Mi pie se movía con nerviosismo.
El ruido de las hebillas en mis sandalias era lo único que se escuchaba en la habitación, pero no era incomodo. Había dejado de serlo meses atrás.
Intentaba distraerme con el sonido. No quería escuchar la verdad, a pesar de que venía haciéndolo desde hacía varias sesiones.
Lleve mi mano a mi frente y la frote ansiosamente.
No quería hablar. Ya había hablado. Había dicho todo lo que tenía que decir. Había llorado y había gritado. Incluso había roto una de las revistas del consultorio. Luego de eso, el psicólogo me había dado direcciones de lugares donde se hacía yoga, entrenamiento corporal y no se que cosa mas que iba a ayudar a relajarme y poder pensar de manera calmada. Lugares de los cuales ya no recordaba los nombres.
Me habría ayudado si tan solo las hubiese tomado, pero no tenía tiempo, ni energía, mucho menos ganas. Entre el trabajo, dividir mi tiempo entre mi hermanita y mi mejor amigo, y mantener la casa en orden, era difícil pensar siquiera en verme haciendo otra cosa fuera de mi rutina diaria.
Estaba cansada, muy cansada. Quería renunciar a todo, correr al lugar más alejado de la civilización y esconderme. Necesitaba tomar un descanso de todos, pero sobre todo, de mi misma. Me sentía cada vez peor. Atrapada, asfixiada. Sentía que me ahogaba en un estanque repleto de agua y eso me aterrorizaba. Tenía una sofocante necesidad de huir. Comenzar de nuevo y olvidarlo todo.
—No puedes esperar a que las personas reaccionen como tu reaccionas ante diferentes situaciones, Elena —la voz de Pablo, mi psicólogo desde hacía exactamente seis meses, me devolvió a la realidad —. O que tengan las mismas actitudes que tu tienes hacia ellos —añadió.
Noto que no le estaba prestando atención. Se cruzó de brazos y me miro en busca de comprensión en mi mirada. Cuando encontró lo que buscaba, continuó.
—Y tampoco debes enojarte con ellas. Solo debes entender que cada persona es diferente. Nunca encontraras a nadie igual —hizo una pausa—. Tienes que dejar de intentar cambiar a las personas a tu alrededor. ¿Acaso tú tienes el poder de cambiar a las personas? —me preguntó.
Negué con la cabeza.
Tenía un nudo en la garganta desde que me había sentado. Me sentía demasiado superada con todo, furiosa y con ganas de desaparecer. Era incapaz de responder sin lograr largarme a llorar por la acumulacion y mezcla de emociones que habitaban en mi cuerpo desde hacía mucho tiempo.
Evité su mirada para que no notara mis ojos repletos de lágrimas y me quedé en silencio, esperando a que siguiera hablando.
—Y si tú no tienes el poder de cambiarlas, ¿Para qué sufrir por algo que es inevitable?
No le conteste. Me dediqué a escucharlo. Él siempre tenía razón en todo lo que decía, y a pesar del poco tiempo que llevabamos conociéndonos, me había ayudado a cambiar un montón de cosas en mí.
Pero mi familia era algo que me dolía a diario. Algo que me enfurecia y me entristecía por igual. Solo quería dejar de sentirme así.
Pablo suspiro.
—Lena, voy a decirte algo que quizás te ahorre uno que otro dolor en esta vida. Solo hay dos opciones cuando se trata de las personas con las que nos rodeamos —acomodó sus anteojos y me observó detenidamente—. Puedes aceptarlos tal como son y vivir con ello, o... No hacerlo. Alejarte y elegirte a ti misma por sobre todo, incluso si es tu propia familia.
》Elena, tienes que buscar lo que te hace sentir bien. Lo que te hace feliz. Y dejar de intentar arreglar problemas que no son tuyos. No lleves a cuestas cargas ajenas, porque nunca vas a poder soltarlas, al menos, no sin romperte y sufrir en el intento. Creo que deberías pensar en eso que me dijiste, dar ese paso que quieres hace mucho y mudarte. Sé que estarías dejando muchas cosas atrás, pero es necesario que salgas de ese ambiente tan tóxico y corrosivo para ti. Y en cuanto a tu pequeña hermana, ella es la que deberá decidir qué es lo que quiere hacer, Elena, tanto como tú eres la que debe tomar sus propias decisiones.
Cuando terminó de hablar, se recostó sobre la silla y acomodó los papeles, dándome espacio para pensar y comprender sus últimas palabras.
Él tenía razón. Debía elegir. Tomar una decisión. Debía elegirme a mí misma. Quería elegirme a mí misma.
Después de tanta mierda, lo necesitaba. Necesitaba mi espacio, mi tranquilidad y mi soledad.
Necesitaba dejar de sentirme culpable cada vez que veía a mí madre mirarme con desprecio. Dejar de sentirme culpable por rechazar las llamadas de mi padre. Él era otro hijo de puta, pero verlo, tanto como no hacerlo, dolía por igual.
Pero también estaban mis dos hermanas. Maldición. Era mucho que pensar. Necesitaba tiempo y poner en orden mis ideas.
Las primeras veces que había venido al consultorio, estaba aterrada y confundida. La Elena que había venido en diciembre era muy diferente a la Elena actual.
Al principio, me había resignado a escuchar y asentir con la cabeza. Dándole una aprobación a lo que Pablo decía, pero siendo consciente de que no importaba cuantas veces se sentara en frente de mí y repitiera como un loro aquellas palabras, yo seguiría dándole importancia a aquello que me lastimaba, porque aún no encontraba la forma de dejarlo ir.
Y la Elena de hoy, estaba lista para crecer. Estaba lista para dejar los miedos atrás. Para dejar el dolor atrás. Estaba lista para ser feliz, incluso si eso significaba dejar una parte mia aqui.
Pablo miró su reloj y supe que la hora había acabado.
Me levanté como un resorte de la silla. El repitió mis movimientos, pero de una forma más pausada y lenta.
—Cuídate y ten un buen día—saludó con una cordial sonrisa.
Intenté devolver la sonrisa, pero solo salió una mueca de mis labios. Mi mente no paraba de pensar.
Mis labios murmuraron un suave gracias.
—Solo envía un mensajes si quieres que la próxima cita sea más temprana, ¿De acuerdo? —agregó rápidamente, notando mi estado de ánimo.
Asentí nuevamente con mi cabeza antes de girar y caminar hacia la salida.
Cuando la puerta se cerró detrás de mí, suspiré.
Algo dentro de mí me dijo que quizás no volvería a verlo y que las siguientes semanas serían decisivas.
Hey, he vuelto por aquí. Le he hecho unos cuantos cambios a esta novela y voy a subir un capítulo semanal. Para las que quieran leer algunos capítulos adelantados, pueden pasarse por mi Wattpad @ccamilavillalba o por Booknet bajo @milac .
Espero que disfruten de esta nueva edición. ¡Saludos!
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.