería ser yo quien diera el primer paso. Me acerqué a preguntarle la hora y me respondió muy amablemente. Creí que estaba soñando, ya que en ningún momento llegué a pensar que ella me hablará sin ningún prejuicio hacia mí.

Mostraba una gran seguridad en ella, se acerca hacia mí, me pregunta mi nombre y empezamos a tener una charla común y corriente. Entonces ella me comentó que el fin de semana me invitaba a cenar a su casa, yo encantado acepté su invitación.

Me dio su teléfono y después de días quedamos de acuerdo para ir a cenar a su casa. Yo estaba algo nervioso porque no sabía cómo comportarme enfrente de una hermosa mujer con años de experiencia reflejados en su piel, madura y muy sexy.

Me metí a bañar, me puse mi mejor ropa, la más cómoda y casual. Estrené una fragancia que había comprado días antes de la cita, quise verme guapo y encantador para esa noche. Pedí un uber y me dirigí inmediatamente hacia su casa. Llegando a su casa ella me recibió con un gran abrazo y un beso en mi mejilla y yo le regalé unas cuantas flores de gerveras y tulipanes, algo me decía que eran sus favoritas, y realmente así fue, sí eran sus favoritas. Entré a su casa y me ofreció sentarme mientras ella se iba a bañar, procuró no tardarse. Yo me senté y lo primero que vi fue una piscina dentro de su casa, el agua recorría gran parte de su pasillo, tenía una hermosa casa que me sentía dentro de un cuento de la realeza. Mientras yo estaba sentado había un espejo frente a mí, entonces alcancé a ver que la hermosa mujer bajaba lentamente de las escaleras envuelta con su bata de baño, ella no sabía que yo estaba frente al espejo, así que ella a espaldas mías se quitó su bata de baño y yo sólo quedé en silencio y sin saber que hacer o a donde ir, lo único que alcancé a ver de su cuerpo fue parte de su espalda y veía cómo sobaba lentamente y suavemente sus piernas y tobillos, no sé por qué pero me llamó mucho la atención, nunca había estado con alguien mayor que yo pero me sentía relajado y tranquilo conmigo mismo. Después de varios minutos más ella bajó arreglada y nos acercamos a la mesa para cenar. Mientras cenábamos le pregunté que por qué se atrevió a invitarme a cenar a su casa sin ni siquiera haberme conocido y ella me respondió que simplemente me le hice un chavo muy lindo y que le trasmití confianza, aparte ella me dijo que si notaba que yo la volteaba a ver y ella se había dado cuenta pero que primero quería saber cómo respondía yo antes de decirme otra cosa. En ese momento le sonreí y nos quedamos viendo a los ojos por algunos segundos, hubo un coqueteo entre nuestras miradas.

Después de acabar de cenar me ofreció un rico postre de cóctel de frutas con bolas de nieve. En ese momento me encantó mucho su forma de ser conmigo y empecé a sentir algo muy bonito por ella, pero no quería que me ganara la emoción de experimentar algo con ella, mejor dejaba que las cosas fluyeran poco a poco. Pero algo en mí me decía que tal vez aún no estaba listo para tener algo que tal vez sólo existía en mi mente, no quería hacerme ilusiones, así que mejor respiré y me tranquilicé. Fuimos a su cuarto a ver una película, de esas que dan un poco de miedo y suspenso, no soy muy fanático de las películas de terror pero en ese momento me gustaba porque cuando pasaba una escena de suspenso ella se recargaba en mí y hasta me abrazaba, se sentía muy bonito.

Poco antes de que se acabara la película ella se había quedado dormida, entonces yo me paré y la cobijé para que no pasara frío y estuve allí con ella. La veía a sus ojos y yo mismo me decía que ella era la mujer que siempre había soñado pero al mismo tiempo la mujer que nunca tendría. Todo había pasado tan extraño y tan rápido a la vez pero me sentía muy cómodo con ella. Bajé a la cocina por un vaso de agua y nuevamente volví a su cuarto. No lo pensé dos veces y me quedé a dormir con ella aquella noche para cuidarla. Antes de dormir la vi por última vez a su rostro y la contemple toda, me encantaba su cuerpo, porque aparte de ser una mujer muy sexy su cuerpo inspiraba para muchos artistas de pintura, era como mi mona lisa.

Al día siguiente desperté tan feliz porque había dormido como nunca antes, sinceramente, fue mi primera vez haber dormido con una mujer que no haya sido mi mamá. Me cambié y me bajé a almorzar, después la hermosa mujer bajó para almorzar conmigo, era muy linda y me cuidaba mucho, eso me gustaba bastante. Al final le agradecí mucho por haberme invitado a cenar y por haber aceptado haberme quedado a dormir con ella en su cama, ya que yo siempre la respeté y la admiré. Ella me dijo que el día que yo quisiera volver a su casa tenía las puertas totalmente abiertas y que siempre sería bienvenido.

Pensé que todo acabaría allí, pero iban pasando los días y cada vez más conectaba con ella, cada fin de semana salíamos a comer, iba a su casa, nos íbamos de viaje a conocer otras ciudades, nos tomábamos muchas fotos y entre semana nos mandábamos mensajes, audios y videollamadas. Todo era tan bonito, de hecho un día me invitó a su piscina que tiene dentro de su casa, nos bañamos juntos y comenzamos a jugar, bromear y nos tomamos algunas copas de whiskey, una cosa pasó a otra y terminamos haciendo el amor. Fue tan bonito y romántico al mismo tiempo. Pasé muchas cosas con aquella hermosa mujer que yo quería que nunca se acabara el día y era increíble estar con ella, ya que ella me enseñó el sentido de la diversión, de la adrenalina, eso y más estoy agradecido con ella.

Pasaban semanas y meses así, que cada fin de semana era una nueva experiencia que no me sacaba de mi mente antes y después de dormir. Era lo máximo.

ELLA ERA LA MUJER QUE YO SIEMPRE SOÑÉ TENER.

Me gustaba la forma en como ella me cuidaba, me hablaba, me acariciaba y me besaba, ella era perfecta.

Un día ella me platicó que por cuestiones de trabajo tenía que cambiarse de ciudad y que sinceramente sería difícil volver a coincidir y salir juntos, para mí fue una decisión complicada, porque quería estar con ella pero yo tenía mi responsabilidad de estudiar, hacer y seguir mi vida, estuve algo triste pero le dije que si la vida decidía volvernos a juntar entonces así sería, que no quería forzar las cosas, que yo dejaría que todo se diera como se tenga que dar. Terminando de platicar me acompañó a la entrada de su casa, nos despedimos, nos abrazamos y me dio un beso casi rosando mis labios, la miré fijamente y ella a mí, nos besamos lenta y apasionadamente por última vez. Yo me fui tranquilamente a mi casa pero teniendo en mente que tal vez fue sólo una experiencia, porque el hecho de haberme invitado a cenar porque ella vio en mí algo lindo y especial, no por eso significa que ella quisiera algo serio conmigo, a veces me hacía pensamientos o imaginaciones que no eran reales al menos para mí. Ella fue la mujer que yo siempre soñé pero también la mujer que nunca tendría.

Al siguiente miércoles me fui temprano al parque para ver si la volviera a ver una vez más, pero ese día no la vi, fueron pasando los días y ya no la vi jamás, al principio me sentía mal porque pensé que algo le había incomodado de mi o que algo le había hecho, pero agradezco por todo lo que pasé con ella, y me di cuenta que sólo fue una bonita experiencia que pasé y que nunca más la volvería a tener.

Ya sólo me quedan sus recuerdos y su hermosa manera de ser conmigo. No todas las personas son para quedarse, pero la mayoría nos regalan momentos inolvidables. En ese momento metí mis manos a mis bolsillos y uno de ellos tenía un papel, lo saqué y era una pequeña carta que decía: Querido Mario, gracias por haber estado y formado parte de mi vida, siempre estaré muy agradecida de ti y de todo lo bueno que me hiciste sentir y aprender, siempre te recordaré a donde yo vaya, espero siempre siga estando en tu corazón porque tú siempre lo estás en el mío. Tal vez ya nunca más estaré contigo físicamente pero yo soy como el viento, no me vez pero me sentirás. Te quiero.

Mario Camacho

2020

Inkspired.

Feb. 22, 2020, 8:24 a.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

Meet the author

Mario Camacho Soy un joven escritor, y mi objetivo es que las personas lean historias de vida.

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