c-rodz Celi Rodz

El Rey Del Chocolate incluye importantes reseñas del comercio del chocolate venezolano desde el siglo XIX, hasta la actualidad, aderezada con una apasionada y profunda historia de amor y venganza, entre amos españoles, esclavos y libertos, donde solo el tiempo permitirá poner a cada quien en su lugar, en un inesperado giro de la historia, que nos muestra que a veces, no todo es lo que parece...   


Historical All public.

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"El Gran Cacao"


En los 18...
La esclavitud, el racismo y el cacao. La españolidad, la raza africana y la indígena, protagonizan una historia que inicia y transcurre en un pueblito de Venezuela llamado Chuao. Conocido por ser donde nace uno de los mejores chocolates; desde el cacao hasta las deliciosas formas y variantes que luego son distribuidas y exportadas como el mejor manjar oscuro del mundo.

En la época de la esclavitud, muchos fueron los que padecieron y murieron por la mano cruel del látigo español en esas tierras; uno de ellos fue el negro Felipe Casanagua, quien murió abrazado a la cruz de Chuao, dejando un hijo que permitió que los Casanagua continuaran y vengaran la injusticia cometida al buen Felipe, que entregó su vida al trabajo forzado para agradar a unos patrones que jamás valoraron sus esfuerzos, simplemente por ser negro… Pero el amor llegará tarde o temprano, aboliendo la esclavitud y el gran imperio del chocolate, para levantar a los caídos y aplastar a los soberbios, para aminorar o aderezar la venganza que los Casanagua ejercerán sobre los Landaeta. Construyendo una nueva dinastía de la sangre mezclada, trayendo justicia donde se impuso el egoísmo y la crueldad. Poniéndolos a todos en su lugar...
Solo que a veces, no sabemos que estamos del lado equivocado… Y es que ningún Landaeta se salvará de la venganza y ningún Casanagua se salvará del amor…



Capítulo I “El Gran Cacao”.

La mejor receta para un buen chocolate consiste en el tratamiento que se le de al cacao: cosechar, fermentar, secar, añejar… Son pasos que requieren tiempo, atención al detalle y habilidad. Si se hacen mal, la calidad disminuye; si se hacen bien, se obtendrá un cacao fino de calidad excepcional. Y para eso estaban los esclavos…

A cada uno se le asignaban mil matas de cacao. Durante un año ese esclavo podía producir doce fanegadas de cacao equivalente a 50 kg. Y cada semilla de cacao tenía el valor equivalente a fracciones de oro. Era la época de «los grandes cacaos», como se les llamaba en Venezuela a la gente adinerada.

Toda la agricultura, todo crecimiento de las riquezas en América, y particularmente en los siglos pasados, riquezas que muchos ostentan hasta la actualidad, es producto del trabajo esclavo. Bien diría Juan Liscano:
«Del trabajo de esas sombras crecientes, nacerán las haciendas de cacao, de caña, de café, nacerá la agricultura de Venezuela. Sus gritos humanos de carne herida, vejada, sellada por el hierro, lacerada por el látigo, están en la raíz de nuestra riqueza, son el barro informe del cual nacieron las fortunas de nuestros “Grandes Cacaos” de la Colonia».

Miles de mujeres, hombres, niños y niñas fueron secuestrados de las tribus africanas, arrancados de sus hogares y trasladados involuntariamente a Venezuela y al resto del continente, para ser sometidos a la esclavitud, despojados de sus nombres, de sus ilusiones, dignidad, y toda posibilidad de progreso. Azotados, golpeados y maltratados sin piedad, por ser de una raza diferente...

De allí llegó la negra Alika a Venezuela. Muy joven. No se le notaba que venía preñada y ni ella lo sabía. A esa edad y en esa época, era muy poco lo que una jovencita, casi una niña, sabía del amor.

El 24 de diciembre de 1820, Alika fue vendida para realizar oficios del hogar, a la familia López-Ruiz, un matrimonio de maestros españoles que enviaron por algunos años a Venezuela, como otros tantos, con el fin de educar a los hijos de los europeos nacidos en esa provincia. Unas personas muy decentes que no estaban de acuerdo en gran parte con ciertas reglas implementadas por el régimen español, como el maltrato físico o la misma esclavitud; aunque debieron aceptar a Alika por encontrarse Almodena Ruiz, la señora de la casa, recién dada a luz de unas gemelas. Con muchos oficios y sin nadie más que su esposo para ayudarla, y este debía trabajar, se vieron en la imperiosa necesidad de aceptar a Alika y bautizarla como Pascua, por la fecha en la que llegó a la casa de la pareja de maestros, que le enseñaron mucho de valores, respeto y moral, pero no había manera de que aprendira a escribir ni a hablar correctamente; ni siquiera habló los primeros años, se hacía entender por señas. Aunque doña Almodena la escuchaba hablar muy bajito, en lengua yoruba, a sus santos católicos… Al principio parecía que aceptaba la religión impuesta, pronto notaron que ocultaba a sus dioses dentro de las imágenes religiosas de sus amos, lo que no le costó un castigo pero si un buen regaño, por tratar de engañarlos…

—¡Nos ha engañado, Almodena! ¡Y hace hechicería en nuestra casa!

—No lo veas así, cariño, compréndela… La arrancaron de su hogar, la apartaron de su familia, le han quitado todo. Lo único que pudo conservar es a su hijo Felipito y su religión…

—Culto.

—Lo que sea… es suyo, es su refugio. Lo que la conecta con su hogar, lo que le da fuerzas para continuar. No le hace daño a nadie.

—Si se enteran que hace sus rituales en nuestra casa y que se lo permitimos… es que nos cae el Santo Tribunal de la Inquisición, Almodena...

—¿Quién lo dirá? Pascua es una buena muchacha, honrada y decente. ¡Vamos, amor! No nos hagamos problemas por esto, mira que mayores son sus virtudes.

—Está bien, está bien... Como tú digas, mujer... Cualquier cosa, decimos que solo es herbolaria, que prepara pócimas con ciertas hierbas, a las que se les atribuyen cualidades curativas.

—Eso suena muy pensado, cariño. Aunque es en parte cierto. ¡Ya basta! ¡Aquí no vendrá la Santa Inquisición!


Al cuarto año desde su llegada a tierras caribeñas, pareciera haberse dado el permiso de aceptar las enseñanzas de sus amo. Pascua, al fin, estaba dispuesta a comunicarse.

—Soy bruta, ama Almodena... bruta como esa mula que tiene en el patio.

—No eres bruta, Pascua. Solo tienes otras habilidades, como la cocina, las labores manuales, la paciencia y la bondad. ¡Ciertamente tienes más que muchos que leen y escriben perfectamente...

Más tarde, una niña de solo cinco años arrebatada a su madre esclava (pues a ellos no le pertenecían sus hijos, sino a sus amos), y rescatada de unos despiadados que la tenían pasando hambre mientras concretaban su venta, que no era sencilla por tratarse de una niña muy pequeña y famélica para el trabajo; sería la compañerita de juegos de las gemelas y una hija más para Pascua que ya tenía al pequeño Felipe de siete años. Esa niña era Zatía, a la única que le permitieron conservar su nombre de nacimiento, pese a la insistencia de la iglesia en colocar nombres católicos a todos los esclavos.

Pascua, Felipe y Zatía, no conocieron el maltrato ni el dolor en el hogar de los López - Ruiz; sus vidas transcurrieron en medio del bienestar que proporcionan las personas con mentes sanas y corazones justos. Pero todo cambió en mayo de 1845, cuando Don Roberto López y su esposa recibieron un comunicado para trasladarse de regreso a la madre patria, debiendo entregar sus esclavos a la familia que llegaba en ese mismo mes: los Landaeta.


—Mamá Pascua… ¿Por qué esa cara preocupada?

—Ay mi niña Zatía… Los espíritus me hablaron, y lo que me dijeron no me gustó naitica…

—Ay mamá Pascua, ¡no me asuste pues!

—Vienen cambios mija… que nos traerán mucha abundancia pero también, mucho dolor.

—¡No me asuste, mamá Pascua!

Ciertamente, no intentaba asustarla, de haber querido hacerlo, le habría dicho que ella sería el motivo de los odios, pasiones y dolor que se desataría en la famosa hacienda


Muy diferentes a los López - Ruiz, quienes poseían calidad humana, nobleza y espíritu justo, los Landaeta derrochaban lujos, ego y vanidad. Con el compromiso firmado de no maltrato, como la pareja de maestros lo exigió, Pascua, Felipe y Zatía fueron entregados a sus nuevos amos.

—Muy bonita está esta hacienda, y grande… Pensé que llegaríamos a una casucha y que estaríamos rodeados de indios con flechas. —La nueva patrona hablaba en tono despectivo mientras recorría los salones de la casa.

—Catalina, por Dios… siempre estuviste al tanto de la vivienda que ocuparíamos. En cuanto a los indios, acostúmbrate a ellos como a los negros, porque los verás a diario. Ve con la niña a las habitaciones, deben descansar del viaje. «¿Y esta esclava tan agraciada, de dónde salió?» —Se preguntó el cabeza de familia mientras escudriñaba con los ojos, instalaciones, documentos y esclavas.

—Permiso patrón… —Felipe, negro alto, esbelto de rasgos toscos pero de gran corazón. Sabía leer y escribir, educado por los López - Ruiz, sombrero en mano, hablaba mirando casi al piso, al tiempo que les extendía una gran cesta con frutas tropicales, arepas y casabe, alimentos típicos del país.

—Muy bien, ponla por allí… —Arístides casi ni vio la cesta, no podía dejar de mirar a la negrita Zatía que no levantaba la mirada. —Tú, la más joven, cuidarás de mis hijas…

—La necesito para mi servicio personal, para que me ayude en mis cosas. —saltó Catalina, esposa de Arístides.

—Pues búscate otra, esta señorita será la nana de nuestras hijas. A ti te sirve cualquiera, pero para las niñas… —ladeando un poco la cabeza para enfatizar lo que decía— mejor alguien de confianza. Hazme un favor Catalina, anda al salón principal, que ya debe estar por comenzar el baile en nuestro honor.

—¡Oh sí, el baile! Ya muero por escuchar música, aunque me aterra un poco lo que nos puedan tener preparado estos criollos. Eh, tú… negro. ¿Felipe?

—Si patroncita… —asintiendo la cabeza con humildad.

—¿Sabes acaso qué tipo de música nos tienen preparados para el agasajo? No quiero llevarme sorpresas.

Arístides iba a interrumpir pensando que su recién adquirido esclavo no tendría ni idea de lo que su malcriada esposa le preguntaba. Pero pronto se sorprendería de la respuesta de este...

—Claro que sí, patroncita; han preparado un espectáculo de zarzuelas, rapsodias y el vals de La Vencedora para cerrar. Entre los invitados se encuentra José Angel Montero, que es uno de los compositores de producción más importantes que ha tenido el país, domina la ejecución de varios instrumentos de cuerda y de viento, en especial la flauta. Ha compuesto música religiosa, música de salón y de conciertos, zarzuelas, polkas y valses venezolanos. Su composición de género sacro "Quiero Tu Cruz, Señor", se canta todos los años en Semana Santa.

Enmudecidos todos los españoles presentes, ante la manera de hablar, información y buenos modales de Felipe, hizo que Catalina calmara sus nervios y ansias de fastidiar a Arístides.
Ya se disponían a dirigirse al salón principal cuando Catalina hizo una pregunta más…

—Negro, Felipe… ¿Y qué es eso de los grandes cacaos? He escuchado los susurros de algunos a nuestro paso, repetir esa frase.

Felipe bajó la mirada un tanto apenado.
—Usted patroncita, ustedes son los grandes cacaos. Así le llamamos aquí, a las personas ricas y acomodadas.

Arístides se sintió algo orgulloso del mote que se le atribuía.
—¿Así que soy un gran cacao? Pues sí… eso soy, justamente eso soy, el gran cacao…


La Vencedora y La Libertadora, ambas son contradanzas de composición anónima que sonaron tras el triunfo del ejército libertador en la Batalla de Boyacá de 1819 y que luego fueron interpretadas durante 15 días en Bogotá tras el recibimiento de las tropas de Bolívar. La Vencedora fue el himno nacional en la joven República de Colombia.

La Vencedora (vídeo) https://youtu.be/9H4BiPrhne0

Jan. 29, 2020, 5:20 a.m. 7 Report Embed Follow story
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The End

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Celi Rodz Soy productora y locutora de radio, podcaster, lectora apasionada, crítico musical, amante de la buena música. Proteccionista de animales, creadora y diseñadora de ideas y proyectos. Gloria In Excelsis Deo

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María Guadalupe Daza María Guadalupe Daza
Parece real
May 18, 2022, 11:04
M M M M
¡Qué increíble escrito!
August 15, 2021, 01:49

  • Celi Rodz Celi Rodz
    Muchas gracias. Pronto activaré los demás capítulos, nuevamente. August 15, 2021, 03:16
Mael Sánchez Mael Sánchez
Escrito histórico recreado en Venezuela dentro de un contexto atractivo. Me gusta, seguiré leyendo.
February 21, 2021, 21:58
Gabriel Oliveros Gabriel Oliveros
Gracias por este articulo Celi! como siempre...excelente material.
January 29, 2020, 07:06

  • Celi Rodz Celi Rodz
    Gracias a tí por apoyar. No te pierdas el próximo domingo, el capítulo II. Abrazo January 29, 2020, 09:23
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