Por tratar de cambiar, el sistema se ha visto muy comprometido. La gente camina de un lado al otro sin cesar durante largas horas durante las noches, con el miedo a flor de piel, sin poder dejar descansar a los demás.
La Torre no es resistente, no puede soportar tanta presión. No puede soportar gente ansiosa; gente con malas intenciones; gente que busca la destrucción de quien tienen al lado. La Torre no fue hecha para eso, nadie fue hecho para eso. El ser humano no peleó y murió para ver en qué se ha convertido el mundo que vino después de él. Más de uno debe de ver desde el más allá o de donde sea todo lo que es el ahora con vergüenza de que alguien pueda recordar que fue él quien causó que el ser humano después de sí siguiera viviendo.
Por eso se ha decidido, que la Torre no sea lugar residencial de nadie más que del Supremo, aquel que merece estar en ella ya que allí es donde pondrá las cosas debidas para la gente. Por eso, para evitar tantos problemas donde haya que asesinar a la gente en pequeñas salas hasta que su cerebro explote, se ha acordado en una junta hecha previamente hace cinco horas que se creen islas.
Las islas serían parte del sistema, serían "ciudades" del sistema donde la gente viva su vida normal con un líder, como un país. Será conformado por seis islas de momento, luego cuando la población incremente más islas aparecerán hasta poder formar el sistema perfecto sin fallas. El sistema es la mejor solución para todo lo que está pasando últimamente, así que esperamos todos los miembros del concejo que esto no se salga de las manos del Supremo o tomaremos medidas drásticas.
~Fragmento original extraído del archivo "Acuerdo de la Torre #246"~
Archivo escrito por: John W. Forthur.
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