captainleon CharmRing

Dos mundos, dos épocas, una relación prohibida. ¿Podrá el amor vencer al enemigo mas terrible? ¿Incesto vampirico o el amor encuentra siempre la manera?


Fanfiction Anime/Manga All public.

#bolivia #londres #vampiros #vampire-hunter-D #hellsing #alucard #Seras-Victoria #anime #crossover #gatos
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Lágrimas de lluvia

Disclaimer: Este es un fanfic sin ánimo de lucro y que no intenta vulnerar los derechos de quienes sean tengan la propiedad de las franquicias de Hellsing y Vampire Hunter D.



ROSAS DEL INCESTO

Capítulo 1: Lágrimas de lluvia


Dos adolescentes vestidos no muy pulcros que digamos, iban pateando las latas de basura de un callejón, llevaban cuchillos de cocina aserrados y puntiagudos en sus manos, y por sus bocas corría sangre. Incluso a la distancia podía verse los colmillos de vampiro.

―Comprobado cuatro tres, son neonatos. Cambio ―decía un francotirador cubierto por un poncho impermeable ya que caía una lluvia de mil demonios.

Le era difícil apuntar a los dos objetivos con un solo brazo, pero no tenía opción, debía ser capaz de “neutralizar” a los blancos como lo hacía antes de perder el brazo.

Hacía un frío desagradable que podría llevarla a tener un cuadro de pulmonía si no llevase el poncho, sin embargo, no necesitaba de dicha cubierta en realidad, ella Seras Victoria, era un vampiro.

Dio un pequeño suspiro de frustración o tal vez de melancolía. Su cuerpo no podía sentir el frío ya que ella misma era más fría que el clima imperante, su temperatura corporal era gélida en realidad. Trató de hacer vahos con su respiración pero no produjo ninguno.

Al principio, la sensación de no necesitar el cobijo de calor alguno le resultaba desconcertante, pero como un bebé acepta al final que lo más natural es llevar ropas puestas que le abriguen, así ella se acostumbró al nuevo estado de su cuerpo.

―¿Seras, qué estas esperando? ¡Dispara de una vez! ―fue la orden dada por el intercomunicador puesto en su oído.

Necesitó tres disparos para acabar con los vampiros neonatos, sí, en definitiva le hacía mella en su habilidad no tener su otro brazo.

El oficial de Hellsing encargado de la operación ya sermoneaba a la chica con respecto a su falta de concentración y como sus habilidades habían caído en picada desde que Alucard destruyese a la organización nazi Millenium, pero Seras no le prestaba atención, se puso de pie, quitándose la capucha del poncho. Elevó el rostro y la lluvia le dio de lleno en la cara, parecía que estaba llorando debido al efecto de las gotas de lluvia sobre su aniñado rostro y agradeció esto ya que ella era un vampiro y no podía ya derramar lágrima alguna.

―¿Maestro? ―dijo dubitativa la joven, pero Alucard al parecer no se encontraba presente, hecho que se repetía con alarmante regularidad desde que regresase de la gran batalla contra los nazis que invadieron Londres.

«Ahora lo entiendo», pensaba con tristeza Seras, al recordar las palabras que le dijeron cuando fue convertida en una vampira neonata: “tu vida ahora es tan larga, que llegará el momento en que la maldigas”.

Se sentía tan sola, pese a que estaba siendo monitoreada en ese momento por cantidad de soldados, se encontraba tan sola y se preguntó si en este mundo encontraría a alguien quien al igual que ella luchaba contra el mal.

.

.

En un futuro muy lejano cuando la civilización había colapsado y sólo retazos de esta luchaba con uñas y dientes para asirse a la vida, un mundo maldito cubierto por entidades mutantes o peor aún, demoniacas en su esencia misma, que querían barrer con toda la vida buena todavía existente, en dicho tiempo y lugar, un caballero oscuro blandía su espada que refulgía con el brillo de la justicia de la muerte, su rival, un ente perverso cubierto de rojo carmesí.

D, ese era su nombre, nada más ni nada menos. El mítico cazador de vampiros, sus vestiduras siempre rivalizaban con la más oscura de las noches y ahora contrastaban con las vestiduras, encajadas como si de un extraño espandex rojo se tratara, de su rival.

Ghost Face, el nigromante loco del Bosque de la niebla de sangre. Temido su nombre a todo lo alto y ancho del mundo, en verdad se tenía que ir a un sitio muy apartado para que nadie reconociese el nombre del hechicero dedicado al arte prohibido de la nigromancia, una magia tan oscura que incluso en el oscuro mundo actual, era aborrecible por todas las criaturas incluyendo las malignas, pero incluso en tales apartados lugares, el viento siempre traía el rumor de un horror en las profundidades de un bosque embrujado.

D, no se quedaba atrás, sus proezas en su cruzada sin fin contra el mal eran legendarias. No podía negarse que la presente batalla era una lucha de auténticos titanes salido de los antiguos relatos de un país ya extinto a orillas del Mar Egeo y el Mediterráneo hace ya eones.

No sólo eran las vestimentas, ambos rostros eran también muy diferentes. El nigromante poseía un rostro pavoroso, no era pálido, sino de blanco puro, no poseía vello facial alguno, ni pestañas, cejas o cabello, más parecía ser un rostro artificial creado por un demente; D, por otro lado, poseía una belleza tal que no podía ser humana, fría y dura, sí, pero así decían que se veían los ángeles de Dios, todos ellos con expresión de bella crueldad dispuestos a juzgar con rigor y falta de piedad a los hombres.

La batalla no tenía cuartel y tanto los combatientes como los alrededores, ya sufrían los estragos del magno combate. Una maquinaria fantástica que era el hibrido increíble entre la magia y la tecnología había resentido el lance y comenzaba a resquebrajarse.

―¡NO, mis creaciones! ―gritaba Ghost Face, imposibilitado de calibrar la maquinaria bizarra debido a D.

No había otra opción, debía recurrir a un hechizo que el mismo temía realizar.

Un vortex se materializó en medio de los dos combatientes y D, para salvarse tuvo que emplear los poderes vampíricos que tanto detestaba. El choque de tantos poderes combinados y el vortex, jaló a D al vacío infinito, no antes sin embargo, de asestarle con su espada un corte mortal al nigromante, que vencido, chillaba como si se hallase a merced de los demonios.

En Londres, Alucard quien se hallaba meditando en lo más profundo de los calabozos de la mansión Hellsing, levantaba la vista de improviso, podía sentir como una brutal energía mágica caía en un lugar al norte.

―Esta es hechicería del continente ―dijo el vampiro, mientras una sonrisa de tintes dementes se dibujó en un rostro de características peligrosas.

CONTINUARÁ…



Notas finales del autor: Como ven, he cambiado un poco el canon, Alucard regresa varias décadas después de la batalla contra Millenium, mientras que en mi fanfic, regresa luego de un par de semanas.

Aug. 2, 2018, 1:16 p.m. 0 Report Embed Follow story
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