y no es porque las vaya contando,
es porque pesan más.
Son como cargas perdidas
al poniente,
muchas hundidas en el mar.
A todos viene la brisa de montes
y cordilleras.
Todos tenemos lágrimas para derramar.
Viene el viento de primavera,
tan alto que no se puede alcanzar.
Sea niño o sea niña,
los mares se agitarán;
sea lluvia o sea nieve,
muchos sueños morirán.
Y no es el muerto sueño
un diablo ardiente,
sigue siendo polvo estelar,
que nunca se supo su secreto,
ni quién lo dejó avanzar.
Los sueños sin nombre buscan consuelo,
a su propio ritmo y paz,
seamos todos conscientes
de lo que dejamos atrás.
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