Eres como un pan dulce, dulcísimo.
No eres empalagoso, aún.
Tal vez porque he bebido mucho café negro, sin azúcar.
No tenías mucho decorado, pero eres bello a la vista.
Cuando entré a la cafetería, no fuiste lo primero que vi (te debo ser sincera).
Pero te elegí y no me arrepiento.
Te probé y te quiero seguir comiendo.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.