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¡Bienvenidos a Pupenputh , la ciudad más importante de todo este frió y triste
mundo al que llamamos Limbo!.¡Pasen y vean nuestra gran feria de máscaras!¡Deléitense
con sus colores, formas y olores!—se sentirán vivos de nuevo—.
Llovía, como de costumbre, en la gran ciudad de Pupenputh. Siempre estaba rodeada de tormentas huracanadas, bestias sin nombre y misterios sin descubrir.
Situada en el centro del Limbo, Pupenputh, se coronaba como la cuidad mas turística—pero no por eso menos importante— de este universo fantasmal. Amada por muchos y odiada por otros, esta ciudad tan terrorífica pero acogedora a la vez, era el hogar de un gran ecosistema que iban desde los típicos fantasmas hasta bestias como hombres lobo gigantes, vampiros invisibles y momias que escupían acido por sus pies—y no nos olvidemos de las ratas voladoras y de los perros ciempiés—.
Quizás a simple vista les parecerá una cuidad fantasmal mas, pero Pupenputh, esconde un gran secreto que desafía a los más valientes a descubrirlo.
Se trata de su feria más importante. No es una común y corriente, sino la grandísima feria de las Mascaras, creada por el mismísimo Sir Jufletpoof justo a penas pisó tierras Pupenputhianas.
Cuenta la leyenda que allí mismo se esconden las cuatro mascaras del universo, las cuales fueron separadas para evitar que los seres malignos, que rodean la ciudad y que habitan en las zonas más recónditas del Limbo, puedan apoderarse de ellas y cumplir así sus más obscuros deseos.
Sir Jufletpoof juntó a sus cuatro mejores guerreros para proteger las mascaras del universo, asignándoles a cada uno una máscara y su poder. Al primero de ellos le otorgó la máscara azul, que posee la fuerza de la gravedad. Esta le permite a su portador manejar la atracción de los cuerpos con masa a su antojo con el suficiente poder para mover planetas enteros.
Al segundo de sus mejores guerreros se le brindó la máscara amarilla, la de la fuerza electromagnética, que le permite utilizar las partículas que se encuentran cargadas eléctricamente en los cuerpos y así usarlos para su conveniencia. Al tercer guerrero se le dio la máscara verde, la fuerza natural. Esta mascara crea vida desde las mismas cenizas del purgatorio si así fuera necesario. Por último ,al mejor de los cuatro, se le otorgo la temible máscara roja, la fuerza nuclear.
Juraron defenderlas con su vida y para ello realizaron un pacto que consistía en jamás volverse a ver , porque si esto llegara a ocurrir se desataría un desastre de inmensas dimensiones. A esto lo llamaron "el pacto de poder".
La feria no es solo una atracción turística para las almas en pena y miles de monstruos mitológicos, sino es la protectora de un gran poder, que en las manos equivocadas, podría acabar con este y todos los universos que conocemos.
Hasta el día de hoy todo sigue igual—al menos por ahora—.
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