noximoon Catalina Labra

La historia sigue a Katherine, una joven británica que trabaja en el mundo del espectáculo y se enamora apasionadamente de un ídolo de China. Ambos deciden mantener su romance en secreto para evitar la atención del público y los problemas que podrían surgir. Sin embargo, sus respectivas familias presentan problemas debido a prejuicios culturales, lo que hace que la pareja tenga que enfrentar muchos desafíos para hacer que su relación funcione. A medida que luchan por estar juntos, Katherine y su pareja experimentan un proceso de crecimiento personal, aprendiendo a confiar en el amor y en sí mismos. Su romance florece y desafía los límites culturales y las expectativas de la sociedad, pero también se enfrenta a tensiones y dramas a medida que su situación se vuelve cada vez más complicada. La pregunta persiste: ¿Podrán superar los obstáculos y encontrar la felicidad juntos? Con el trasfondo del mundo del espectáculo y la presión de las expectativas culturales, la relación de la pareja es puesta a prueba. A través de altibajos emocionales, desafíos y revelaciones, la pareja lucha por mantener viva su pasión y encontrar una manera de estar juntos, mientras luchan por superar las barreras culturales y familiares que amenazan su amor.


Erotica For over 18 only.

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Sala de espera

No sé cuántas horas habrán pasado desde que aterrizamos en esa convulsionada ciudad, pero según lo que podía ver en el reloj digital de una de las mesas de la sala de espera era pasado el mediodía. El lugar donde me habían dejado los representantes de la revista era bastante minimalista y con un marcado toque de Feng Shui, lo que relajaba un poco mi mente tras los horribles sucesos que tuve que dejar en Londres para seguir con la agenda. Mis ojos estaban pesados después del largo vuelo a Shanghái, lo que hacía mucho más complejo el mantener la tristeza a raya. Mi pecho estaba sintiendo las punzadas de la traición de mi novio que me había prometido el mundo. Una respiración tras otra iba marcando la pauta de lo que se venía, pero por más que lo intentaba las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas.

¿En qué momento todo se destruyó? Se supone que en el mundo del espectáculo todo es fácil por el solo hecho de estar en el centro de atención, todo era una maldita mentira. Este mundo es tan cruel que apenas ven que te dan una puñalada por la espalda van a hacer un circo contigo. La verdad es que no sé cuánto más puedo aguantar que me destrocen en cada red social o medio de prensa.

Una nueva oleada de opresión en el pecho estaba por hacerme flaquear, pero el sonido de alguien tocando a la puerta lleva a que me controle para que no me descubrieran. Entra un trabajador para saludarme con una reverencia y luego hacer pasar a un hombre chino guapo y alto. Sus ojos de un negro profundo se fijan en mí y puedo sentir como si me estuviera leyendo la mente, por lo que pronto comienzo a mirar hacía la ventana del alto rascacielos para no ser descubierta. Éste camina hacia el ventanal dejando al descubierto sus amplios hombros que destacaban en aquella chaqueta gris. Se extiende un silencio incómodo y que hacía más difícil el llevar mi caos interno. Nuevamente trato de hacer respiraciones conscientes mientras juego con la carcasa color crema de mi celular. De repente se gira y se va a sentar en el sillón gris que había frente a mí para mirarme. Entierro mis uñas en mi palma mientras volvía a sentir que estaba siendo leída.

— Una chica linda como tú no debería estar llorando. — Dice con una voz aterciopelada en un fluido inglés.

— ¿Qué? — Si bien estaba acostumbrada a que me elogiaran, esta vez era diferente. Era como si me estuviera intentando consolar. Los extremos de sus labios forman una agradable sonrisa.

— Tus ojos están hinchados y es obvio que estabas limpiando tus lágrimas al momento en que entré. — Sus ojos me hacen estremecer.

— Eso no es de tu incumbencia. — Necesitaba evitar cualquier cosa que pudiera llevarme a explotar.

— Claro que no es de mi incumbencia, pero me molesta que llores.

— ¿Por qué? No me conoces. — Un nuevo silencio hace su aparición. — Así que no me tengas lastima.

— ¿Por qué tendría que sentir lastima por ti?

— Por lo que pasó con ese infeliz.

— No sé de quién hablas. Lo importante es que no vuelvas a llorar para que los periodistas no jueguen contigo.

— ¿Qué?

No podía entender a ese sujeto, quien por su contextura y rostro debía ser uno de esos famosos ídolos chinos que se estaban haciendo cada vez más famosos en el mundo. Quizás él solo me estaba dando un consejo de un famoso a otro mientras yo me estaba pasando películas en mi cabeza. Ah, debía sacarme esas ideas estúpidas y procurar concentrarme.

— Hay una algo que me gustaría decir. — Estaba atónita ante su actuar. — Creo que si alguien hace sufrir a una mujer como tú debe ser un idiota. Por eso no llores por alguien así. — Su manera de consolarme era muy peculiar. ¿Por qué lo hacía?

De alguna forma sabía que era un desconocido, pero su voz y palabras lograban distraerme y me calmaban un poco. Por primera vez comienzo a sentir el dolor en mi palma, por lo que relajo la mano y al darle un vistazo veo mis uñas marcadas en la piel. Mierda, de nuevo había caído en hacerme daño sin darme cuenta. Mientras estaba relajando la mano éste se levanta para pararse frente a mí. Hace una señal con su cabeza para que lo siga, lo que me causa dudas, pero pronto me toma de la muñeca y me jala para llevarme hasta el ventanal.

Ante nosotros se extendía una panorámica alucinante, porque por primera vez estaba admirando en detalle a una de las ciudades más poblada del mundo, la cual me hace sentir pequeña. Por ello empiezo a validar la idea de que tal vez mis problemas no eran lo suficientemente grandes ante esa inmensidad. De cierta forma recuerdo lo privilegiada que soy de poder tener la oportunidad de estar ahí. La verdad es que a los quince años fui reclutada por una de las mejores agencias de modelaje del mundo, quienes me han dado la oportunidad de caminar por las mejores pasarelas del mundo y actuar con grandes artistas de Hollywood. Gracias a todo eso tenía una vida lujosa. Sin embargo, todo era banal y las consecuencias de un mal movimiento podían llevar a que te destruyeran.

— ¿No crees que todos somos pequeños ante este universo?

— ¿Eh? — Sus ojos de seguro eran una de sus armas en este mundillo. Me sonríe mostrando su perfecta dentadura. Rápidamente vuelvo a mirar la ciudad para evitar que siguiera mis pensamientos.

— Siempre que tengo problemas o me siento abrumado por este mundo miro la ciudad.

— ¿Por qué?

— Creo que ya lo sabes, ¿o no?

Siento dolor en mi pecho y vuelvo a usar mis uñas como ansiolítico. Para tratar de apaciguar ese dolor pienso preguntar su nombre, pero tocan a la puerta y entra mi representante, quien se sorprende que estuviera acompañada. Lo saluda y le entrega su tarjeta de negocios para luego pedirme que fuéramos al hotel, porque ya estaba todo listo para la sesión de fotos del día siguiente. Asiento y miró nuevamente al sujeto, quien me da una amplia sonrisa llena de energía. Me despido y de alguna manera estaba agradecida de que pudiera encontrarme con él en ese momento, ahora estaba un poco más tranquila.

Bajamos por el ascensor hasta el estacionamiento, donde nos esperaba un coche que nos llevaría al elegante hotel Ritz-Carlton en Pudong. Hacemos el registro de entrada que no habíamos hecho al llegar, porque teníamos cosas de negocios que ver con urgencia. Tomamos nuestro equipaje para subir hasta el piso de mi suite con vistas al Bund, la cual sería mía por tres días, una vez sola voy hasta las ventanas y admiro la ciudad para sentir nuevamente esa sensación de tranquilidad. Sasha entra nuevamente a la suite y comienza a hablar de lo que debíamos hacer el resto del día, pero estaba tan sumida en el paisaje que no le prestaba atención.

— Katherine, ¿me estás escuchando? — Al girarme me mareo por el cansancio.

— Lo siento, estaba observando la ciudad. ¿Qué decías?

— Que descanses hasta las cinco de la tarde, porque luego debes prepararte para una cena a la que te han invitado.

— ¿Fiesta?

— Sí, hoy es la fiesta de celebración por el lanzamiento de la línea de joyas de ese artista chino que está siendo cada vez más reconocido en Europa, Fénix.

— Estoy cansada, ¿podría ausentarme?

— No puedes. — Suspiro y muevo un poco la cabeza hacia la izquierda. — Recuerda que estas siendo considerada para la campaña en Europa. Así que no hagas berrinches y descansa, porque necesitas estar bien para la fiesta. — Vuelvo a suspirar y me voy a sentar en uno de los sillones. Sasha se sienta a mi lado y me toma las manos. — Sé que estás triste y cansada, pero no debes olvidar tu sueño.

— Lo sé, pero duele mucho. — Una lágrima sale de mi ojo derecho donde había dos lunares pequeños. Mi llanto se vuelve incontrolable, Sasha era un gran amigo y actuaba como un hermano mayor cuando algo me sucedía, así que hoy no sería la excepción. Si no hubiese sido por su personalidad mis padres jamás hubieran permitido que entrara en el mundo de la moda.

— Tranquila, ahora descansa. — Me abraza consolándome mientras sobaba mi espalda.

Cuando estaba más tranquila él va a buscar unos pañuelos, al entregarlos forma una sonrisa perfectamente alineada. Cierra las cortinas para que la luz no me importunara el descanso. Se despide y ante la soledad un suspiro doloroso sale de mis entrañas. Me saco la ropa de diseñador que me tuve que cambiar en el baño del aeropuerto y me pongo una camiseta larga sin brasier y quedando sólo con mis pantaletas blancas. Al recostarme sobre mi lado izquierdo puedo sentir como comienzan a salir los sollozos. Solo esperaba que tanto lamento me noqueara para descansar.

Mi mente se llena de aquella noche que lo encontré durmiendo con otra modelo. Realmente había cometido un error en confiar en ese fotógrafo principiante con buen respaldo familiar. La sonrisa de esa mujer mientras me dice que la culpa era mía por ser una aburrida y que él solo estaba buscando a alguien que lo entendiera como deseaba. Me estaban destruyendo nuevamente. A lo lejos aparece un sonido de alguien hablándome y que también movía mi hombro, era Sasha. Me incorporo bostezando mientras me estiro. Una vez despabilada voy a la sala y me doy cuenta de que había un grupo de estilistas, era obvio que venían a arreglarme. Solo me quedaba asumir mi rol.

Decidí darme una larga ducha, pero el grito en ruso de mi querido representante me da un ultimátum. Tras secarme y ponerme la ropa interior salgo con el albornoz abierto para encontrarme con el equipo. Algunas de las trabajadoras al verme se sonrojan un poco. Pero Sasha despeja su garganta y todos vuelven a sus labores. Uñas, maquillaje y cabello fueron preparados con mucha dedicación. Sasha saca un hermoso vestido Valentino blanco para que me lo pusiera con cuidado y no arruinar las ondas del peinado, ahora entendía su razón de hacerme empacarlo. Como ya estaba lista me pongo unos tacones Jimmy Choo y miró a mi representante para ver su aprobación, quien me da una señal con su dedo pulgar. Me siento a esperar un rato mientras se terminaba de vestir para acompañarme a la fiesta.

A las afueras del hotel nos esperaba un auto de lujo con chófer, quien abre la puerta para que entráramos. Mientras iba mirando el resto de los autos mi representante me iba recordando que era importante que convenciera al diseñador para tener el contrato. Había veces en que me sentía un mero objeto de transacción, pero siempre me recordaba que había tomado la determinación de entrar a ese mundo porque era una de las cosas que me permitirían alcanzar mis sueños. El tráfico era bastante grande, pero tuvimos suerte de llegar a tiempo. Al bajarme los fotógrafos comienzan a acosarme junto a los periodistas, pero para mi suerte la seguridad era buena. Tras caminar por la alfombra roja me ofrecen una copa de espumante, Sasha me mira con cara de que solo me permitiría beber una, después de todo aún tenía diecisiete años. Asiento para beber un poco del líquido.

Nos comenzamos a mezclar con los otros invitados según el plan de Sasha, quien procuraba que saludara a personas importantes del mundo del entretenimiento y de la moda en China. De vez en cuando podía ver como algunas chicas me observaban con envidia o hacían comentarios sobre mí, pero como había decidido hace mucho tiempo no iba a prestar atención. Estaba esperando a que Sasha hablara con un editor de una revista cuando algo capta mi atención, unos metros más allá de donde estábamos se encontraba el sujeto con el que me había topado en la revista, quien estaba rodeado de un grupo de modelos y actrices chinas. Nuestras miradas se encuentran, pero pronto decido observar la nueva colección de joyas. Mi acompañante se acerca a mí para hablarme de que estaba todo marchando de acuerdo con lo que debíamos hacer. Entonces me giro y descubro que me estaba mirando de reojo.

— Sasha, ¿quién es ese sujeto?

— ¿Quién? — Le hago un movimiento de cabeza en su dirección. — Ah, ¿te refieres a ese chico que está sitiado?

— Sí, ¿quién es?

— Es Aaron Wu, un modelo en ascenso, y que además es actor y cantante.

— ¿Aaron?

— Si, ese es su nombre en inglés. Debiste haberlo visto en un par de desfiles.

— Sabes que no tengo tan buena memoria, solo recuerdo aquellos con los que he trabajado.

— Eso es cierto. ¿Por qué preguntas por él?

— Eh, nada. Solo que es muy llamativo que esté rodeado de chicas.

— Es muy popular acá en China y Asia en general.

— Ya veo.

Era obvio que nuestras miradas se encontraban, lo que es notado por un par de chicas. Entonces Sasha me lleva a saludar al diseñador con el que debía cerrar el contrato, lo que nos deja bastante cerca de ese tal Aaron. Siendo sincera el diseñador era bastante amable y amigable, por lo que fue grato hablar con él. Pero de vez en cuando oía a las chicas que lo rodeaban. Comentaban sobre mí y si habían escuchado de lo que me había ocurrido con mi novio, era obvio que estaban envidiosas y trataban de hacerme sentir mal. En momentos como ese me arrepentía de haber aprendido chino. Me excuso para ir al baño y allí me encuentro con el dueño de una corporación, quien elogió mi belleza y trata de invitarme un trago. Sasha me había dicho que debía ser protocolar, pero realmente necesitaba ir al baño, así que me vuelvo a excusar. Ese hombre me daba mala espina, por lo que era mejor alejarse de manera diplomática. Para mi éxito me zafo y llego a mi destino.

Mi teléfono no dejaba de vibrar, así que una vez lista lo desbloqueo y me encuentro con la maldita notificación de un sitio de espectáculo, ellos habían confirmado su relación y habían dado por resuelto mi rol en el juego. Para evitar una crisis me sujeto de uno de los muros blancos mientras maldigo el día que me había enamorado de él. Era una ingenua y tonta, pero también ahora me arrepentía de haber contratado ese servicio para evadir el bloqueo de internet. El celular comienza a vibrar, era Juliette quien me estaba haciendo una videollamada.

— ¿Cómo estás? — Me pregunta con su suave voz en francés.

— Estoy bien, pero cansada de todo y el viaje. — Le respondo en el mismo idioma.

— ¿Dónde estás ahora? ¿En el hotel?

— No, en una fiesta de aquel diseñador chino de joyas que quería contratarme para la campaña en Europa.

— Ah, con que una fiesta.

— Sí, todo está muy bien decorado con cristales y en tonos blancos.

— Podrías subir alguna foto para las redes sociales. Quiero ver cómo vas vestida.

— Simplemente llevo un Valentino blanco de la última colección. Subiré fotos que me sacó Sasha cuando vuelva al hotel.

— Entonces las espero. — Un silencio se extiende. — Dime la verdad, ¿está todo bien en tu corazón? — Mi querida amiga solo estaba preocupada, quizás por la última noticia.

— Eh… — Entran un par de chicas que me miran de arriba a abajo para evaluarme. — Llore un poco en la tarde antes de caer dormida. La verdad es que siento que mi corazón pesa.

— Te envío un abrazo desde la distancia. Te quiero mucho, Kati.

Entonces entra una nueva llamada, era Sasha, quien me buscaba. Tras despedirme de mi amiga salgo en dirección del lugar de la fiesta para seguir conversando con personas importantes. Cuando estábamos en el auto me quedo dormida hasta el hotel, eran cerca de las dos de la mañana. Ya en mi habitación voy hasta las ventanas para observar mi reflejo, cierro los ojos y recuerdo la profunda mirada de aquel hombre. Me preguntaba si lo volvería a ver nuevamente en algún evento, pero eso era casi imposible, porque solo estaría por poco tiempo en la ciudad.

Eran las cinco de la mañana cuando Sasha toca a la puerta y entra junto a un trabajador del hotel que llevaba un carro con comida. Al sentarme en uno de los sillones veo lo que me habían traído, como debía estar en una sesión fotográfica tenía que comer poco. Mi desayuno como siempre se basa en una taza de café para mantenerme despierta y un poco de fruta mientras veía como Sasha revisaba sus correos electrónicos. Cuando mi estómago estaba lleno voy al baño para prepararme. Estaba vistiéndome con unos jeans negros y una blusa blanca con un moño en el cuello, los que iba a acompañar con unos botines de Steve Madden, cuando mi representante me dice que ya era hora. Tomamos el vehículo en dirección a la versión china de una de las revistas de moda más reconocidas en el mundo.

Nuevamente estaba en aquella sala de espera en la que había conocido a ese tal Aaron, pero pronto me vuelvo a concentrar en mi trabajo. Me comienzo a cuestionar el hecho de que esté pensando tanto en él. Entra el editor en jefe para saludarme para irnos al camerino para prepararme para la sesión. Maquillaje y pelo era lo primero que debía ocurrir antes de que me pudiera poner las prendas, así que me mientras la magia ocurría jugaba en mi teléfono. Entonces entran dos hombres, pero su voz me desconcentra y por consecuencia pierdo una vida, era Aaron y venía al mismo proceso de estética. Nuestras miradas se encuentran y comprende que seriamos compañeros en las fotos con la ropa de alta costura de Guo Pei. Había que evitar contacto, así que vuelvo a mis dulces, aunque voy escuchando que el equipo estaba feliz de volver a trabajar con él. Toda mi fachada de no entender nada se mantiene intacta, así que una vez llega el asistente del fotógrafo para avisar que en diez minutos debíamos estar en el set vuelvo a mirarlo y mi curiosidad aflora. Una vez listos nos vamos a vestir, pero los vistazos iban en crecimiento.

— No sabía que tú ibas a ser mi compañera para estas fotos. — Me dice en inglés nuevamente cuando ya íbamos de camino al set.

— Es cierto, me habían dicho que era un conocido modelo, pero no tenía idea de que eras tú.

— Ja, ja, ja. — Su risa era tranquila. — Espero que podamos hacer un buen trabajo, Katherine.

— ¿Sabías quién era desde el momento en que me viste en esa sala?

— Ja, ja, ja. Sí, eres bastante conocida a nivel internacional por tus películas y en el mundo de la moda. Así que siendo tan talentosa iba a reconocerte.

— No es para tanto, me esfuerzo bastante y eso tú lo sabes por tu experiencia.

— ¿Y tú sabías quién era?

— La verdad es que no, asumía que debías ser una especie de famoso chino o idol, ¿creo?

— ¿Famoso chino? — Levanta una ceja.

— Sí, pero anoche mi representante me comentó que también eres bien conocido. No había oído tu nombre y menos te había visto antes.

— Ouch, eso duele. — Me detengo por su mueca. — Tranquila, es entendible, pero yo si te había visto antes. — Frunzo el ceño. — Te he visto en un par de fiestas en el pasado, pero siempre has estado con ese grupo de modelos que son tus amigos y con alguno de tus exnovios.

— Disculpa si no te recuerdo, tengo mala memoria. Suelo recordar a la gente con la que trabajo, pero no a los que he conocido por breves minutos. Sasha siempre me tiene que recordar a los que voy a ver.

— Vaya, quizás por eso no me recuerdas.

— Es lo más probable. — Éste me saca una sonrisa con su bello rostro.

Nos llaman para ponernos en posiciones y comenzamos a trabajar luego de recibir las instrucciones de lo que buscaban. Trago saliva al verlo acercarse tanto, pero me tranquilizo porque de lo contrario mi trabajo no saldría bien. Poco a poco nuestras poses comienzan a fluir de manera natural, era como si nos conociéramos de mucho antes. Entre cambios de vestuario y retoques de maquillaje nos damos miradas de vez en cuando, su sonrisa era cautivadora, lo que de cierta forma me animaba.

Las cinco horas de trabajo pasaron rápido y con fotografías dignas de la editorial que quería la revista, por lo que nos felicitaron tras las últimas revisiones. Estábamos por marcharnos cuando se acercan a Sasha para invitarnos a comer, cosa que éste acepta por el bien de mi carrera y porque era una falta de respeto rechazarlos. Nos dirigimos a un restaurante de comida china muy lujoso, en donde nos llevan a una sala privada con una gran mesa circular y me indican que me siente al lado de Aaron y del editor de la sesión. Aunque a medida que la comida fue avanzando me voy cansando de que me traten como si no entendiera nada de lo que estaban diciendo, aspecto que aumento luego de que fuera al baño y unas trabajadoras comentaron que me veía un poco incómoda por no ser capaz de entender y se rieron. Me iba repitiendo que era mejor hacerme la tonta por los beneficios en mi carrera.

Estaba regresando a la sala privada luego de una llamada con Juliette cuando me topo con Aaron y una chica del equipo de la revista, quien lo estaba abrazando. Al notarme me mira profundamente y aleja a la mujer, es obvio que le dice que lo deje y que nunca más se acercará a él. En ese momento seguí con mi papel de ignorante, así que prefiero pasar por su lado y la mujer se avergüenza de que alguien los haya visto. Una vez adentro con el resto seguimos conversando en inglés manteniendo los protocolos establecidos. No sé cuánto tiempo pasó, pero si estaba clara en que la comida termina muy bien mientras Sasha me lleva al hotel.

A través de los ventanales del área de la piscina podía ver que en la ciudad ya había anochecido, trato de distraerme observando el lujoso espacio, pero pronto mi mente se llena de tonterías así que vuelvo a mi juego en mi teléfono cuando un mensaje de mi mejor amigo llega. Éste me pide que no prestara atención de ningún mensaje y llamada, pienso que eso iba a ser fácil siendo que no tenía una SIM que funcione por el país en el que estoy, con suerte tenía mis redes sociales activas por el VPN. No obstante, una sospecha comienza a surgir en mi interior, por lo que pronto me encuentro caminando de un lado a otro tratando de contener mi curiosidad sin prestar atención a las chicas que murmuraban sobre mí. Desbloqueo la pantalla y voy a ver mis notificaciones y me doy cuenta que tenía varios mensajes en mi Instagram, aunque el que me congela es el de esa maldita Lisa Brown. Por más que me resisto a abrir el mensaje no puedo lograrlo, lo primero con lo que me encuentro es con la imagen de ellos dos en una cita. Además, me estaba advirtiendo que nunca pensará en regresar con su prometido. Maldigo y mis lágrimas comienzan a salir mientras comenzaba a respirar agitadamente.

Para evitar una pérdida de control decido tomar todas mis cosas y salir corriendo hasta el ascensor, pero chocó con alguien que iba llegando, el cual me disculpo y trato de esquivar nuevamente. Me toma del brazo y al levantar mi mirada veo que era Aaron, quien tras verme tan mal me abraza y me pregunta el número de mi cuarto para luego subir al elevador.

Ya en mi cuarto me sienta en uno de los sillones y va corriendo a buscar una botella de agua del frigobar. Se sienta a mi lado vigilando que bebiera el frío líquido, lo que era bastante difícil con la cantidad de lágrimas que soltaba desconsoladamente. Era extraño que volviéramos a vernos en tan poco tiempo, pero en ese momento solo necesitaba que alguien estuviera a mi lado tranquilizándome.

— ¿Qué sucedió?

— ¿Alguna vez has amado a alguien y que luego te haya traicionado con alguien más? — Baja la mirada, era obvio que había tenido algún amor desdichado.

— ¿Eso es lo que te pasó?

— Sí, confiaba en él. Ahora entiendo porque mi mamá lo trataba fríamente. Es un maldito en el que confiaba y me vendió un mundo de película… y yo una tonta le creí. — Se queda en silencio mientras mis sollozos y mocos no dejaban de caer, estaba mostrándole una escena a un tipo que había visto un par de veces. — Disculpa, no deberías preocuparte por mí. — Me limpio el rostro con el pareo.

— No pidas disculpas, es normal llorar luego de que te hayan roto el corazón. Pero creo que te lo dije, una mujer tan bella como tú no debería llorar por un imbécil que no sabe apreciarte.

— Gracias…

— Deberías descansar y voy a llamar a tu representante para que venga a verte. — No podía entender su amabilidad. — ¿Me das su número? — Asentí torpemente para buscar el número y que marqué para que hablará con Sasha. — Hola, soy Aaron Wu. Me encontré con Katherine en el hotel y no está bien, ¿puedes venir a verla?... Sí, me quedaré hasta que se duerma.

Va a abrir mi cama para pronto regresar y extenderme la mano para que lo siguiera. Era extraña la seguridad que estaba sintiendo al tomar su cálida y gran mano. Me sienta en la cama y se agacha para tomarme las dos manos. Nuestras miradas se conectan, ahora estaba más tranquila. Me sonríe con un pequeño brillo en sus ojos y me pide que me recueste, me cubre con el cobertor y da pequeñas y suaves palmadas a mi hombro para que me calmará. Era un extraño para mí, pero era la primera persona que me lograba tranquilizar del todo luego de la catástrofe de esa noche. Prontamente me quedo dormida y solo sentía que estaba en paz.

Al despertar estaba Sasha hablando por teléfono, podía percibir que hablaba con alguien sobre mi situación. Me siento en la cama y busco a Aaron, pero ya no estaba. Decido levantarme para ir hasta la sala donde estaba mi representante, quien al verme corta la llamada y me mira luego de suspirar más tranquilo. Sasha pone sus manos en su cintura y vuelve a suspirar. Tomamos asiento en el sillón y luego giro la tapa de la botella de agua que había sobre la mesa.

— ¿Cómo te sientes?

— Con más claridad en mi mente… Creo que necesitaba llorar más de la cuenta.

— ¿Qué sucedió para que perdieras el temple? — Su mirada era muy seria, era obvio que estaba muy preocupado por cómo movía su pierna.

— Esa mujer me mandó un mensaje en donde me decía que ellos dos se habían comprometido.

— Maldita sea esa Lisa, me encargaré de ella de alguna manera.

— No puedes hacer mucho, ahora es la prometida del hijo del dueño de un medio de comunicación y que además es un fotógrafo en ascenso.

— Kati, no te preocupes más por ese hombre. Eres mejor y tienes un futuro brillante.

— ¿Con quién hablabas?

— Con Marion, la llamé para decirle que estabas un poco cansada y para ver cómo controlar de alguna manera a la prensa.

— ¿Y qué dijo?

— Que había trabajo que hacer cuando regresemos y que estuvieras tranquila, porque esa chica lo único que quiere es usar tu fama para conseguir más trabajos como modelo.

— ¿Cuándo regresamos?

— Adelante el vuelo. Mañana salimos temprano.

— ¿Mañana? — Asiente y suspira preocupado. — ¿Qué va a pasar con los trabajos que había?

— Hablaré con los de Fénix desde Londres y me encargue de que envíen unas cosas para una película a la oficina.

— Ya veo. Entonces empacaré.

— Si, es mejor que te mantengas ocupada.

Voy a mi habitación a ordenar mis cosas y preparar mi ropa para el vuelo. Sasha vuelve a hacer llamadas de trabajo. Entonces me doy cuenta de que había un brazalete delgado de plata en la mesa de noche. Lo examino afanadamente, pero por más que lo veía no era mío. Me pregunto de dónde habrá salido, pero las únicas personas que habían estado en la habitación eran Sasha y Aaron. Voy a la sala y mi amigo me mira levantando la ceja derecha, no era el momento de preguntarle. Decido guardarlo y ver después con él sobre su origen. Una vez listo el equipaje lo llevo hasta la entrada y al ver la hora me voy a la cama, trataría de dormir un poco más. Noté que Sasha entraba al dormitorio y para evitar cuestionamientos me hago la dormida.

Ya en la madrugada hacemos el cierre de nuestra estancia y al salir vemos un grupo de reporteros, suspiro ante lo que era obvio, estaban ahí no solo porque era famosa, sino que también por mi estado amoroso. Maldigo el momento que se enteraron de que estaba en ese lugar. Nos demoramos en llegar al aeropuerto, por lo que entramos rápidamente a policía internacional y vamos a nuestra puerta de embarque. Ya en el avión en el sector de primera clase me siento al lado de Sasha, quien estaba trabajando con su computadora mientras terminaban de abordar los pasajeros. Realmente era un adicto al trabajo. Me pongo mis audífonos para escuchar algo de Lana del Rey que me había recomendado Christian. Llegado el momento del despegue leo un libro del que tenía que hacer un reporte, cuando avisan que podíamos usar nuestros dispositivos electrónicos saco mi computadora para continuar con el trabajo.

Estábamos esperando el equipaje cuando recibo un mensaje de un número desconocido. Sasha ante mi extrañeza bloquea mi teléfono para que lo ignore. Pongo en silencio el aparato y veo mi maleta. Al salir del aeropuerto estaba lleno de cámaras y personas preguntando sobre mi opinión de lo que estaba pasando. Me sacan rápidamente y me suben al auto para llegar hasta el apartamento que tenía en el área de Vauxhall, al estar vació me imaginé que mi madre había ido a casa a ayudar con mi abuela. Me recuesto en mi cama y prontamente vuelvo a dormirme. Esperaba que todo saliera bien de ahora en adelante.

Nov. 12, 2022, 3:59 a.m. 0 Report Embed Follow story
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