La variedad de aspectos que ofrece a nuestra contemplación la naturaleza en esos períodos del año solar, que denominamos estaciones, excitan poderosamente nuestra atención y nuestra fantasía, y nos hacen sentir las más diversas y opuestas impresiones y sensaciones. Nada más oportuno, pues, que tomar pretexto de esas impresiones y sensaciones que tan vivamente nos afectan, para recrear a los niños sabiamente con pintorescos relatos que tanto agradan a su soñadora fantasía infantil, y a la vez inculcarles sanas y provechosas enseñanzas.
La primavera... con su temperatura deliciosa, con sus flores y gorjeos, con sus auras perfumadas, con sus irisados matices y sonriente luz, despierta en nuestra mente poéticas ideas, y se presta como ninguna otra a fantasear sobre cuanto se ofrece a nuestro alrededor.
...Y esta es la estación que ha elegido la ilustre escritora doña Julia de Asensi para abrir o empezar su meritoria tarea de instruir y deleitar a la candorosa niñez con la presente colección de variados y escogidos cuentos, que titula Las Estaciones. Bajo la fábula de que un anciano, rico y culto, visita periódicamente una posesión donde crecen y se instruyen dos niños a quienes ama apasionadamente, la señora de Asensi halla ocasión de hilvanar entretenidas y morales narraciones, que describen la naturaleza física en mencionados períodos del año, (primavera, estío, otoño e invierno); y con la exquisita delicadeza peculiar al sexo bello, sabe acoplar detalles y zurcir consejos educativos que hacen más útil e interesante la lectura de los aludidos presentes Cuentos.
En cualquiera de ellos que nos fijáramos, encontraríamos, a más de la amenidad, de la fábula, la parte útil y moral que de los mismos se deduce: la niña voluntariosa, (por ejemplo), que sin tomar en cuenta la apurada situación pecuniaria en que se encuentran sus padres se empeña en hacer trabajar a su bondadosa madre confeccionando un vestido para ella asistir a un baile donde no encontrará sino emulaciones mortificantes a su amor propio, ofrece lindo contraste con la humildad de su hermanita, que se resigna a disfrutar de los atractivos que para los niños tiene siempre un carnaval, encerrada en un piso interior que la familia habitaba; mas, por una coincidencia de esas tan frecuentes en la vida, unas niñas vecinas la invitan, la ruegan que las acompañe al baile, para sustituir gallardamente a otra que no las puede acompañar y cuyo elegante traje ponen a disposición de nuestra niña... y, hete aquí a las dos hermanitas en el baile; la voluntariosa Eugenia, haciendo el ridículo con su trajecito de guardarropía, y la candorosa Paz, deslumbrando con los atavíos preparados para la amiguita ausente, y obteniendo el codiciado infantil premio ofrecido a la niña de más airoso continente y caprichoso disfraz: lección que aprovechó Eugenia para nunca más ser exigente.
Felicitamos a la señora de Asensi por sus ingeniosas Estaciones, y a la casa editorial Bastinos que las saca a la publicidad en su incansable empeño de llevar la luz a las tiernas inteligencias de los niños, y despertar generosos sentimientos en sus ingenuos corazones.
EMILIO GANTE
Thank you for reading!
La moraleja del cuento en una fábula introducida en el cuento "Las Estaciones", nos da noticia de la buena guía y cuidado de los padres hacia sus hijos cuando estos son pequeños, para que se logren en la vida y rindan buenos frutos. Reconsiderar la narración oral y escrita ayuda a la niñez mexicana.
Lectura de invitación a estimular la fantasía, impresiones y sensaciones recreativas, didácticas y morales de dos niños en esa época del años; relaciona el cuidado de la naturaleza, la obediencia filial y la trasmisión oral de la fábula y el cuento.Retrata el ambiente social y cultural de la época.
Capítulo 1: Abril - El campo de Daniel
La injusticia ciega y la prepotencia del cacique del pueblo encuentra su reparo y destitución por el personaje central de este cuento, quién resarce la mala suerte de Daniel; le beneficia posteriormente en un ajuste de cuentas por justicia, solicitando que se rija por el bien de sus semejantes.
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