balam B. Alam

Damián, un joven solitario, comprende a través de una serie de eventos, que sus pensamientos están llenos de certeza.


Short Story Not for children under 13.

#PERMANENTE #balam #damián
Short tale
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PERMANENTE

»Si partimos desde la definición de causa y efecto, entendemos que: si un globo lleno de helio es introducido en una pequeña habitación, este no llegará muy lejos. Si comprendemos esto, podremos comprender la finalidad de este pequeño relato



Son más de las 10:00 P.M. El frío de la noche cae sobre el cuerpo del joven Damián, quien prontamente se cubre con una manta y cruza sus brazos sobre su pecho. La fuerte ventisca hace sonar las campanas de viento de una manera que provoca miedo, parece algo premeditado, como si a través de ellas guardara un mensaje. El persistente golpeteo de las puertas, las cubetas de metal, que ruedan una y otra vez, y, pequeñas piedras chocando contra el cristal de las ventanas, por donde penetra la luz de la luna, son el perfecto escenario para esta noche.

   Damián, quien lleva horas sobre su lecho, con los parpados intensamente pegados, es ignorante de todos estos detalles y, momentáneamente nada detiene su profunda siesta.

   Es curioso, ¿no? ¿cómo es que un hombre joven decide vivir solo en la pradera?

   Damián nunca ha intentado apartase de lo que sus padres le heredaron, pues es todo lo que tiene, y lo aprecia con mucho fervor. Esa pequeña choza en medio de la nada, es su lugar favorito en el mundo, y créanme, él ha viajado por doquier. Pero no es solo eso, por alguna razón, hay algo más inquietante que lo liga a aquel lugar, así como el ser humano está ligado a la sombría obscuridad de la muerte.

   Minutos más tarde, la siniestra presencia de algo, o alguien, pone en alerta Damián, quien rápidamente abre los ojos, pero la obscuridad es absoluta; Lanza un vistazo por debajo de la puerta de su habitación y se percata que la luz que debe emanar por la hendija está apagada, y, tras un corto tiempo de solo observar, escucha claramente que alguien gira la manija poco a poco; su corazón se detiene por un momento y el terror se apodera de él. Pronto la puerta comienza a abrirse lentamente y se puede escuchar un suave y largo chirrido. Entre la penumbra, la vista de Damián logra aclararse un poco y entonces consigue divisar un rostro asomándose a través de su puerta; en ese instante, decide salir huyendo, pero para su sorpresa, no se puede mover; su cuerpo está totalmente petrificado, por más que lo intenta, no logra desplazar ninguna de sus extremidades. Está tan al borde de la desesperación que ni si quiera puede articular una sola palabra, y aunque pudiese gritar, no hay absolutamente nadie a quien pedirle ayuda. Sus lagrimas que deberían de caer por su rostro, no lo hacen, permanecen estáticas entre sus parpados y ahora su vista es casi nula.

   La puerta se abre completamente y un cuerpo encadenado entra en la habitación. El horripilante y abombado rostro, con sus enormes ojos y una sonrisa macabra, observa a Damián desde tres metros de altura. Se mantiene estático, justo a un costado del catre, no genera ningún movimiento, solamente aguarda.

   El hombre ya no soporta más; las puertas, las cubetas y las ventanas intensifican su sonido y empeoran el escenario. Su ritmo cardíaco finalmente llega al límite, el pánico y la desesperación son la mezcla perfecta que terminan por noquearlo.

   El tiempo no transcurre, Damián abre sus ojos rápidamente y de un salto se levanta de la cama, vuelve su vista hacia la puerta, pero está cerrada, solo logra percibir una luz a través de la hendija debajo de ella.

   No existe rastro de presencia alguna, la habitación permanece de la misma manera, Damián está solo, igual que todas las noches.

   —Un mal sueño, tan solo fue un mal sueño. —Asimila, mas su corazón permanece danzando al ritmo de los portazos.

   Después de tomar un par de largos suspiros, la calma retorna a Damián. Enciende un gran farol, tal cual usaban los carruajes que viajaban entre las sombras y se determina a abandonar la habitación. Contundentes golpes persisten sobre aquellas puertas compuestas mármol. El hombre, temeroso, se aproxima lentamente y abre la puerta delantera. No hay nadie, solamente la helada ventisca de nieve que nace y trae consigo perpetuos susurros petrificantes; "Damián" "Damián", lentamente uno tras otro.

   —¿Quién está allí? —pregunta, temerario-temeroso, mientras avanza, volviéndose una y otra vez a donde el viento le llama, alumbrando con el tambaleante farol que su brazo derecho soporta.

   Tal parece que la ventisca se estremece mientras más se aleja de su hogar. La densa nieve lo vuelve lento, paso a paso. Se detiene en lo alto de una pequeña colina y visualiza a gran escala. !Nada¡ !No hay nada! y entonces, las voces se detienen. Da un par de giros desconcertantes, desesperado por encontrar algo, está seguro de lo que ha escuchado.

   —Debo estar... No, no lo estoy, se claramente que es lo que escuché, estoy en plena lucidez, estoy totalmente cuerdo. — se mantuvo observando un momento y pronto decidió volver a casa.

   Mientras regresa, el soliloquio transporta su mente muy lejos, tan lejos que le impide darse cuenta que la nevada le está deteniendo. Finalmente comienza a arrastrarse tras tropezar en la ahora alta cubierta de copos de hielo. La baja temperatura y la densidad se transforman en sus peores enemigos, le atrapan, le retienen, y entonces, se desploma. Al abrir los ojos y alzar la vista hacia la inalcanzable morada, logra divisar un par de sombras, sombras que a simple vista parecen extender sus brazos. Damián vuelve a cerrar sus ojos por unos segundos y de pronto, con gran esfuerzo se levanta y termina el recorrido.

   En la entrada, no hay nadie, más lo ignora por completo. Cierra la puerta, se dirige rápidamente al fuego, toma una pequeña colcha y se recuesta sobre el suelo de madera.

   "Fuimos lo que ahora él es, y sin embargo, nuestra clarividencia no fue perspicaz. Una larga tradición nos conllevó a este confinamiento, donde nunca nadie debió estar"

   Tras escuchas estas palabras, seguido de varios golpes desesperados, Damián se pone de pie, buscando su provenir. !Nadie! !No hay nadie!

   La serie de impactos captan su atención. Coge nuevamente el farol y se aproxima a las escaleras, que llevan directo al sótano, si así se puede llamar.

   De la misma manera, está vacía, solo cuelgan las arañas de sus nidos que datan, al parecer, de años atrás. Se vuelve aquí y se vuelve allá, y solamente se percata que del suelo emana una grieta, una grieta que solamente puede provenir de un lugar más profundo. ¿Una rata? ¿Tálpidos? No, es algo más, pareciera que alguien o algo, buscara desesperadamente una salida.

    Al regresar, recuerda las palabras recién pronunciadas, las plasma, y las repasa continuamente y entonces, lo entiende, lo comprende totalmente, él lo sabe.

   Durante sus viajes, sin importar la ciudad que visitara, en todas y cada una de ellas, siempre lo veía, ese lugar, ese lugar horripilante al que sabía que no pertenecía. A veces lleno de pastizal y delgados árboles, de terracería y gruesos troncos o piedras redondas y cuadradas. Sin importar sus adornos, sus tradiciones o su gente, Damián nunca puso un pie en aquel lugar. Le desagradaba la idea tan solo de imaginar privada su libertad de ser uno con la vida, de correr por los aires, de dejarse llevar por cualquier corriente. Incontables veces el remordimiento golpeaba sus profundos pensamientos:


"¡Qué nadie lo piensa! ¡Qué nadie lo ve!

   !NADIE PERTENECE A ESE LUGAR! ESE MÍSERO LUGAR SOLO DEBE SER PARA QUIEN MEREZCA EL PEOR CASTIGO. LIBRE SOY Y LIBRE SERÉ. MALDIGO A LA MALDITA PERSONA QUE CREO ESTA IMPERDONABLE Y SEMEJANTE ATROCIDAD, QUE SE CONVIRTIO POR LA ETERNIDAD EN UNA DESQUICIADA COSTUMBRE QUE NADIE CUESTIONA. !QUE GRAN ESTUPIDEZ!


Con una picota y una pala, se dirige al sótano y durante el resto de la noche busca con profundidad, y, sin pensarlo dos veces, con gran esfuerzo extrae aquella pesadez que con fervor busca y lo coloca en medio de la habitación.

   Finalmente Damián se aleja de su morada y se sienta en aquella pequeña colina, donde observa con gran felicidad el humo grisáceo que se desprende del bilioso vivido que arde lo que alguna vez llamó amor.

»La mente es aquel mecanismo que funciona de manera misteriosa. Nos permite ver la infinidad de todo lo tangible en este mundo, pero nos oculta aquellas paralelas dimensiones que entre párpados proyectamos«

B. Alam.

Sept. 15, 2018, 12:44 a.m. 2 Report Embed Follow story
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The End

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Beatrissa Bell Beatrissa Bell
Buena historia :)
September 15, 2018, 16:26

  • B. Alam B. Alam
    Bastante confuso quiero creer. Espero y te haya gustado esta pequeña lectura. September 15, 2018, 21:29
~

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