Debo escribir esto. No soy bueno para llevar un diario, pero necesito dejar un mensaje a mis seres queridos en caso de que algo me pase. Necesitan saber la verdad...
Todo comenzó hace una semana. Seguí mi rutina diaria como siempre. Me desperté temprano en la mañana, me duché, preparé el desayuno y me fui al trabajo. Y este es el momento exacto en que me di cuenta de que algo extraño estaba sucediendo...
Para que entiendan debo contarles algo sobre mí.
Sueño todas las noches, sueño en colores y sueño en otros idiomas, incluso aquellos que no hablo con fluidez. En mis sueños siento todo: escucho sonidos, saboreo comida, huelo fragancias y siento frío o calor. Incluso siento las texturas con las que sueño en la punta de mis dedos. Pero lo más importante, recuerdo todos mis sueños en detalle. No sólo eso, sino que también sueño despierta y cuando lo hago pierdo la noción del tiempo o de mi entorno, No escucho o veo lo que me rodea, soy como una sonámbula pero en pleno día.
Una vez más, lo importante es que recuerdo todo lo que sueño con lujo de detalles. Soñar despierta es muy peligroso porque siempre sucede cuando estoy en la calle y cruzo las mismas sin darme cuenta de los autos o sin escuchar cuando los conductores enojados me tocan la bocina o me gritan.
Recordar mi sueño es lo que me alertó de que algo extraño estaba pasando...
Mientras caminaba hacia el trabajo, noté que había soñado ese día. Primero, vi a una anciana paseando a su perro cuando de repente una maceta cayó de un balcón y casi golpea a su pequeño Beagle. Levantó la vista y miró los balcones mientras gritaba: -¡Cuidado, podrías matar a alguien!
¡Deja Vu! Fue entonces cuando me di cuenta. Había visto esa escena en mi sueño.
La señora llevaba el mismo vestido azul claro que llevaba en mi sueño. Pasé por una tienda y vi mi reflejo en la ventana. Yo estaba desconcertada. Llevaba puesto la misma ropa que vestía en mi sueño.
Debe ser una coincidencia, quiero decir, tal vez estaba usando esto porque decidí usarlo como consecuencia de haberlo soñado.
El día transcurrió de una manera muy aburrida ya que sabía todos los chismes que contarían mis compañeros de trabajo.
¿Por qué? ¡Por que soñé con esta conversación! Nadie notó nada extraño en mi comportamiento. Pero observé la secuencia de eventos como si examinara una escena del crimen.
Quería saber si sucedería algo más de lo que había soñado. Sucedió.
Una de mis colegas regresaba a su escritorio después de servirse una taza de café. Uno de sus tacones de aguja se rompió, se cayó, y la taza de café se rompió nada más tocar el suelo.
Varias personas, incluyéndome a mí, la ayudamos a levantarse. No tenía palabras para describir lo que estaba pasando en mi mente. ¿El sueño de anoche fue simplemente eso o una premonición?
Como un científico que quiere encontrar la verdad, decidí probar mi hipótesis. De camino a casa, pensé en lo que había sucedido a continuación en mi sueño.
Recordé que volvía a casa y cuando me alistaba para preparar la cena noté que no tenía papas, así que compré algunas de camino a casa. Como predije, no había ninguna papa en casa.
Los siguientes dos días confirmé que mis sueños eran efectivamente premoniciones.
Decidí ver si podía cambiar algo de lo que soñaría esa noche y ver si después de cambiar cualquier evento se rompía el hechizo y volvía a tener incertidumbre sobre el futuro.
Comí, lavé los platos, me duché, me cepillé los dientes y me acosté temprano. Empecé mi sueño como siempre con una escena romántica. Me vi en lo alto del edificio Empire State esperando a Cary Grant. Después de un tiempo indeterminado, mis sueños volvieron a mi vida cotidiana.
Cuando sonó el despertador por la mañana ya sabía lo que iba a pasar ese día.
Decidida a cambiar mi destino, decidí cambiar el día.
Había soñado que presenciaba un accidente automovilístico camino al trabajo y tenía que ir a la comisaría a prestar declaración. Sabía dónde iba a suceder, así que decidí cambiar mi ruta al trabajo para evitar el accidente automovilístico. No sabía si eso evitaría que ocurriera el accidente pero al menos no tendría que ir a la comisaría.
Sé que suena egoísta, pero estaba tratando de probar mi hipótesis. Además no podía hacer nada para evitar que ocurriera el accidente.
Cambié la ruta al trabajo y comencé a pensar en cómo esa pequeña acción cambiaría mi día. No llegaría tarde al trabajo y la conversación con mis colegas cambiaría.
Mientras estaba perdida pensando en esto, sentí una mano en mi muñeca tirando de mí hacia atrás y escuché a alguien murmurar: -¡Cuidado!
Luego escuché las bocinas de autos, chirridos de frenos, autos chocando y ventanas de autos estallando.
Cuando recuperé los sentidos, vi que sin querer había regresado a mi ruta habitual al trabajo y estaba parada en la esquina de las calles donde había ocurrido el accidente de mi sueño.
No hace falta decir que tuve que llamar a mi jefe para decirle que iba a llegar tarde porque tenía que ir a la estación de policía.
Esperé a que llegara la ambulancia y luego un patrullero que me llevó a la comisaría más cercana. No podía decir que estaba soñando despierta en el momento en que ocurrió el accidente fatal, así que decidí contar la secuencia exacta de eventos que había visto en mi sueño. El oficial que me detuvo cuando estaba por cruzar la calle corroboró mi declaración. Vio lo mismo.
El resto del día sucedió exactamente como en mi sueño. Al día siguiente no pude cambiar ningún evento.
Me estaba poniendo ansiosa. Estas premoniciones desencadenaron mis ataques de pánico olvidados hacía mucho tiempo. Me estaba volviendo paranoica.
El jueves por la noche traté de cambiar las cosas antes de irme a dormir.
Hoy iba a cambiar mi rutina nocturna. De camino a casa compré algo de fruta y chocolate. Nada más entrar a la casa encendí unas velas perfumadas, preparé el baño con aceites y sales de baño, derretí el chocolate, lavé la fruta y la corté en cubitos, puse en una bandeja la fondue, la fruta y una copa de vino blanco, y fui al baño.
Me relajé en la bañera de un baño iluminado con velas mientras comía y bebía. Luego me quedé en la bañera relajándome y haciendo meditación y ejercicios de respiración. Finalmente salí de la bañera. Me mimé con productos para el cuidado de la piel y un pequeño masaje facial. Aproximadamente a medianoche me fui a la cama.
Como todas las noches, soñé. Primero una escena romántica, Robert Redford me estaba preparando un sándwich de huevo en una sartén para el desayuno como lo hacía en la película Habana. Mientras disfrutaba de mi sueño, éste se convertía en la premonición para el día siguiente.
El viernes me desperté. Se me puso la piel de gallina cuando recordé mi sueño.
¡En ese sueño, iba a morir!
Sabía la hora exacta de mi muerte. Sabía dónde sucedería. La forma en que moriría, lo que sentiría al momento de morir. Sabía todo menos una cosa.
Faltaba un pequeño dato: 'Si' y 'cómo' podría evitar mi muerte. Hasta ese momento no había podido cambiar nada de mis sueños anteriores.
Decidí prepararme un delicioso desayuno, si esta iba a ser mi última comida, tenía que ser especial. Me puse ropa bonita para que el patólogo forense me encontrara usando un juego de ropa interior bonita en caso de que no pudiera cambiar mi destino.
Limpié mi casa y ordené mi habitación. Como una niña pequeña, me arrodillé junto a mi cama, puse los codos sobre el colchón y oré. Hice las paces con Dios.
Antes de salir para su trabajar ella escribió sobre su sueño y lo que hizo hasta el momento de escribir este diario. Colocó el diario en la mesa de café cerca de la puerta de entrada junto con una carta para su familia.
Salió de la casa y caminó por su ruta habitual al trabajo cuando de repente alguien gritó:
-¡Cuidado!...
(Este cuento fue escrito especialmente para el desafío: Persigiendo Sueños. Salió Segundo)
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.