La luna estaba redonda y brillante en lo alto, las nubes se mantenían apartadas de ella a pesar del fuerte aire que había, parecía como si trataran de dejar que la luz blanca iluminara un lugar a propósito.
Más abajo, en el corazón del espeso bosque, una manada de lobos criaba a un ser inocente en un mundo salvaje. No pertenecía a su especie, nadie sabría nunca cómo es que ese pequeño y frágil ser, había llegado a formar parte de ese grupo de lobos hambrientos.
***
El tiempo había transcurrido, las hojas de los arboles habían caído y habían brotado nuevamente más de un par de veces, la nieve había secado y helado ese lugar unas tantas otras. Todo era diferente y al mismo tiempo igual.
Se había criado en la naturaleza, actuaba sobre su instinto, era tan salvaje como los feroces animales que vivían y convivían junto a ella. Había aprendido a entenderlos, a comunicarse con ellos, había aprendido a manipularlos. Sabía lo que querían: carne.
***
Dijeron que haría buen clima, que el cielo estaría despejado y el sol brillaría sobre sus cabezas. No fue así. La carretera cada vez era más empinada, la lluvia golpeaba el parabrisas y el techo del coche con un sonido estruendoso. A ambos padres les preocupaba que la lluvia y el frío les impidiera llegar a tiempo, no podían quedarse parados porque sus dos hijos los esperaban en la cabaña. Tampoco entendían como era que de pronto las nubes habían cubierto el cielo hasta volverlo oscuro por completo.
El padre pisó el acelerador hasta el fondo para que el coche no resbalara, pero algo grande y oscuro se atravesó en la carretera y al tratar de esquivarlo el coche se salió del camino estrellándose con un enorme árbol.
***
Habían caminado durante horas buscando un refugio y preocupados por sus hijos. De pronto lo escucharon, un aullido extraño y tenebroso rompió el sonido de la lluvia. Luego vinieron las pisadas, los jadeos y la sensación de ser observados, acechados. Y finalmente llegó lo peor, los ojos ámbar aparecieron de entre la espesura, las fauces abiertas y babosas hacían halos de vapor.
Y antes de que ambos perdieran la conciencia algo lindo y pequeño apareció frente a ellos y les sonrió.
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