A los ojos de la inocencia Follow story

La inocencia es la mayor libertad.

Libertad con la que todos cuentan.

Cuentan, al menos, en un momento de su vida.

Vida la cual puede ser interrumpida.

Interrumpida a propósito, y no sin querer.

Queriendo interrumpirla o moverla a merced.

Merced de quienes mandan, lideran y hacen obedecer.

Y obedecen, pues, los que menos chances tienen de defender.

Defender lo suyo, por supuesto, y lo que a ellos ha de pertenecer.

Pero poco les pertenece, ya que se lo robaron, al parecer.

Y parece que aunque luchen y peleen, por más garra que uno quiera plantar, 

falta plantar pensamientos de armonía y de paz.

Paz que termina al las guerras acometer

y cometen, entonces, la impureza de robar.

Robar a los niños, pobres en sabiduría, 

sin dejarles conocer los límites de la osadía.

Osadía que accionan gobernantes y dictadores, 

dictando quitar libertad a los trabajadores.

Esos trabajadores, que hijos tienen o tendrían, 

no podrían enseñar la visión de la inocencia.

Pues estos hijos, simples e ignorantes, 

crecerían en un mundo carente de ella, 

rodeados de los escombros que causó la guerra aquella.