melani-abascal1556141694 Melani Abascal

Clara Agirre acaba de entrar por tiempo indefinido en el sanatorio que hará que su vida dé un giro vertiginoso, donde luchará por su supervivencia, huida y por no perder la cordura que sabe que tiene.


Thriller/Mystery For over 18 only. © todos los derechos reservados

#amistad #desesperación #locura #drama #familia #huida #psiquiátrico
1
5.5k VIEWS
In progress - New chapter Every 10 days
reading time
AA Share

Encierro

+

Recuerdo la lluvia mojando mis mejillas encendidas con la furia, recuerdo la rabia, la impotencia y luchar como nunca antes en mi vida por escapar, salir de allí, huir adónde fuese, pero libre. Nunca la creí capaz de llegar tan lejos, pero para cuando quise darme cuenta ya se había hecho la fatídica llamada que me condenaría por tiempo indefinido a un confinamiento en la sombra, en el olvido.

Nunca fui alguien fácil de domar, mi espíritu libre no toleraba las órdenes ni las autoridades, sobre todo cuando consideraba que no tenían razón y mucho menos opinión en mi vida. No obstante allí estaba en camisón, empapada por la lluvia incesante y forcejeando contra dos hombres altos como armarios y recios como barcos, siendo arrastrada por estos hacia el interior de un edificio antiguo, rozando con los pies descalzos el humedecido suelo de gravilla y luego la baldosa.

Pasé por un par de pasillos siendo escrutada por las miradas inquisitivas de las monjas hasta que mis captores, con ayuda de un tercero, abrieron una puerta metalizada que tenía una ventanilla con barrotes en su parte superior, prácticamente me empujaron dentro y cerraron la puerta de golpe y con llave.

Y aquel fue el inicio de mis días en ese horrible lugar, en una celda, porque no se podía llamar de otra manera, fría y solitaria con apenas una bacenilla como compañía, mojada hasta los huesos y sin una triste toalla a modo de resolución de dicho contratiempo, sin ventanas por las que mirar el tiempo correr y el hambre rugiendo en mi estómago a cada rato. Pasé muchas horas ahí, de eso puedo estar segura, ya que el cansancio y aturdimiento se acabaron apoderando de mí, como niños que reclaman a su madre, bien por aburrimiento o bien por el paso de la noche.

El chirrido de la puerta me arrancó sin piedad alguna de mi sueño y una figura emergió tras ella junto con mis anteriores acompañantes, quizás para evitar mi huida.

-Buenos días señorita Aguirre- saludó el hombre ataviado con una bata blanca.- Soy el doctor Fuentes, desde hoy su terapeuta, mucho gusto- me saludó como quien pronuncia con desidia el mismo discurso durante años.

-Yo no debería estar aquí, esto es un error- dije con desesperación como todo saludo– yo no estoy loc…

-Señorita, me temo que eso es lo que todos dicen por aquí, como comprenderá me resulta bastante difícil de creer. Además he de advertirle que a partir de ahora tanto esa palabra que iba a pronunciar como cualquiera de sus sinónimos están totalmente prohibidos, crean inestabilidad y sólo estigmatizan su situación. Nosotros preferimos llamarles pacientes- me explicó con el mismo énfasis con el que alguien pediría sal a un vecino, empezaba a preguntarme si aquel hombre tenía algo de vida o sólo estaba harto de su trabajo.

-Entiendo, pero insisto en que ha habido un error.

-¿Qué error, señorita Aguirre? ¿Estar aquí o empujar a su madre por las escaleras?

-Madrastra- rezongué ante la acusación.

-¿Entonces la empujó o no?- preguntó con incredulidad.

-Sí- dije con firmeza.

-¿No le parece motivo suficiente?- cuestionó mientras casi ni me miraba en todo lo que llevábamos de conversación.

-Sinceramente no, no me lo parece. Me provocó ¿no quiere escuchar mi versión?

-Claro que sí, quiero entender por qué está tan obsesionada con ella ¿Es por miedo a que intente suplantar a su difunta madre? He oído que sufrió bastante por su pérdida.

-¿Desde cuándo es un delito echar de menos a un ser querido?

-Yo no lo llamaría delito, pero un duelo demasiado prolongado puede derivar en enfermedad, me temo. Pero ya ahondaremos en ello, tendrá sesiones programadas conmigo para comprobar su evolución- me anunció con ese continuo tono anodino.

-Esto tiene que ser una broma de mal gusto, yo estoy bien- insistí ¿tanto costaba creerlo?

-Eso lo decidiré yo, señorita- puntualizó y anotó algo en un cuaderno que llevaba consigo.- ¿Desde hace cuánto sufre accesos de ira?

-¡¿Qué?! Yo no tengo accesos de ira- garanticé en mi defensa.

Otro momento de silencio mientras garabateaba con su pluma.

-Por favor se está dejando llevar por palabrería barata, por favor escúcheme- nunca había suplicado, no obstante la idea de estar presa era lo suficientemente aterradora para mi espíritu libre como para dejar a un lado todo orgullo.

-La estoy escuchando, señorita Aguirre y le aseguro que en este sentido soy totalmente imparcial. No me tome como un juez, no ha venido aquí a ser juzgada sino porque tiene una afección.

-¿Afección?- pregunté con incredulidad, aquello no podía estar pasando.

-Sí, no una física por supuesto, pero sus comportamientos denotan que está desequilibrada por dentro, algo que por supuesto averiguaremos y resolveremos aquí- comunicó con una sonrisa cansada.

-No tengo ninguna afección ni estoy desequilibrada, señor- sólo pude asegurar como último recurso.

-¿Cuántas personas conoce que vayan por ahí empujando a otros por las escaleras? ¿Cree que es una forma adulta de resolver sus problemas, señorita Aguirre?- enarcó una ceja, sujetaba la pluma como esperando una buena respuesta de la que dejar constancia.

Estaba atrapada, nada de lo que decía parecía ser lo suficientemente importante como para que lo considerase como una evidencia de mi cordura, era como hablar distintos idiomas, salvo que yo sí comprendía el suyo.

-Le sugiero que se tome esto como una oportunidad, no sólo de mejorar, sino también para volver a casa y que el mundo la vea como una persona normal y de bien- su frialdad sólo evidenciaba mi falta de opciones, algo que hizo que me sintiese encadenada al suelo frío.

¡No! Debía sobreponerme, debía aprovechar cualquier resquicio para escabullirme, el primer objetivo era salir de allí, después ya arreglaría las cosas en casa.

-Le advierto desde un primer momento que cualquier intento de fuga será severamente castigado. Esto no es una cárcel pero tenemos unas normas, es mejor que las aprenda cuando antes, además sería peligroso para el resto que cualquiera de los internos saliese sin haber mejorado- me comunicó como leyendo mis pensamientos.- Voy a conducirla a su habitación y presentarle a su compañera- me informó y los dos grandullones se acercaron a mí para sujetarme de ambos brazos.

Caminamos sin alejarnos mucho, hasta alcanzar un ascensor enrejado en el que nos subimos hasta llegar a la primera planta. No pude evitar fijarme en que la tercera tenía una cerradura en lugar de un botón. Una vez el doctor cerró las puertas tras nosotros, avanzamos por otro pasillo donde había habitaciones numeradas. Se paró en la 202, una también cercana al elevador.

-Bien, ya estamos. En estos momentos no hay mucha actividad en los pasillos porque el resto de internas están en los talleres, eso es un gran privilegio del cuál disfrutará si la terapia va correctamente. María- llamó repentinamente, mas no obtuvo respuesta- María sé que no estás en ningún taller, te han visto salir así que por favor colabora- comunicó a la estancia vacía de forma que parecía que le faltaran un par de tornillos.

La habitación era pequeña, lo justo para que hubiese una litera de dos camas, una mesita de noche y un armario. Al menos contaba con una pequeñísima ventana enrejada, estaba claro que eran precavidos con las huidas, pero podía ver la luz del sol, cosa que no me parecía poco después de mi encierro previo. El estrecho armario comenzó a abrirse con suavidad y una chica delgada y bajita, de pelo ondulado y largo emergió de él.

-¿Me necesita señor Fuentes?- preguntó con la mirada baja y una voz casi imperceptible.

-Te presento a tu nueva compañera, Clara Aguirre, por favor ten la gentileza de enseñarle todo esto y nuestras normas y costumbres por aquí- solicitó, delegando posiblemente un trabajo suyo a una interna.

-De acuerdo, doctor- murmuró apenas dejando caer su mirada esquiva en mí.

-Tendrás cita conmigo después de comer, María ya te comunicará dónde- me indicó al girarse camino a la salida.- Ah y María- la aludida se sobresaltó- esta vez voy a dejarlo pasar y os concedo el tiempo del taller a las dos para que la señorita Aguirre pueda instalarse debidamente, pero te sugiero que no repitas lo de hoy o me plantearé sacarte del taller ¿entendiste?- la chica sintió con la cabeza frenéticamente.- Bien, pasad una buena mañana, chicas- se despidió y abandonó el lugar junto con el resto de sus acompañantes.

Casi no podía ver los ojos de mi compañera de lo gacha que tenía la cabeza, debería considerar el cortarse un poco el flequillo, al menos para poder ver ella misma por dónde iba. Extendí mi mano a modo de saludo, lo que la sobresaltó e hizo que se encogiese.

-Encantada de conocerte, María- seguí hablando como si nada, obviando su extraña reacción.

De alguna forma me recordaba a un ratoncillo asustado, supuse entonces que no le iban las interacciones directas, así que bajé la mano, resignada a que no me la estrechase. Cogí aire y lo solté con calma, no estábamos comenzando muy bien.

-¿En qué cama duermes?- quise saber tanto por tratar de conversar como por practicidad.

-Arriba- casi me susurró.

-Y bien ¿qué se hace por aquí si no vas a los talleres?- intenté averiguar mientras cruzaba la estancia para sentarme en la cama más baja de la litera, a partir de entonces la mía, y procurando obviar los quejidos de mi estómago.

-Ayudar con tareas- respondió, parecía asustada, no dejaba de mirar la puerta.

-Oye ¿estás bien?- cuestioné con preocupación.

Asintió levemente, con prácticamente los ojos desorbitados enfocando en la misma dirección, lugar en el que yo no veía nada extraño, nada por lo que reaccionar así. Estaba tan tiesa en su sitio que me preocupó, me acerqué con cautela y toqué su brazo para que cambiase su foco de atención a otro lado, mas lo que logré fue que se girase aterrada hacia mí, mirándome también con esa expresión y reteniendo lágrimas en sus castaños ojos.

-¿Quieres que llame al doctor?- pude preguntarle sin saber a quién más acudir.

-¡No!- me gritó de repente- nonononononononononono- dijo atropelladamente, poniéndome los pelos de punta.- Todo está bien, todo está bien, todo está bien- me comunicó con un tono alto, mirándome fijamente y sonriendo mientras dos goterones caían de sus ojos.

Pasara lo que pasase, obviamente no estaba bien.

Una chica de pelo rizado emergió al otro lado de la puerta, sobresaltándome.

-María ¿qué ocurre? Estás armando mucho jaleo- entró sin mediar más palabra y la envolvió en sus brazos a lo que la aludida respondió devolviendo el gesto y deshaciéndose en lágrimas.

-Chsss- le chistó la otra chica y le puso la mano en la boca.- Todo está bien, pasará, pero necesito que te calmes y no armes más escándalo o vendrá Ángela.

Yo observaba sin saber muy bien qué hacer o no, como quien está frente a una obra de teatro y no se siente parte de lo que en ella ocurre.

-¿Qué pasa?- fue todo lo que me atreví a cuestionar una vez se calmaron un poco las aguas.

La recién llegada se percató de pronto de mi presencia.

-Ah, hola, perdona no te había visto. Encantada soy Violeta- me saludó con una afable sonrisa en lo que María sollozaba sigilosamente en sus brazos.- No te asustes, esto pasa a menudo- explicó como de pasada, lo que no me mantenía para nada tranquila- pero ya ves que se le pasa no tardando mucho ¿Eres su nueva compañera?

-Sí.

-Entonces te pido por favor que te encargues de lo que estoy haciendo yo ahora, no debería hacer ningún ruido a pesar de tener una crisis.

-¿Por qué?

-Le han diagnosticado psicosis, pero te lo traduciré ya que veo que me estás poniendo una cara extraña. Ve cosas que el resto no vemos, ella los llama monstruos y los describe bastante horribles así que debe pasarlo bastante mal cuando le da uno de estos episodios.

-¿Y por qué debe mantenerse en silencio? ¿No es mejor que reciba asistencia?

-Para nada- comentó con total rotundidad.- Ya lo comprobarás por ti misma, se supone que estamos aquí para ser tratadas y curadas, pero las terapias parecen más una tortura que otra cosa. Además, no todo el personal de por aquí tiene tacto y paciencia.

-Ya veo, el doctor Fuentes no parece muy dado a escuchar, intenté hacerle entender que han cometido un error, pero no fue muy distinto a hablar con el armario.

-Ya te acostumbrarás, aquí ya no eres una persona cabal capaz de tomar sus propias decisiones, eres una paciente lo que automáticamente te quita cualquier posibilidad de ser vista como alguien lógico y racional, por muy sana que estés, nada de lo que digas será tomado en cuenta.

-¡Pero yo estoy bien! Debería de darse cuenta- comenté molesta.

-Para él sólo eres una más. Yo creo que no nos ve más allá de un complicado rompecabezas que montar para desmontar y volver a montarlo.

Suspiré, mi idea de poder dialogar con el doctor Fuentes se estaba desvaneciendo.

-¿Crees que hay alguna forma de huir?- mi desesperada pregunta pareció tomarla desprevenida y le provocó una ligera risa.

-No estaría aquí si hubiese visto la forma.

-Bueno, eso no significa que no la haya.

-Me gusta tu entusiasmo- comentó alegremente.

Entonces una campana empezó a resonar por el pasillo y avanzar a lo largo de éste.

-¿Y eso?- quise saber.

-Es el sonido que indica el final de los talleres y el inicio de la comida, debemos darnos prisa para ir al comedor si no queremos quedarnos sin nada.

-¿Puede pasar?- cuestioné alarmada.

-Claro, somos muchas, aquí hasta se trafica con pan duro. Vamos María, hay que ir a comer- le dijo con dulzura mientras secaba sus lágrimas.- No te preocupes, te haré de guía después de comer- me comentó.

-Tengo que ir a ver al doctor, me ha citado- recordé.

-Cierto, que las nuevas van después de comer. Vale pues después venme a buscar a la sala común, ya te enseñaré dónde.- salimos al pasillo, donde más chicas iban hacia la izquierda- No sé si te diste cuenta, pero el edificio forma un cuadrado, ahora estamos en dirección a las escaleras, que está en la esquina superior derecha del edificio. En la izquierda está el ascensor, pero es sólo para uso del personal, es mejor que no te pillen allí- cuando por fin llegamos a la susodicha zona, por donde el resto de mujeres iban bajando, me señaló hacia la otra parte del nuevo pasillo.- Ese es el lado derecho del edificio, en esta planta está la sala común, es dónde nos mandan después de comer salvo que tengas terapia, luego vuelve ahí con nosotras.

Asentí y entonces retomamos el camino hacia la planta baja, donde se encontraba el comedor. Tuvimos que hacer cola algo antes de llegar a la puerta, donde una joven novicia nos dio un cuenco a cada una y nos indicó que mantuviésemos nuestro lugar. En cuanto se despistó, algunas mujeres empezaron a discutir por cuál era su preferencia en la cola y quién había llegado antes, dato que supuse que sería normal si escaseaba la comida tanto como había afirmado Violeta momentos antes.

-Vigila tu cuenco- me susurró de pronto María, quien estaba ligeramente repuesta- no hay para todas y quien se queda sin él no come.

En ese momento hizo aparición un grupo de mujeres de diversas edades provocando reacciones nerviosas en la mayoría de las presentes. Una mujer de pelo corto, negro y pegado a su cabeza me miró fijamente y con aire autoritario.

-Eh tú, la nueva- me espetó- dame tu cuenco.

-No me llamo ni eh, ni tú y este es mi cuenco- me mantuve firme en mi posición y palabras.

Llevaba sin comer desde que llegué, no iba a aguantar ni un minuto más y mucho menos por una desconocida. María me agarró de un extremo de la ropa, prácticamente temblando y evitando la mirada de mi interlocutora.

-Margarita, acaba de llegar, dale tiempo a que se asiente por favor- le pidió con calma Violeta, algo que no se tomó nada bien.

-Ya sabes las normas, así que ya me está dando el cuenco…

-Las normas son que las que llegan primero tienen cuenco- la interrumpí, algo que provocó silencio y asombro en las presentes.

Margarita estampó su puño en la pared en la que yo estaba apoyada, muy cerca de mi cara, tanto que pude notar el efecto del golpe en mi mejilla. Sentí cómo se me retorcía el estómago del miedo en ese momento, con su mirada clavada en mí, no obstante llevaba tanto tiempo demandándome alimento que también podría haber sido un efecto de este hecho.

-Te voy a contar cómo son las cosas por aquí- me explicó con una voz suave, fingidamente calmada- tú llegas prontito a hacer fila, yo llego cuándo me da la gana con mis chicas y si te pido tu puñetero cuenco, tú me lo das si no quieres atenerte a las consecuencias ¿estamos?- su mirada era lo más parecido a la de un depredador, no era de extrañar, la escasez de comida hace que prime la ley del más fuerte.

-¡¿Se puede saber qué está pasando aquí?!- se hizo oír la voz cascada de una mujer que venía ataviada con un atuendo de monja.

-Nada, Ángela, sólo saludaba a la nueva- le respondió con un aire altanero en su actitud tras salirse de mi espacio vital.

-Ya lo veo ¡haz la fila como las demás y deja de montarme espectáculos, Margarita!-le espetó antes de marcharse, momento que aprovechó la aludida para volver a posar su airosa mirada en mí mientras recorría con su pulgar su propio cuello, dándome a entender que acababa de hacerme una enemiga peligrosa.



***

Tras investigar (cosa de la que estoy segura que no he terminado) os traigo el primer capítulo de esta perturbadora historia. Voy a intentar sacar todas las tripas que pueda (metafóricamente, por supuesto ¿o no?) ya que quiero transmitir lo desagradable de la experiencia de la protagonista. Os adelanto que me he basado en las prácticas psiquiátricas antiguas ya que no está ambientada en la época actual y sinceramente he leído cosas horribles que tened por supuesto que van a aparecer. Si meto la gamba en algún sitio (más que nada por no estar especialmente versada en la materia y estoy indagando por mi cuenta) y alguien con más conocimiento se percata, pido desde ahora que me lo cuente y me explique cuál fue mi error para hacerla lo más creíble y acorde posible, lo agradeceré mucho (siempre y cuando sea desde el respeto y todo eso que a todos nos gusta).

Os anuncio también que pretendo que esta historia entre en los Wattys antes de que se acabe el plazo (todo un año para escribir la historia y yo voy y me lanzo con un par de meses y a poco de entrar a trabajar, grande).

Si os gustan mis historias decídmelo con vuestros likes, comentarios y cafeses, siempre son bienvenidos :)

ko-fi.com/melani_abascal

Y si os quedásteis con ganas de la historia de Cupido os dejo por aquí el link de Amazon, para tanto si lo queréis tener este veranito en los ratos muertos de la playa o piscina o sofá (no juzgamos a nadie por aplatanarse con el calor) o si tenéis el Kindle unlimited y os apetece lecturita gratis.

https://www.amazon.es/QUERIDO-CUPIDO-MELANI-ABASCAL-MARISCAL/dp/8494623877

Como siempre muchas gracias por leer, compartir, apoyar y todo eso genial que hacéis, me anima mucho a seguir escribiendo ^^.


Os dejo por aquí también la música que he usado y creo que le pega de fondo

https://www.youtube.com/watch?v=kvkFyM6TPNE

Una que creo que pega con María o al menos con la visión que tengo de este personaje

https://www.youtube.com/watch?v=5cAMrfUa7X0

Y una que me encanta que va del tema

https://www.youtube.com/watch?v=9NsR3oI2BCc

Disfrutad ^^

July 2, 2019, 10:12 a.m. 1 Report Embed Follow story
1
Read next chapter Normas y costumbres

Comment something

Post!
Galo A. Vargas Galo A. Vargas
Hola Melani. Somos del equipo de verificación de historias de Inkspired. Quisieramos dar por verificada la tuya ya que cumple los parámetros de calidad que buscamos, pero nos hemos topado con un párrafo que puede que sea causal de que la rechazamos: se trata del párrafo final en donde pones vínculos para continuar leyendo la historia en otras plataformas como Wattpad y Amazon. Según las reglas comunitarias que tenemos, esto está prohibido, por lo que te pedimos por favor removerlo de la historia. Puedes poner estos vínculos en tu bio de tu perfil de usuario sin problemas, más no en las historias en sí. Cuando hayas hecho este arreglo, por favor responde este comentario para poderla dar por verificada.
November 18, 2019, 15:50
~

Are you enjoying the reading?

Hey! There are still 5 chapters left on this story.
To continue reading, please sign up or log in. For free!