Hoy ha sido un dia largo, muy largo. De esos que intentas ver el lado bueno, pero cuesta...
Estoy abriendo, por fín, la puerta de casa y me choco contra el marco de la puerta. Mierda!! En otras ocasiones me río, porque es bastante habitual que me choque contra cosas, pero hoy no me hace ninguna gracia!!
Al querer sacar la llave de la cerradura, que, como no, parece que no quiere salir, se apaga la luz del portal y me doy cuenta de que a mi espalda hay una ligera luz tintineante. Cierro la puerta, me giro, y veo, que en la oscuridad, hay un caminito de velitas, a ambos lados, que conduce desde la entrada de casa hasta el dormitorio. Se me dibuja una media sonrisa en los labios, creo que ha sido la primera sincera en todo el dia. Cierro los ojos. Inhalo con calma, y siento que un agradable olor a lavanda me rodea. Es como si me estuviera envolviendo una nube de serenidad y buen rollo.
Dejo el bolso en el suelo, al lado de la puerta, y me dirijo a seguir el camino que las velas me indican.
Llego a la puerta de la habitación y veo que hay más luz que en el resto de la casa, hay todavía más velas, tantas que no sería necesario encender la luz para buscar algo, pero con el encanto que solo las velas pueden dar. Me encantan las velas!
Veo a mi chico, de pie, con unos vaqueros y una camiseta de manga corta blanca.
"Un mal dia cariño?" Digo que si con la cabeza y me siento a los pies de la cama después de darle un beso. Le digo que me ha encantado el detalle y que, realmente, me ha alegrado el dia. Se arrodilla delante de mí y me mira con cara traviesa. Lleva algo en la mano. Me lo muestra, es un antifaz de esos que utiliza alguna gente para dormir. Me da un beso en la megilla y me susurra al oido: "Ahora relájate, déjate llevar y disfruta".
Me quita la camiseta y el top dejando mi torso desnudo, me da un ligero empujón para indicarme que me tumbe. Sonrio y obedezco. Mientras tanto sacudo mis chanclas de los pies. Una vez tumbada con la cabeza sobre la almhoada, me desabrocha el botón y la cremallera de mis pantalones vaqueros cortos y me los quita..
Oigo como ha dejado algo sobre la mesita de noche. Antes de taparme los ojos no me había fijado en los detalles que podrian haber distintos en la habitación.
Empieza a deslizar sus manos desde los empeines de mis pies hasta la parte superior de los muslos. Ejerce la presión justa para que sea algo muy agradable y relajante.
Noto un olor distinto al que desprenden las velas, más dulzón. Es nuestro aceite de masaje comestible. Siento como sus manos resvalan sobre mi piel hidratada. Son siempre los mismos movimientos, de abajo a arriba, pero no da la sensación de ser movimientos repetitivos. Me gustan. Mucho.
Me mueve para que me ponga boca abajo y repite los mismos movimientos desde la parte de atrás de mis piernas. Pero a la segunda subida, sus manos llegan hasta mis nalgas, y las separa ligeramente. Me encanta. Repite, un par de veces, movimientos circulares en mis nalgas antes de subir por en medio de mi espalda hasta la nuca y separar las manos a la altura de los ombros.
Repasa con su lengua mi columna vertebral. Siento como todos los poros de mi piel se ponen de punta. Siento como mi cuerpo se relaja del paso del dia y se deja llevar por la situación que él me ha preparado.
Me vuelve a poner boca arriba. Intento, a ciegas, localizar su cabeza para acariciar su cara. Oigo un "ssssshhh". Me coge las manos y me pone unas cuerdas a modo de esposas y coloca mis manos por encima de mi cabeza. Rio burlona. Siento que pasa otra cuerda alrededor de un tobillo, me ata a un extremo de la cama. Unos segundos más tarde, siento que hace lo mismo con el otro pie. Estoy atada de pies y manos, aún así tengo cierta olgura, ya que puedo flexionar ligeramente las rodillas.
Me encantan estos juegos a ciegas.
Me quedo quieta y escucho. Intento adivinar que es lo que va a hacer a continuación.
Oigo algo muy sutil, no consigo descifrar a que es.
Mi cuerpo se mueve ligeramente por el peso de su cuerpo sobre la cama. Ahora está practicamente encima de mi, noto cada una de sus piernas en los laterales de mi cuerpo. Se ha quitado la camiseta, lo sé porque me ha rozado ligeramente los pechos con su torso. Siento su aliento en mi cuello. Algo húmedo, su lengua. Se desliza por mi garganta y se para en el lobulo de mi oreja derecha, donde me da un ligero mordisquito. Vuelvo a sentir su aliento, esta vez en mi oreja. Me susura: "así, atada, no tendrás otro remedio que portarte bien".
Hago un rápido movimiento con mi cabeza hacia el lado derecho para darle un lametazo en la cara, ya que siento que sigue ahí. Tan solo consigo rozarlo, él me puede ver... Se ha incorporado rápidamente y oigo una risita disimulada.
Siento otro ligero movimiento en la cama y vuelvo a oler más intensamente el olor dulzón, muy similar al de el aceite de masaje.
Unas línea de gotitas por mi abdomen hata la altura de mis pechos, unas pocas más en un pecho, ahora en el otro.... Está utilizando la vela de masajes, de ahí el olor y calor de las gotas.
Oigo como deja el recipiente en una de las mesillas de noche y...., empieza la acción.
Masajea cada rincon de mi torso, desde las caderas, pasando con ambas manos por los laterales de mi cuerpo hasta encontrarse con cada uno de mis pechos, pero no se centra en ellos, todavía no. Sigue frotando sus manos contra mi cuerpo. Me levanta la pelvis hasta encontrarme con la costura de sus pantalones. Gimo ligeramente. Me succiona un pezón mientras sus manos siguen agarradas a mis caderas. Sabe que me encanta.
Intento bajar mis manos atadas hacie él. Se da cuenta y me las sujeta con una mano por encima de mi cabeza mientras con la otra empieza a estrujar el pecho que me succiona y lame con su lengua.
Me excita muchísimo el no saber cual va a ser el siguiente paso, y al mismo tiempo el hecho de saber que no te permite participar, que va a hacer todo lo que sabe que te gusta sin poder hacer nada por evitarlo. Porque no me va a dejar evitarlo. Está centrado en mi disfrute. Y lo mejor de todo, yo, en realidad, tampoco quiero evitarlo.
Abandona los pechos. Sigue con masajes circulares por el abdomen, pelvis y muslos.
Siento como mi vagina se humedece. Por fin roza los labios con los pulgares. Mientras me abria las piernas desde las ingles. Hace un sonido de placer. No ha podido disimular que le encanta verme mojada.
Siento un pequeño pinchazo en uno de los pezones. Ahora en el otro. No es un pinchazo, es una presión. No son sus dedos, son...son unas pinzas, y...y voy a estar sintiendo esto en mis pezones hasta que él quiera...
Uuuuuuuuummmmnnnnnhhhh!!!!
Siento su dedo jugueteando con mi clítoris. Por fin!! Estaba deseando que llegara a esa zona, que me penetre, como sea, y correrme. Pero al mismo tiempo no quiero que termine. Quiero alargarlo. Es una autentica cocktelera de sensacines!!!
Mientras introduce su dedo en mi, me lame con su lengua. Siento que está en un lateral de mi cuerpo. Hace ambas cosas lentamente, con cuidado, disfrutando mi sabor... Levanto mis caderas, empujando su boca. Queriendo más de sus manos. Siento un movimiento. Su boca y su mano ya no pertenecen a mi vagina. Que pasa?? AAH!!! Tira de las cuerdas de mis tobillos para que mis piernas queden totalmente estiradas y no pueda flexionarlas. Vale!! Lo entiendo. No debo moverme!!! jeje
Me vuelve a pillar por sorpresa! Su lengua lame mi vagina de abajo a arriba. Me mete dos dedos. En un poco más bruto en ésta ocasión. Me está castigando porque no me he quedado quietecita...
Mientras mete sus dedos indice y corazón, me masajea el clítoris con el pulgar. Mueve una de las pinzas que tengo en los pezones. Un dolor placentero cubre todo mi pezón y siento como conecta con el martilleo que siento en el clítoris. Lo vuelve a hacer con el otro pezón. Duele, pero quiero más. Mis terminaciones nerviosas estás a mil!!! Ha apartado el pulgar y los golpes ya son con la palma de su mano contra mi. Una y otra vez, y otra, y otra, y otra, y.... oh dios mio!!! Golpea otra pinza una vez, dos, tres... dejo de contarlas, no puedo!!! Estoy llegando!!! ME VOY A CORRER!!!! Mi espalda se arquea en contra de mi vuluntad. Me estoy corriendo en su mano, sus dedos...
El placer me recorre todo el cuerpo. Mi garganta. Mis pezones y mi clítoris hipersensibles.
Sus movimientos ya son más lentos, tiernos. Ha sentido mis convulsiones en él. Me acaria con cariño y lentamente la vagina. Aún tengo calambres.
Me destapa los ojos e inmediatamente me da un tierno beso en la boca. Mientras mis ojos se acostumbran a luz tenue de las velas, veo su sonrisa. Dulce y tierna. Me quita con cuidado las pinzas de los pezones y los besa con mucho cuidado, sabe que ahora estarán unos dias sensibles. Desata mis manos y pies. Se tumba a mi lado y apoyo mi cabeza en su pecho. Acaricia suavemente mi espalda con la llema de sus dedos. Me da un beso en la frente, y le miro. Nos decimos te quiero al mismo tiempo. Reimos y... disfrutamos el momento.
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