—¿Esto es una broma?
Si tan solo fuera una broma tramada por sus mejores amigos, pero ninguno de los dos tuvo tanta suerte. Aunque Taehyung no podía recordar todo en este momento gracias a la niebla inducida por el alcohol que nublaba sus recuerdos, recordaba claramente entrar en la capilla de veinticuatro horas mano a mano con Jungkook y reír todo el camino por el pasillo.
Ciertamente no estaban riendo ahora.
—No. Estamos casados.
—Esto… esto no puede estar pasando. —Jungkook gimió, una mirada de pánico se apoderó de sus oscuras y hermosas facciones mientras miraba las sábanas blancas envueltas alrededor de sus cuerpos.— ¿Yo...? ¿Nosotros…? ¿Hicimos…?
Taehyung no necesitaba que Jungkook terminara sus preguntas para saber lo que estaba preguntando. Claramente, ya se habían casado lo suficiente para que Taehyung terminara sus pensamientos.
—Sí, sí, y… —metió la mano bajo las mantas. La cabeza de su pene estaba en carne viva, y cuando ahuecó sus bolas, le dolieron como si hubiera estado golpeando fuertemente contra algo durante toda la noche.— Sí.
Jungkook se cubrió la boca con la mano, y un segundo más tarde era un borrón desnudo que se dirigía al baño. Poco después de que la puerta se cerró de golpe, los sonidos mágicos de arcadas violentas resonaron en las paredes de azulejos.
No es exactamente una forma estelar de comenzar su vida juntos.
—Dios, quiero morir. —dijo Jungkook entre jadeos.
Taehyung podría definitivamente identificarse.
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