Si acaso esta noche
mientras acaricias la seda
de tus piernas sientes temor,
soledad mia, sabrás que fui yo…
La noche ensordece con tus gemidos,
y el murmullo de mis jadeos
muere en el cristal de tu ventana
mientras te observo,
como siempre te he observado
porque nunca te he tenido.
Las perlas de tu humedad
bañan tus piernas,
alzas tu dedo con esa sonrisa
cruel y despiadada,
lo hundes entre tus muslos
y la noche se vuelve nada.
Te contemplo como siempre te he mirado,
lejano y silencioso, como un ladrón
que se lleva con el aire tus caricias sin alma,
que enloquece con su cuerpo quieto
ante cada una de tus convulsiones,
cuando tus uñas arañan el sofá,
cuando creo que ya no puedes más
y sé que me destruirás.
Has terminado ya, una lágrima recorre tu cuerpo,
mi piel mutilada por tu silencio,
por la quietud de mis manos,
de tu ventana salgo huyendo.
Si acaso esta noche de penumbra,
me has visto en la maleza ocultarme,
como un pecador, como un desposeído
que ha profanado tu pureza,
si has visto acaso un resto de mi deseo,
sabrás que fui yo que he vuelto de mi encierro,
de esa tumba gris, con este cuerpo muerto
buscando el calor de tu pecho.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.