georgegilmore George Gilmore

La fantasía del seductor John se convierte en realidad cuando los objetos de sus deseos aparecen justo frente a sus ojos.


Erotica For over 21 (adults) only.

#erotico #258 #encuentro #hotel #amantes
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Pieles

La cama estaba tendida. Sábanas blancas y almohadas acolchonadas. Sobre estas, dos mujeres yacían abrazadas en modo de coqueteo. Ambas habían estado experimentando el placer del tacto entre ellas. Las caricias se hacían más placenteras y su recorrido más extenso: bajando desde los hombros, siguiendo por los brazos; alcanzando la figura de sus curvas y llegando a sus muslos, quedándose allí largo rato. Sus manos se encontraban cada tanto hacía sus nalgas, guiadas por sus pasiones femeninas. Sus bocas apenas se tocaban pero sonreían con gracias. Sus mentes complementaban la fantasía. Las uñas rozaban la piel de forma sutil: en cómodo disfrute y elegancia. Dos mujeres. Una sola razón para estar allí: pasión y lujuria. Ambas eran amigas.

Los dientes alcanzaban a tocar sus cuellos. Se besaban. Se recorrían con sus labios y se acercaban con el movimiento instintivo de su cuerpo al gemir. John entró a la habitación, sin idea alguna de lo que se encontraría. Abrió la puerta lentamente y descubrió el escenario: una imagen que sólo podría hacerse realidad en sus fantasías más eróticas. Hacía un año desde que estuvo con alguien bajo sábanas sudadas. Tardó un poco en darse cuenta de lo que sucedía. Hasta que, por instinto, decidió cruzar la habitación. Caminando a paso fijo y sin desviar la mirada, se unió a aquellas damas que no notaron su presencia hasta que se acercó y posó su sombra sobre ellas. Voltearon a verlo y el cruce de pasiones fue inmediato. Quitándose la ropa mientras las mujeres aumentaban el coqueteo, se sintió el hombre más afortunado del mundo. Su larga travesía por la vida, las horas sin dormir y la elegancia con la que había convertido sus seños en realidad daban frutos en ese momento.

Mientras John se sentaba al borde de la cama, posó una de sus manos en la pierna de una de ellas. Lentamente subió hacía sus muslos y recorrió toda su feminidad. Sus nalgas eran firmes, su figura una obra de arte y sus pechos perfectos. Sus manos temblaban un poco pero su erección se hacía presente. Mientras las amigas desnudaban su traje de babydoll, John pudo apreciar la belleza femenina multiplicada por dos. Aquellas mujeres no dejaban de tocarse y besarse, permitían tocarlas mientras se desnudaban; John no sabía bien que hacer, así que entró en acción.

Se acostó al borde de la cama y unió su cuerpo a la desnudes de una de ellas. Su boca se acercó a su cuello, sus manos calientes por la excitación experimentaron la sutileza de una piel joven y seductora. Lo disfrutaba. Ellas lo disfrutaban. Tocaba sus senos, bajaba hacía su vientre y luego, con toque gentil y experimental, empezó acariciar sus vulva al tiempo que la otra amiga besaba los pechos desnudos de la seducida. Entre movimientos controlados, sudor erótico y caricias que harían estremecer hasta el más duro de los sujetos, los acompañantes se convertirían en amantes.

La rubia entraría en el juego. Se acercó a John si alejarse de su amiga que estaba siendo complacida por los labios y manos expertas de un hombre seductor. Se besaron y empezaron su aventura personal. Mientras subía sus pechos por su miembro, lo acariciaba e invertía tiempo en que John se sintiera complacido por el placer de una mujer seductora. Sus manos subían y bajaban, la boca de la mujer no abandonada el miembro su mientras que él, ágilmente, seguía acariciando a su amiga. Se colocaría en una posición cómoda y ambas mujeres se complementarían la tarea de seducirlo. Recostado levemente en la cama, con su espalda soportada por las almohadas, su miembro siendo acariciado y disputado entre dos mujeres, su erección crecía cada vez más, al punto de convertirlo en todo un semental.

La amiga terminaría el juego por su cuenta. Se abalanzó sobre el miembro de John mientras la rubia sucumbía entre sus besos, de rodillas frente a él, con su cuerpo levemente encima. Sus masculinas manos recorrieron los senos juveniles de su amante. Su boca posaría sus labios sobre ellos y disfrutarían del sabor y la excitación que otorgaban; mientras su pene seguía siendo devorado por la amiga. Mientras finalizaban la labor oral hacía su miembro, otorgada por su segunda acompañante, la mujer encima de él sostuvo su pene, introduciéndolo lentamente dentro de ella. John, agarrado de sus caderas, se dejaría llevar por el erótico momento. Su pene iba entrando poco a poco. Sus manos sostenían ahora los mulos de aquella mujer y fueron llegando a sus nalgas, para quedarse allí y dirigir la acción. Sus manos volvieron a subir a sus pechos, sus miradas se encontraron y sus labios se conocieron por primera vez. Sus lenguas quedaron atrapadas en el medio de la seducción mientras John sostenía su rostro y se dejaba llevar por el movimiento de su vientre. La amiga no se hizo olvidar. Llevaría el voyerismo a un nivel más alto y se masturbaba mientras veía a sus compañeros entrar en un clímax erótico y un trance sexual. Seducida por el calor del momento, se acercó a sus acompañantes y repartió sus labios entre ellos. Besó a John en la boca, se posó de espaldas a él y luego besó a su amiga. Recorrió sus labios, su cuello, sus pechos y dejó al descubierto la maravilla de su cuerpo, sus nalgas y su feminidad al rostro de John.

Mientras la rubia se inclinaba y mantenía el miembro de John dentro de ella, su amiga la besaría con pasión y se olvidaría de él por un instante hasta que John, redujo el espacio entre ambos y posaría su lengua entre sus nalgas. John se encontraría con otra situación: estaba haciendo el amor con una mientras le practicaba sexo oral a la otra. Pensó que no sería capaz de resistir más tiempo la erección entre toda la situación, así que decidió ir por más. Como por instinto, las mujeres encima de él entendieron su sacudida y se acostaron en la cama para seguir acariciando y besando sus cuerpos femeninos y excitados. Con su erección en su máxima potencia, John sentía como perdía energía y fuerza. Había hecho el amor con una y besado y acariciado sexualmente a la otra. Así que tomó la iniciativa mientras veía a su primer amante de la noche acostada boca arriba, mientras su amiga hundía sus dedos dentro de ella y los agitaba. Movió su cuerpo y se colocó detrás de su próxima amante. Acarició su espalda, sus nalgas y admiró la figura curvilínea que dibujaba sus caderas. Sostuvo su pene con su mano diestra mientras jugaba con él y se masturbaba. Lo acercó a la vagina de su próxima amante, la recorrió con la punta y fue penetrando sus adentros suavemente. Mientras sentía como la vagina otorgaba resistencia, se sostuvo de sus caderas y fue usando su cuerpo a medida que iba empujando su miembro dentro de ella.

Un gemido y un grito de dolor se escucharon en la habitación. John no perdió la calma y siguió el movimiento. Se inclinó sobre su amante reduciendo aún más el espacio entre ellos, sus cuerpos se tocaron y se sintieron como uno. Con una mano bajaría a su clítoris, lo acariciaría con sutileza y relajaría los nervios de su amante. El cuerpo de la mujer fue cediendo en sus adentros y, al cabo de un rato, disfrutaría libremente y con pasión las arremetidas de su acompañante masculino. Ambas mujeres se unirían en el apogeo seductor de la noche. Mientras John arremetía de espadas a una, esta se inclinaría ante su compañera y le besaba su feminidad hasta que el calor del momento hizo de sus cuerpos una marea de sudor. La fuerza de John se iba incrementando. Sus manos sostenían con firmeza el cuerpo de su amante. Arremetió contra ella unas últimas veces mientras esta disfrutaba de la brutalidad y la barbarie masculina. Sus gemidos fueron incrementando su tono.

La amiga acostada boca arriba siguió el juego mientras se masturbada con pasión viendo a su amiga siendo sacudida por detrás. Toda la escena sucedía frente a ella. Dos cuerpos. Un hombre en su mejor estado y una mujer joven siendo penetrada en una posición animal. Todo esto la excitaba más hasta que llegó a su clímax más elevado. John fue escuchando ambos gemidos. Dos mujeres en su punto de excitación mayor. Dos cuerpos femeninos de figuras excepcionales. Una, acostaba boca arriba, debajo de él, se masturbada mientras veía la escena. La otra, de espalda, se dejaba llevar por primera vez por el atractivo y seductor pene de un hombre adulto.

Se estremeció y sintió como su fuerza recorría todo su cuerpo y se depositaba en su miembro. Sus manos apretaron la cintura de su segunda amante de la noche. Se inclinó hacia ella y dejó fluir el líquido que emanaba su pene dentro del cuerpo de aquella mujer. Tres cuerpos seductores: dos mujeres, jóvenes y atractivas; un hombre adulto y un deseo carnal por poseer al otro, yacían sudorosos y agotados de lujuria en la cama de una habitación del hotel Monique, de la calle Villareal.

Aug. 25, 2019, 7:26 a.m. 2 Report Embed Follow story
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The End

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Tania A. S. Ferro Tania A. S. Ferro
Tu historia se encuentra actualmente en revisión. Para poder contar con la verificación de Inkspired, es necesario que pulas un poco más los signos de puntuación de ella, y que la cambies en la categoría para personas mayores de edad. Saludos cordiales.
August 28, 2019, 22:18

  • George Gilmore George Gilmore
    Muchas gracias por la revisión. Sí, me di cuenta que no había cambiado de categoría aunque pensé que lo había hecho. Saludos. August 29, 2019, 03:17
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