Me llamo Verónica y tengo 31 años recién cumplidos. Soy una publicista de un relativo buen pasar, amante de la cultura pop y siempre me han considerado como una mujer muy atractiva y, sin afán de presumir, sé que lo soy.
Desde ya hace unos meses que ya me considero oficialmente bisexual, o pansexual, o lo que sea, quizás queer, en realidad no lo sé. En realidad ni siquiera tengo muy claro lo que es ser o no ser queer. A mí no me van mucho las etiquetas y tampoco es que me importen...creo.
Si les puedo decir que si una persona me parece atractiva no me importa mucho su sexo, edad o condición a pesar de que no pueda decir que tenga mucha experiencia con otras personas que no sean chicos, por no decir de que casi nula.
Esos besos y manoseos de ebria que alguna vez me di con una compañera de facultad, que estaba igual de borracha que yo, en un baño de un céntrico club nocturno (bastante cutre por lo demás) no sé si la pueda considerar como una experiencia lésbica real, lo único que pude sacar en limpio de esa vez es que me hubiese gustado estar más en mis cabales ya que en realidad si quería sentir y disfrutar la experiencia, además del hecho de que mi compañera me parecía muy atractiva.
Ya con mis 31 años recién cumplidos y definitivamente decidida a experimentar más y a recuperar el tiempo perdido, ya que muchas dudas nunca las tuve, me encontraba sentada en la mesa de un bar de un céntrico barrio alternativo y de moda de la ciudad esperando a Úrsula, una chica de 30 años que conocí en una aplicación de citas enfocada a la comunidad LGTBQI que descargué hace ya un par de meses.
Según lo que leí en su perfil, Úrsula es una chica sin etiquetas, y sin tapujos, en lo sexual, licenciada en arte y literatura, apasionada del yoga y con gustos musicales tan diversos como Bjork, Pj Harvey, Dua Lipa y las Spice Girls. Su foto de perfil demostraba que era una chica muy guapa y con mucho estilo. Tenía el pelo color castaño oscuro y con un corte de media melena que le llegaba hasta los hombros, pero lo que más me llamo la atención fue su sonrisa, su linda sonrisa.
Llevábamos ya un par de semanas conversando a través de la aplicación y a pesar de que nuestras conversaciones eran muy superficiales, nos caímos lo suficientemente bien como para decidirnos a conocernos en persona e ir por unas copas.
Siempre las citas que han provenido de este tipo de aplicaciones me han generado un poco de incertidumbre. Varias veces me han tocado chicos que en realidad no se parecen mucho a la foto de perfil que utilizan y mejor ni hablar de su nivel de conversación. Esta era la primera vez que tenía una cita con una chica y tenía ese temor, pero cuando Úrsula entró al bar me di cuenta de inmediato de lo bella que era, incluso más que en sus fotos. Reflejaba una belleza muy particular además de poseer un estilo muy propio. Era una chica muy linda y con mucha onda.
Tenía una linda figura sin ser despampanante, delgada, unos lindos senos, sus pantalones de polipiel negros acentuaban sus lindas nalgas. Su cara tal cual como en su foto de perfil con la única diferencia de que su lisa melena estaba un poco más largo, le llegaba por debajo de los hombros, y que llevaba unas gafas para la vista de marcos gruesos tipo "cat eye" de color marrón con dorado que le daban un aire de chica intelectual pero sexy, sus labios pintados de rojo pasión acentuaban su linda sonrisa.
Al vernos supe que nos gustamos de inmediato. Nos saludamos de besos, nos sentamos en la barra y cada una pidió una copa de vino al bartender. Nos sentamos muy juntas la una de la otra y nos pusimos a charlar y a beber de nuestras copas. Mientras lo hacíamos no parábamos de jugar con las manos de la otra.
Úrsula resultó ser una chica muy maja. Hablamos de casi de todo, resultaba muy fácil conversar con ella. Era muy culta y divertida, tenía mucho mundo y tema de conversación, además de ser muy dulce y risueña.
Ya en un plano más íntimo le fui sincera a Úrsula y le confesé que esta era la primera vez que salía con una chica y que todavía no me explicaba el hecho de no haberme animado antes. Por su parte ella me contó que vivió en Londres y en Berlín y que vivir en esos lugares fue determinante para su vida sexual.
Pese a que nunca tuvo dudas acerca de su sexualidad fue en Londres y en Berlín, y algún fin de semana en Amsterdam, en donde afloro su espíritu libre. Se atrevió, jugó y experimentó mucho. Una pizca de esas aventuras sexuales que vivió en esas ciudades incluía chicas, chicos, crossdressers, no binarios, diversos juguetes sexuales e incluso prácticas BDSM. Debo confesar que me sentí algo abrumada e intimidada pero sobre todo inexperta al comparar sus vivencias con las mías, pero la vez me despertó un sentimiento de curiosidad y avivó mis ganas de experimentar y de querer cumplir mis fantasías más ocultas.
Además, Úrsula me recalcó que no le acomoda encasillarse con ninguna etiqueta que pueda definir su orientación. No se considera ni hetero, lesbiana, bi, ni siquiera pansexual, aunque me reconoció que queer es el término con el cual más se identificaba pero se retractó de inmediato.
-No nena. Tampoco me va. No me gusta etiquetarme -me dijo con cierto aire de rebeldía frente a las etiquetas y clasificaciones, sonriendo y negando levemente con la cabeza como diciendo "Lo siento".
Las casi tres horas que estuvimos conversando en el bar se pasaron volando.
El beso que nos dimos antes de salir del bar habrá dejado boquiabierta a más de algún individuo y no por lo escandaloso del beso, fue más bien un beso suave y delicado, o porque la gente no este acostumbrada a ver dos chicas besándose, en estos tiempo y en esta ciudad ya nadie se escandalizaría por eso, sino más bien por lo atractivas que somos Úrsula y yo. El solo acto de besarnos debió haber sido material para mucho pajillero.
Salimos del bar muy risueñas y tomadas de la mano. Úrsula me invito a su piso que solo quedaba a unas cuantas cuadras del bar. Me dijo que su compañera de piso estaba de viaje por lo que nadie nos molestaría. Yo accedí encantada.
Llegamos a su piso después de caminar unos diez minutos aproximadamente. Este se ubicaba en la primera planta, era pequeño pero con el espacio suficiente para que vivan dos personas cómodamente.
En el salón habían luces de guirnalda y en la pared diversas fotos de Úrsula y su amiga además de muchas postales de cultura pop (Madonna, Bowie, Amelie, etc.) y de arte de diversos tipos, un estante con varios libros debajo de un gran poster enmarcado de la revista "Life" con Audrey Hepburn como protagonista, al frente de esto había una mesa de centro con una estatuilla de buda y un sillón de color rojo en el cual nos sentamos después de que Úrsula se sacara las gafas tipo "cat eye" y trajera de la cocina dos copas y una botella de espumante.
- Ponte cómoda, estás en tu casa.
- Gracias nena, me encanta tu piso - le respondí
Teníamos la intención de conversar y beber un poco más pero ya una vez acomodadas en el sillón ya estábamos besándonos otra vez, besos que hacían cada vez más y más intensos yque fueron acompañados de caricias y roces igual de intensos que solo hacían crecer nuestra libido.
Yo acariciaba con cada vez más intensidad su espalda y sus nalgas. El tacto de su pantalón de polipiel me daba un morbo tremendo. Creo que tengo un fetiche con este tipo de materiales, me encanta sentirlo, el tacto, usarlo, etc., pero eso ya es otra historia.
Por su parte Úrsula deslizaba, sin prisa y suavemente, su mano debajo de mi jersey acariciando uno mis senos. Su otra mano ya la tenía debajo de mi falda animal print de serpiente rozando poco a poco mis nalgas.
Yo ya estaba comenzando a sentir un hormigueo en mi cuerpo que se fue intensificando cada vez más en el momento en que la mano de Úrsula tocaba y acariciaba mi entrepierna. Ese fue el momento en que Úrsula me susurra de manera sensual en mi oído y me dice:
- Vamos a mi cuarto cariño.
Yo no le respondí, solo me levante, tomé su mano y me deje llevar por ella.
Ya en su dormitorio nuestras ropas volaron sin prisa pero con ansias, creando de esta forma una especie de preámbulo.
Yo estaba encantada de sentir la suave y delicada piel de Úrsula, su perfume, su sonrisa. Ella tenía sus manos en mi cintura y yo en la de ella. Comencé a besarla y a lamer sus senos, acariciar su cintura y a jugar con sus pezones con mi lengua, mientras Úrsula cerraba sus ojos y sonreía complacida.
Úrsula comenzó a besar mi cuello, mis hombros y de a poco a recorrer mi cuerpo con sus afrodisiacos besos y sus suaves caricias hasta que finalmente llegó a mi vientre, entonces me miró y me dijo con su sonrisa de niña caprichosa que va hacer alguna maldad pero a la vez una calidez casi maternal:
- Solo relájate y disfruta. Confía en mí, solo déjate llevar cariño.
Ahogué un gemido, respire profundo, cerré mis ojos y me deje llevar por los sensuales labios de Úrsula que besaban y quemaban mi entrepierna. Su lengua comenzaba a lamer mis comisuras y de a poco, y suavemente, a introducirse dentro de mi vagina.
No lo podía creer, estaba demasiado excitada y muy entregada a ella. Úrsula me penetraba con su lengua. No me pude aguantar, dejé escapar el primer gemido, estaba extasiada de placer. Muchas sensaciones nuevas para una chica supuestamente "recatada" como yo.
El masaje vaginal que Úrsula me hacía con su lengua se me hacía cada vez más y más placentero a medida de que los movimientos de su lengua se iban intensificando sin perder nunca su suavidad.
Ya no podía parar de gemir por el placer que estaba sintiendo, un placer extasiante que me hizo cerrar los ojos y apretar rígidamente una almohada con mi mano.
Me sentía muy rígida, los golpecitos que Úrsula le daba a mi clítoris con su lengua me hacían contorsionarme y suplicar de placer. Sentía que en cualquier momento iba a explotar pero hacía lo posible por aguantarme. Definitivamente no quería acabar, me sentía en el paraíso, pero estaba experimentando sensaciones que no había vivido antes en mi vida sexual y creo que Úrsula lo tenía bastante claro, ella tenía el control y yo estaba a su disposición.
Mi respiración se agitaba cada vez más cuando finalmente no pude seguir aguantando. Abrí los ojos abruptamente. Sentía que mi cuerpo se sacudía cuando en un momento comencé a sentir un vertiginoso subidón que comenzó en mis pies y que culminó con una especie de erupción dentro de mi vagina.
- ¡Ay! - exclamé fuertemente.
Placer, mucho placer acompañado de un agradable y relajante ardor fue lo que sentí en ese instante. Fue en ese preciso momento en que me di cuenta en que había alcanzado el climax, una clase de orgasmo que nunca había experimentado en mi vida, por lo menos no de esa forma. Posteriormente una sensación de relajo invadió todo mi cuerpo, me sentía como que me hundía en la cama.
Exhausta quede tendida en la cama mientras todavía jadeaba. Estaba empapada de sudor.
- Necesito un cigarro - exclamé.
- Tengo maría.
-Te amo.
Al cabo de unos minutos nos encontrábamos las dos tendidas en la cama charlando y compartiendo el cigarro de maría que tanto necesitaba.
- Estuviste increíble cariño - me dijo Úrsula antes de darle otra bocanada al cigarro de maría.
- ¿Sí? Pero si yo casi no hice nada. Yo solo me dediqué a disfrutar mientras tu hacías todo - le respondí algo extrañada y un poco avergonzada.
- Como me ponía ver tu cara de placer mientras te contorneabas. Sentir tu mano en mi cabeza, tus caricias mientras te lamía solo me excitaba más y más. Además me sentía como si te estuviese quitando tu virginidad - Úrsula se reía al decirme esto último.
- Ya cariño. He postergado mucho tiempo esta experiencia, pero lo importante es que finalmente me atreví. Nunca es tarde. ¿Verdad?
- Nunca guapis.
Nos besamos y nos acariciamos suavemente.
- Me imagino que esta no va a ser tu última vez.
- Claro que no. Definitivamente no va a ser mi última vez. - le respondí.
- Cuanto me alegra saber eso.
Úrsula le dio otra bocanada al cigarro mientras comenzaba a acariciarme una pierna con uno de sus pies.
- Es más tengo muchas ganas de seguir experimentando. Me estoy dando cuenta de que tengo muchas fantasías y que por ni siquiera vergüenza, sino que por poca determinación no he buscado la forma de cumplirlas.
- ¿Tienes alguna en mente? Si se puede saber.
- Obvio que sí. mmm...
Me quede pensando un momento pero decidí contarle.
- Te reconozco que contarte esto si me da un poco de vergüenza pero desde hace un tiempo que estoy viendo videos de mujeres transexuales y crossdressers, y además he estado leyendo un poco acerca del mundo BDSM.
- ¿En serio? - Al preguntarme Úrsula parecía sorprendida pero le brillaban los ojos como de emoción.
- Fantaseo mucho con la idea de estar con una mujer transexual, que me folle, que me penetre... pero también me encantaría conocer un chico y poder feminizarlo a mi gusto, vestirlo, maquillarlo, dejarla hermosa y salir así a tomar algo o ir a un club para después llevarlo de vuelta a mi casa y sacar mi lado domina y follarla utilizando un strap-on, darle azotes...
- Me encanta. Lo que me cuentas me pone mucho. Te reconozco que no me lo esperaba pero me encanta.
- ¿De verdad?
- ¡Sí! ¡De verdad! Tienes cumplir lo que me estás contando. Yo conozco muchos sitios donde realizan fiestas de chicas crossdressers, fetichistas, BDSM, mundo liberal en general. Podríamos ir algún día, te podría presentar gente y amigues interesantes. Además tengo una amiga travesti que te encantaría. Es una muy linda persona y es guapísima, también tiene mucha experiencia en el ambiente liberal y BDSM. Ella incluso te podría orientar.
- Claro que me encantaría. Es que en realidad lo que te cuento es una entre varias fantasías, ideas, fetiches y no sé como llamarlo que tengo en mente que a tal punto, no sé, me llegan a asfixiar y agobiar.
Hice una leve pausa y suspiré.
- No sé si en realidad es vergüenza o pudor lo que realmente siento, pero es que a veces pienso que soy una pervertida. Como que soy una especie de viejo verde atrapado en un cuerpo de chica. Creo que soy un poco kinky y...
De imprevisto Úrsula me interrumpió con un beso y sonriendo me dijo:
- Verónica, cariño. No me estás contando nada malo ni nada terrible. Creo que solo tienes muchas ganas de probar y experimentar, y al no hacerlo te agobias lo que es natural. Sé tu misma. Vive y disfruta tu sexualidad como se te plazca, con quién quieras y lo más importante...
Úrsula hizo una leve pausa antes de continuar.
- Sin prejuicios y sin etiquetas.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.