Aria M.
28.04.19
Un Don Juan.
Ella sabía que la vida de él era una jaula y se metió, y ya sé ha acostumbrado a estar sin su libertad.
Él le ha enseñado a ver estrellas con los ojos cerrados, pero también le ha enseñado a no pensar. Y entonces ella anda ignorando el peligro de los besos y mordidas en el amanecer, que tanto satisfacen al Don Juan.
Ella tiene sueños que no vuelan alto y algunos él se los ha obligado a aterrizar.
Él quiere que ella le baile en su colchón y quiere comerle. . . El pensamiento, y ella que buscó amor como en los cuentos, ya se ha vuelto adicta a los cuentos del Don Juan.
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