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Warrior

Recuerdo la felicidad que me concedieron tus palabras cuando me prometiste que marcarías, no dejé de sonreír en las primeras horas del día. Convencido de tu llamada, repasé mis palabras, sabiendo que el tiempo contigo sería limitado y sumamente especial, descartando toda mala o mundana noticia para concentrarme en nuestro breve "nosotros", como amigos, confidentes, compañeros, nosotros. Así, continué sonriendo, llenando mi día con suspiros de mi corazón anhelando estar contigo.

Me preguntaron si saldría, pero me negué y cancelé todos mis planes, consciente de que en cualquier momento mi celular sonaría. Sólo un plan importó, y fuiste tú, princesa. Me quedé, me senté aguardando tu llamada, y con el transcurrir de los cuartos de hora confieso que me aburrí un poco, y jugué con mis pies, escuché música intentando cantar la letra, y me recosté en cama finalmente, luchando por no quedarme dormido.

Para cuando el reloj se acercaba a marcar la media noche, ya todos habían vuelto a casa de realizar sus planes, y yo, que en casa siempre estuve, no me sentí en ésta. Entonces sentí el invierno y gotas de lluvia caer sobre mis mejillas. Mi corazón se aferró a tus palabras y por un momento paró el llanto. No hay razón de por qué llorar, me señalé, ella volverá. Y sin notarlo mis ojos opacos se cerraron.

La alarma, que no desactivé, la alarma que siempre me despierta para el trabajo, esa, estúpida alarma en mi día de descanso, me despertó. Con coraje por quedarme dormido, apagué la alarma, con sollozo volví a la cama, y con un corazón roto por recordar que no era la primera vez, me quedé dormido en mis propias lágrimas.


-Luis Manuel Bravo Aguilar

Feb. 20, 2019, 6:59 a.m. 0 Report Embed Follow story
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To be continued...

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