Mírame.
Estoy aquí, donde siempre. Esperándote.
Nos conocemos desde niñas pero siempre nos separó esta maldita distancia a la que no sé poner nombre. Yo me perdía en tus ojos, tratando de alcanzar tus sueños, tus historias. Recuerdo tus amigos invisibles, tus mundos fantásticos, tus ansias de escapar de tu maldita realidad. Recuerdo aquel verano, en el que rescatábamos castillos de la nada y nos bañábamos en aquella playa de arena negra.
¿Te acuerdas? A mi me aterraba acercarme a aquel lugar hasta que llegaste tú. Éramos muy niñas, yo lloraba y tú me diste la mano, como si no pasara nada. Nos adentramos juntas en una pesadilla y la convertimos en nuestro reino gracias a ti.
Por favor, mírame, Laura, abre los ojos, soy yo. He venido a verte todos los días desde el accidente y les he dicho que solo somos amigas. Sabes que no me importa que nadie lo sepa, pero hay algo que me asusta de verdad.
¿Me recordarás cuando despiertes? ¿Abrirás los ojos y pronunciarás mi nombre, los cerrarás y nos verás desde lo alto besándonos por primera vez en aquella playa? ¿Qué voy a hacer si te hablo del Rey de las comadrejas y no te acuerdas de cómo recobró el trono?
Ahora más que nunca siento la barrera que nos separa, el silencio de nuestro secreto que me obliga a mentirle a los enfermeros, que hace que tus padres sospechen cuando los llamo a casa para contarles cómo estás.
Por favor, no te vayas, no me dejes sola en este lugar tan frío. Laura. vuelve conmigo, vuelve a mirarme a los ojos, no puedo encontrar mi reflejo en ningún otro espejo que no sea tu mirada, no puedo vivir sin ti.
Mañana volveré a visitarte de nuevo. No te pierdas todavía.
Aún tenemos algo que arreglar.
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