Brighton, Inglaterra.
2008
Era un verano caluroso.
La brisa del mar era fresca.
Y el sonido de las olas era reconfortante.
En ese lugar se encontraban dos familias.
Ambas familias habían decidido viajar al Brighton Pie para celebrar.
Por un lado, se celebraba el nacimiento de un nuevo integrante a la familia, un nuevo amanecer.
Y, por otro lado, se celebraba la esperanza y el futuro éxito para unos nuevos artistas.
Dos adolescentes habían decidido caminar por la orilla del mar.
Dos adolescentes desconocidos el uno para el otro.
Y, sin embrago, cuando juntaron miradas, hubo un choque.
Hubo esa conexión en la que muchos no creían que era cierta.
Hubo amor a primera vista.
En esa tarde calurosa, esos dos adolescentes que habían chocado miradas, se dedicaron a conocerse.
Fue una tarde inolvidable para ambos.
Y, sin embargo, nunca volvió a pasar.
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