Era navidad, la época obligada de reunión familiar, siempre en esa época todos los hermanos acostumbramos a cenar con nuestra madre, y todos asistíamos con nuestras respectivas esposas o esposos , pero yo tenia 3 años asistiendo solo, porque ya me había separado de mi esposa, y nunca quise llevar acompañante para evitar los comentarios de mis hermanos.
Mi nueva pareja, era una profesional exitosa, pero no era cualquiera profesional, era una reconocida y alta funcionaria publica, persona de confianza del Presidente de la República, quien se había ganado el penoso honor de ser considerado el peor Presidente de la historia, odiado por el 80% de la población, entre ellos incluidos mis hermanos y madre, y eso me tenia preocupado desde el día que decidimos presentarla a la familia.
Ya teníamos un año saliendo juntos, ambos estábamos siempre ocupados, pero nos la ingeniábamos para coincidir un viaje de negocios míos con una obra a inaugurar o una reunión con algún gobernador del estado, donde yo tenia algún cliente, y la verdad que esos encuentros además de excitantes eran muy eróticos, los cuales nos hacían olvidar nuestra edad, ambos ya pasamos los cincuenta, pero aquí se ratifica que el amor no tiene edad.
Los dos veníamos de matrimonios agobiados por la rutina, con poca o ninguna actividad sexual y por eso nuestro primer encuentro fue explosivo, la atracción fue inmediata, cada uno por su lado pensaba que nunca volvería a tener una relación amorosa formal, hasta ahora solo habían sido amoríos pasajeros y encuentros sexuales ocasionales, a los dos nos llenaba nuestra vida profesional y pensábamos que ya estábamos viejos para esos trotes, como decía mi madre, la cual por cierto había tenido mas de tres matrimonios y muchos amoríos, por lo que pensé que ella seguramente sería la primera en entender mi situación y aceptaría sin mayor problemas a mi nueva pareja.
En realidad me sentía como cuando uno va a conocer el papá de la novia, Azucena me miraba de reojo y se sonreía, para ella, el amor soluciona todos los problemas y si lo nuestro es verdadero amor, que mal podía salir, yo no estaba tan seguro, pero sus palabras me tranquilizaban.
Finalmente llegamos a casa de mi madre, ya todos estaban listos para cenar y solo esperaban por mi, asi que lo primero que dijeron en forma de reproche, !por fin llegaste¡ y luego se quedaron mirando a Azucena, como esperando que la presentara, hasta que salio mi madre y la agarro por un brazo, y le dijo algo en el oído que yo no alcance a escuchar, pero mi madre sin titubear dijo,
-- Conozcan a Azucena, mi nueva nuera --
y sin esperar por mi la sentó al lado suyo e invitó a todos a servirse-
Yo me quede unos minutos parado en la puerta, en realidad me intrigaba la reacción de mi madre, ni siquiera me preguntó, quien era Azucena ni que hacía
La cena terminó y cuando estábamos solos en el carro, le pregunte a Azucena:
--¿que te dijo mi madre cuando llegamos?--
-- Nada --
Respondió ella otra vez con su sonrisa maliciosa,
-- solo me dijo que el Presidente la había llamado y le informó que iríamos juntos--
-- por si no lo sabes, ella esta saliendo con el Presidente --
-- y todos en tu casa lo sabían menos tu--
y así llegamos a nuestra casa nos reímos todo el camino por lo inocente que era yo, y lo atrevida que era mi madre, efectivamente el amor no tiene edad ni fecha en el calendario, pero la Navidad como que es la mejor fecha para descubrirlos, así que Feliz Navidad.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.