samuelliebheart Samuel Liebheart

Una joven pareja norte americana, residente en una pequeña casa de Nantucket, vive una vida relativamente normal y concibe un hijo no deseado, al cual prometen amar con todo su corazón, sin saber... en lo que este se convertiría...


Thriller/Mystery Not for children under 13.

#misterio #familia #relato
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Capítulo 1: "La pintura"

Está claro, que aquello que ahora yace bajo incontables toneladas de tierra, encerrado en un sepulcro de abeto, no guarda ni la más leve relación conmigo, y aún así, en algún momento, llegué a pensar lo contrario. ¿Quién sabe qué clase de terribles maleficios cayeron sobre ese niño, para adoptar la abominable forma que había adoptado? O quizá esto no es obra de ninguna clase de conjuro o maldición y en cambio, era el vástago de las entidades más oscuras, provenientes de los penumbrosos abismos del infierno.

¿Pero que es aquello que enterré en aquella necrópolis esa noche? Para responder a la pregunta, he de redactar mi casi inconcebible relato.

No culpo el escepticismo de aquellos que puedan llegar a leer mi manuscrito, porque ni si quiera yo, a día de hoy, puedo decir si aquello que viví durante cinco años, fue una realidad o simple ficción…

Por aquel entonces, llevaba poco tiempo de haberme casado con mi esposa Inés, y por fin dormíamos bajo el mismo techo. Nuestros ánimos por esos días eran extremadamente altos, el clásico júbilo de los recién casados; si bien no todo era alegre, no tuvimos gran cantidad de conflictos, o por lo menos no alguno que fuese verdaderamente significativo.

Ambos nos levantábamos temprano para ir a trabajar, ella recientemente había conseguido una suplencia de profesora de primaria en una institución pública, mientras que yo era editor en una pequeña editorial (valga la redundancia) nuestro salario nos permitía llevar una vida relativamente normal, y de vez en cuando, darnos ciertos gustos.

Estudié periodismo en la universidad de “Phillking” una universidad poco conocida, ubicada al oeste de Nantucket, lugar donde aún resido. Había decidido tomar aquella profesión, casi sin saber realmente que hacer con mi vida, ya que no tenía intención alguna de entrar en una universidad, debido a que quería enfocarme en el arte, específicamente en la pintura y el dibujo, que poco a poco se habían convertido en mi pasión, y sin darme cuenta, mis habilidades artísticas terminaron sirviendo para mi trabajo en la editorial.

Sin embargo, quería algo más, quería tener mucha más libertad para poder realizar mis obras, y transmitir aquello que pensaba y sentía.

Era una necesidad indescriptible, algo que estaba enterrado en la penumbra más recóndita de mí ser y necesitaba salir, por tanto, empecé a realizar mis infravalorados cuadros, mis… condenados cuadros…

Por su parte, Inés si tuvo siempre claro su objetivo, ella siempre había querido enseñar a los niños y formarlos para convertirlos en hombres y mujeres de provecho para la nación. También tenía un profundo deseo, de poder dar cariño y conocimientos a un niño, su niño.

Sin embargo, la idea de un hijo se discutía poco y siempre concluía de la misma manera… “tendríamos un hijo, cuando las condiciones fuesen favorables”; y a pesar de ser el que más frio pensaba acerca de este tema, también me sentía a veces triste, al no poder cumplir con otra de mis aspiraciones, la cual era transmitir mi pensamiento, mi visión del arte, su importancia tanto para el hombre como para todo lo que ha creado y el cómo el mismo, debería regirse por leyes y no ser totalmente libre, quería enseñar eso a mis hijos, sentía que era algo que debía hacer, pero sabía que no podía, temía que esto nunca pudiese cumplirse, y durante un tiempo, estuve decaído y molesto, por mi trabajo, por mi pasada indecisión y lenta acción, por todo…

Cuando me recompuse, retomé nuevamente la pintura; el negocio no había mejorado realmente, pero tenía todavía ganas de pintar, aunque dichos ánimos volverían a desaparecer durante un tiempo más…

Fue una noche silenciosa, en la que el único sonido que se percibía era el re confortable cantar de los grillos, así como la única luz percibida, era la de la plateada y resplandeciente luna nueva en su punto más alto del firmamento, que tras recibir mensajes en idiomas inexistentes e imágenes de lugares desconocidos, que comencé a trabajar sonámbulo en el extenso lienzo largo que se hallaba en mi habitación. Luces de colores de un verde azulado se veían, formas amorfas de seres incorpóreos que susurraban a mi oído órdenes, en una lengua muerta, más antigua que los tiempos de Ciro y Nabucodonosor pero inexplicablemente, entendibles; y al alzarse el sol nuevamente, y pasar sus poderosos destellos a través de mi ventana, abrí los ojos para encontrar delante de mí, una espléndida pintura, que cautivaría a los grandes de los tiempos de Da Vinci.

Anteriormente, mis obras habían sido calificadas de mediocres, debido a que no lograba mostrar sutil ni ingeniosamente los mensajes a tratar, así como incluso se le señaló a mi técnica de simplista, pero en esta ocasión todo era distinto…

La técnica era simplemente irreconocible, no parecía algo que pudiese haber salido de mis manos, tantos detalles, el excelente manejo de los colores y sobre todo, un sentimiento que se transmitía claramente, una felicidad que te invadía e irrumpía dentro de ti, pero que luego se volvía en una extraña inseguridad, cuyo origen y significados no entendía.

La pintura trataba, de una mujer despertando de un reconfortante sueño, mientras que a través de la ventana próxima al cómodo colchón de su cama, que se encontraba abierta de par en par, se podía observar en el cielo, la preciosa luna nueva, de la cual descendían tres gorriones de un extravagante plumaje rosado.

Quedé completamente atónito con aquella obra que se posaba delante de mí, no la comprendía, pero por alguna razón, me sentía familiarizado con ella, me hacía sentir paz y felicidad.
Tras finalmente volver de mi estado absorto a la realidad, vinieron a mi mente un sinfín de preguntas.

¿Por qué realicé esta pintura? ¿En realidad era yo, o me había convertido en el títere de alguien esa noche? En cualquier caso… ¿Quién era el titiritero?

Investigué la casa de cabo a rabo, pero no encontré algún indicio de que alguien hubiera estado por aquí, era algo tétrico y un poco inquietante, temía que alguna especie de “duende” estuviese manejando mis acciones, sin embargo rechacé esta idea después un tiempo de pensar y decidí ir con el psicólogo del pueblo, y hablarle de este acontecimiento. Fue mientras me estaba cambiando, que caí en cuenta de que mi mujer no se encontraba en la casa.

No podía ser por trabajo, ya que recordaba que ella no iba a trabajar hoy, aunque por puro despiste, no conocía la razón, traté de recordar entonces si el día anterior me había mencionado algo de hacer alguna diligencia, pero no recordé nada similar, pensé que simplemente había salido a hacer las compras para el desayuno, mi error fue, el no corroborar si había comida en la casa, para que esto fuese así, simplemente tomé la pintura y salí de mi casa camino hacia Bloom street.

*****

Había llegado pues, al pórtico de la casa de Owen Brown, el psicólogo. Él era un buen y muy viejo amigo de mi padre, yo lo conocía desde hace ya bastantes años, aunque llevaba mucho tiempo sin verlo.

Cuando era más joven, lo veía con más regularidad, mi padre y el solían tener extensas charlas los días en que estaban completamente libres de trabajo, el me llevó un par de veces a su casa, pero ese tiempo, no son ahora más que pequeñas reminiscencias. Desde la muerte de mi padre, no había visto más al señor Brown, y de eso hace ya mucho tiempo, de hecho, me costó encontrar su casa y tuve que preguntar a los vecinos para confirmar la dirección.

No debían de ser más de las 8 de la mañana en domingo, no me había percatado de esto e imprudentemente, toqué la puerta de su casa y alzando la voz dije…

— ¡Señor Brown!-.

Pasado varios minutos de no recibir respuesta alguna, volví a tocar y esta vez, a gritar. Esperé un poco más antes de oír el rechinar de la puerta y verla abrirse hacia dentro, pude ver a un anciano de buena apariencia física pero con un notorio cansancio, vestido con una piyama blanca, el cual respondió al verme…

— ¡Maldición! Quien es capaz de pararse tan temprano en un día como este- refunfuñó.

—Discúlpeme por haberlo despertado… ¿Un día como este?-Pregunté completamente desconcertado-.

— ¡Es domingo por un demonio!-Dijo ya irritado.

Avergonzado pedí nuevamente disculpas y luego de preguntarme cual era el propósito de mi visita, yo me presenté, diciendo que era el hijo del señor Collins, inmediatamente, el me miró sorprendido para luego dar una leve sonrisa y preguntar…

— ¿Eres…tú Hughard?-.

Su amargura se había convertido repentinamente en una notoria alegría, muy emocionado, me pidió que pasase a su casa y una vez habiéndome dejado en un sofá del salón principal, fue a la cocina a preparar un café, mientras hervía el agua, tuvimos una charla más o menos larga.

Quería saber que había sido de mi vida, me hizo varias preguntas acerca de mi trabajo, mi pareja y demás.

El por su parte, habló más bien poco de su vida actual, dijo que hacía ya algunos años el se había jubilado y actualmente estaba manteniéndose gracias a la pensión del gobierno y el dinero que le mandaban sus hijos, quienes residían en Washington.

Aprovechó también de contarme algunas anécdotas de mi padre, y sus estudios en Phillking, se lo veía sumamente contento al hablar, a la vez que nostálgico…

Habíamos estado más o menos una hora conversando, cuando fue que el señor Brown, preguntó las razones de mi visita; yo respondí que me disculpase, pues quizá sonaría muy interesado de mi parte, que había ido a visitarlo para pedirle ayuda con algo. El me dijo que no importaba y que siempre estaba a la orden, luego me preguntó: “¿En qué puedo ayudarte?”

Fue entonces, que le enseñe el extraño cuadro que había hecho la noche anterior y le expliqué lo que había pasado. Al principio, se mostró escéptico ante mi relato, sin embargo, trate de demostrarle que mi técnica no era realmente la misma, así que le enseñé uno de mis anteriores trabajos, el cual también había traído conmigo, previendo su incredulidad.

Este trabajo era, sobre un paisaje de antiguas ruinas de un castillo gótico precisamente, el cual no desprendía la misma intensidad, ni tampoco era tan agradable a la vista. Ciertamente, ambas pinturas habían sido hechas por la misma persona, y sin embargo, la relación era prácticamente inexistente, fue ahí que cambió de parecer…

Estuvo meditando durante un largo rato acerca del tema, observando, así como analizando y comparando ambas pinturas, decidió creer en mis palabras, aunque no del todo, en su mirada aún se podía percibir un poco de escepticismo.

Sugirió que esto podía haber sido producto de algún tipo de hipnosis que se me había aplicado e incluso mencionó que el sueño que había tenido, se vio influenciado por la misma, sin embargo no hallaba una forma en la que pudiese ser hipnotizado de tal manera, que mis movimientos fuesen tan precisos como para pintar tal obra.

Dijo entonces que quizá la robé de alguien más estando sonámbulo; me preguntó si había descansado bien últimamente y yo respondí que si, el igualmente no notaba en mí un rostro cansado.

La idea del sonambulismo tampoco era convincente, ya que me habrían descubierto tomando la pintura, así que lo dejó en que era producto de algún tipo de hipnosis, me dijo que estaría investigando al respecto, y luego de un rato, me despedí de él y volví a casa…

¡Gran sorpresa me llevaría sin saberlo! Misma que posteriormente, se convertiría en una terrible fatalidad…

Tras llegar a mi casa, me dirigí a la cocina para desayunar, acto que me había saltado casi sin darme cuenta. Antes de entrar había encontrado a mi mujer sentada en el sofá de la sala tomando un café, que extrañamente estaba oscuro. Las luces estaban apagadas y las cortinas apartadas, la luz del sol llenaba toda la sala, ella estaba pensativa y con la mirada perdida, me acerqué diciéndole —Buen día amor- Seguido de su tímida respuesta y un beso en la mejilla de parte mía, di un rápido vistazo a través del umbral de la cocina, advirtiendo que aún quedaba suficiente café…

Me aproximé entonces y busqué una taza para servirme un poco, fue mientras ejecutaba esto que le pregunté…

— ¿Qué sucede cariño? Te noto algo extraña-.

Se tomó unos cuantos minutos antes de poder responderme, cosa que empezó a inquietarme… y por fin, tras un lento suspiro, dijo…

—Estoy… Preocupada y un tanto titubeante…

— ¿Por qué? ¡¿Qué pasa?! ¿A dónde fuiste esta mañana?-. Dije en un tono de preocupación.

—Fui… Al hospital-Dijo conteniendo las lágrimas y mordiéndose los labios-.

Fue entonces que me desesperé, me senté a su lado y tomé sus manos delicadamente, para luego ver como ella lentamente volteaba su mirada hacia mí, dejando escapar algunas lágrimas, para finalmente decir…

—Estoy embarazada…-.

Feb. 2, 2020, 7:31 a.m. 4 Report Embed Follow story
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Sergio アレハンドロ Sergio アレハンドロ
Vine acá a altas horas de la noche porque no alcanzaba a tener ganas de dormir, tenía intenciones de leer una de tus historias para poder dormir. Me lleve una grata sorpresa al darme cuenta de que termine el primer capítulo de vastago y no tenía sueño... El único problema es que no se como haré para dormir ahora
April 01, 2020, 06:10

VL Valentine Liebheart
Me encanto!!,buena la narración,pero creo que es demasiado formal para el ser una persona,con un estatus social promedio,pero igual,esta muy bien narrada,UwU
April 01, 2020, 04:10
Sebastián Eronides Sebastián Eronides
Buena crack!!
February 13, 2020, 04:35
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