Ayer, ayer me doliste de nuevo. Caminé sobre tu lecho, sobre tu tumba. Reviviéndote y trayendo de nuevo al recuerdo cada dolor impuesto. Te soñé y el sueño estalló en mí. La tempestad perpetrada en días anteriores tomó una silueta exclusiva y creó un impacto irreconocible sobre mis ojos aún cerrados. Sentí el sufrimiento, sentí la decepción otra vez. Y mi reacción no pareció cambiar. Surtió el mismo efecto que el anterior. Los ingredientes fueron alterados pero el desenlace resultó similar. Sumamente similar. Si en algún momento todo escenario se desplomó encima de mi, ahora palideció. Ya no me lastimaba más, ahora me mataba. Distintas heridas se abrieron espontáneamente, alimentándose de todo mi cuerpo hasta dejarme débil… ahogada. Te suspiré y me punzó. Y me di cuenta que la cicatriz continuaba sensible, conduciendo aquello a que vidas anteriores se manifestaran haciéndose más poderosas y ganando la batalla que habita dentro de mi estómago. La revolución nace y me encuentro con los ojos abiertos una vez más en este absurdo paraje, que me condena. Y que no daría por no estar aquí, respirándote.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.