u7172187059 Víctor Mestre Pérez

Historieta corta donde tres alienígenas un tanto torpes, Thug, Flink y Noing, sufren una avería en los motores de su nave y quedan atrapados, a la deriva, en una galaxia joven y apenas.



Science Fiction All public.

#Syfy #381 #ciencia-ficción #aliens #extraterrestres #ovnis #Humor #parodia
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Varados

NOTA: Para facilitar la comprensión del relato, he traducido el texto al idioma terrícola.

La nave, un cohete de clase exploración, con forma de flecha y de cobertura plateada, se había detenido a escasos cuatro mil trescientos sesenta y cinco años luz de Alfa Centauri. En su interior, dos alienígenas, de figura humanoide, contemplaban como un tercero trabajaba afanosamente debajo de un cuadro de mandos. Eran delgadas, de tez grisácea, de cabezas calvas y ovaladas, y de ojos rasgados. Y no parecían estar muy contentas con lo que había ocurrido.

—¡Maldito Thug! —exclamó disgustada una de las figuras—. ¿No podías haberte esperado llegar a casa para trastear con el motor?

—¡Flink, ya te he dicho que lo siento! —se disculpó la figura que trabajaba debajo del cuadro de mandos.

—¡¿Y de qué nos sirve eso?!

—¡Flink, ya te ha dicho que lo siente! —intervino la tercera figura, que también contemplaba a Thug trabajando—. ¡Por mucho que le des más la tabarra no vas a conseguir que trabaje más rápido!

—¡Esto también es culpa tuya, Noing! —dijo Flink, señalándole con el dedo, gris y alargado.

—¡¿Mía?!

—¡No pusiste ningún impedimento para que hiciera modificaciones en el motor de plegamiento espacial! ¡Y mira el resultado! —Flink se dio la vuelta y caminó hacía un ventanal. El campo de fuerza transparente los resguardaba del frio del espacio. Señaló al exterior y continuó—. ¡Ahora estamos varados, en medio de este cenagal cósmico, sin posibilidad de volver a casa!

—¡No seas alarmista!

—¡Y lo que es peor! ¡Los sistemas de energía de reserva no son suficientes como para mantener la carga en buen estado! —Flink meneó la cabeza hacía la izquierda y Noing miró en dicha dirección. Vio un recipiente rectangular que descansaba sobre una mesa de metal. Y bajo dicho recipiente, una mancha negra que se extendía—. ¡No llegaremos a tiempo para efectuar la entrega!

<<¡PIRRIPIPI-THUUMMP!>>

Las luces de la nave parpadearon y acto seguido la luz desapareció.

—¿Y ahora te cargas los sistemas de energía de emergencia, Thug? —preguntó Flink.

—¡Calla! —gritó Thug, recostado bajo el cuadro de mando. Hizo girar una herramienta sobre una placa metálica y se oyó un sonido agudo. Los sistemas se reiniciaron, la energía volvió a fluir y la luz iluminó la sala de mando. El alienígena salió de debajo del cuadro de mando y se incorporó—. ¡Ya está arreglado, ya está arreglado! ¡No hacía falta que te pusieras histérico!

—¿Ya funcionan los motores? —preguntó Flink.

—Eh... no, los motores no funcionan todavía.

—¿¡Y tienes la poca de vergüenza de decirme que no me ponga histérico!? ¿Pero qué has estado haciendo bajo el cuadro de mando?

—¡Arreglando los sistemas energéticos y los soportes vitales!

—¿Los soportes vitales? ¿¡Quieres decir que también te los habías cargado!?

—¡Basta, basta! ¡Dejar de discutir! —intervino Noing—. Si queremos regresar a casa la mejor forma es que nos concentremos en buscar una solución. Y discutiendo entre nosotros no es la mejor forma, ¿entendido?

—Si, entendido —dijo Thug.

—De acuerdo, sí —afirmó Flink.

—Manos a la obra. Thug, enciende el ordenador y activa el escáner planetario —dijo Noing. Los tres se dirigieron hacia el ordenador y Thug acometió la orden. Cuando el alienígena puso su mano sobre la consola de control, la pantalla flotante vibró por unos segundos. Una cascada de símbolos y letras alienígenas aparecieron ante ellos. Y junto a estas, imágenes de los planetas más próximos. Un plantea, con un cinturón de asteroides, apareció en la pantalla.

—¿Qué es eso? —preguntó Noing.

—Un gigante gaseoso, compuesto de hidrógeno y helio —dijo Thug.

—¡Siguiente! —dijo Flink—. Ahí no se nos ha perdido nada.

Una esfera rojiza sustituyó la imagen anterior.

—¿Y ese? —preguntó Noing.

—Un planeta muerto y de roca solida —dijo Thug—. Sin apenas atmosfera.

—¿Hay algún tipo de vida o tecnología? —preguntó Flink.

—No, ninguna.

—Descartado.

La esfera rojiza desapareció y un punto azul pálido la sustituyó.

—¿Qué tal este? —preguntó Noing.

—Las lecturas indican una superficie cubierta de océanos de H2O al setenta y uno por ciento. También hay vida evolucionada (mamíferos más concretamente), y con capacidades tecnológicas.

—¿Hay lecturas de tecnología de plegamiento espacial? —preguntó Flink.

—Eh... no.

—¿No? ¡Bah!

—Por lo menos, tienen alguna clase de tecnología —dijo Noing—. Thug, prepara la nave de reconocimientos. Vamos a bajar.

—¿Has dicho bajar? —preguntó Flink sorprendido—. ¿A ese estercolero?

—¡Claro! Es nuestra única opción —dijo Noing—. ¿Cuál es el lugar donde hay menor posibilidad de ser avistados, Thug?

—Un momento que la computadora lo analice —tras aplicar el filtro, la pantalla mostró un resultado—. Un lugar llamado "Granadilla", en un territorio conocido como "España", hacia el oeste.

—¿"España"? ¿Y allí crees que encontraremos la tecnología adecuada para reparar la nave? —preguntó Flink.

—Eso es lo que vamos a averiguar —dijo Noing.

April 13, 2018, 9:22 a.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

Meet the author

Víctor Mestre Pérez Desde que tengo uso de razón, recuerdo haber tenido siempre entre mis manos libros de fantasía, ciencia ficción y terror. Ahora, tras mucho tiempo trabajando en la sombra (suena horrible, lo sé), he decidido dar el salto y convertirme en escritor. Autores como J.R.R Tolkien, Terry Pratchett, Andrzej Sapkowski, Philip K. Dick, Isaac Asimov, Stephen King o Clive Barker se han convertido en mis maestros y modelos de referencia.

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